Entre Aldea del Cano y Casas de Don Antonio, junto al embalse de Nogales, descansan los restos, visibles desde la carretera, de una preciosa ermita que guarda más secretos de los que se pueden apreciar desde la lejanía. Para edificar la capilla, los constructores no fueron a
buscar piedra a un lugar alejado, el inmueble se asienta sobre una villa
romana, simplemente desmantelaron parcialmente algunas de sus estructuras y
cimentaron sobre ellas.Durante los años 70’ del siglo XX, el profesor Enrique
Cerrillo realizó dos campañas de excavación arqueológica en el lugar, campañas
que, desgraciadamente, no pudo continuar dada la negativa de los propietarios
de la finca a que prosiguiera la investigación. La información arqueológica
obtenida permitió apreciar dos momentos constructivos destacables: el inicial,
del siglo I, y el de tiempos bajo imperiales (siglo IV), cuando se acometieron
importantes reformas que adecuaron la villa a los gustos propios del momento.
La iglesia está erigida sobre la pars urbana de la villa romana (el espacio destinado al alojamiento de los propietarios) y sobre las termas. En el exterior, al sur de la nave, se aprecia una estancia rematada con un ábside. Hacia el norte, el muro de cierre del templo monta sobre el acceso al edificio termal, del que apenas fue excavada una estancia, interpretada como apodyterium (vestuario). En ella existen dos filas de cuatro hornacinas afrontadas en las que los usuarios de los baños depositarían sus ropas y pertenencias.
Las ruinas que en la actualidad se pueden observar, las
fechan entre los siglos XV-XVI, templo de una sola nave, dividida en dos tramos
por un muro transversal que sirve para separar la capilla mayor o ábside
semicircular, del resto de la iglesia. En su época de culto debió tener un
total de tres alteres, el mayor con un motivo de pintura al fresco en el que
curiosamente aun no hace mucho tiempo se podían observar fragmentos de lo que
debió ser un discreto crucifijo, así como otros dos pequeños altares colocados
a ambos lados del anterior y de los cuales no se ha encontrado prácticamente
nada.
En distintos zonas de este hoy montón de ruinas, quedan restos muy deteriorados de pinturas murales, que se han fechado a principios del siglo XVII. Lástima que no se aprecie lo que representaban.
En distintos zonas de este hoy montón de ruinas, quedan restos muy deteriorados de pinturas murales, que se han fechado a principios del siglo XVII. Lástima que no se aprecie lo que representaban.
Otro día os mostraré fotos del puente cercano, la casa fuerte del mismo nombre y de los miliarios que se conservan en la zona.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
http://blogs.hoy.es/paraisos-olvidados/2013/07/22/santiago-de-bencaliz-una-parada-para-la-reflexion-junto-a-la-via-de-la-plata/
Ermitas Cacerenses, Alonso Corrales Gaitán
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