Habré pasado decenas de veces y nunca me había parado a conocer la torre que da nombre a esta localidad cacereña. La verdad es que hay poco que ver, pero si pasas por allí merece la pena desviarse unos minutos. Su fecha de construcción se sitúa en la segunda mitad del siglo XV aunque en mucha de la bibliografía se data en el siglo XVIII por la fecha que aparece en su fachada, pero con un solo vistazo puede verse que es anterior, esta fecha es de una de las reconstrucciones que ha sufrido. Puede observarse un matacán, varias aspilleras y el escudo de las familias Sande y Ulloa. Por lo demás se encuentra cerrada y no puede verse mucho más, sólo se observan restos de tres muros que supongo que pertenecían a alguna ampliación de estancias que finalmente se eliminaron. Si alguien quiere más datos puede remitirse al artículo escrito por JOSÉ MALDONADO ESCRIBANO, muy interesante, cargado de datos y disponible en la red y donde se detallan las estancias interiores. Como eso no lo he podido ver os dejo fotos del exterior.
Cuando uno viaja se encuentra lugares y rincones misteriosos, con leyendas truculentas, fantasmas del pasado, apariciones nocturnas o viejos cementerios que desatan historias muy atractivas para el turismo. Pues aquí en nuestro Cáceres, aunque casi nadie lo conoce, tenemos un callejón cuyos muros están plagados de huesos posiblemente humanos y que pasan inadvertidos a los visitantes. Es cierto que existen por el mundo capillas construidas con huesos, como ocurre con la " Capela dos Ossos " de Évora, no muy lejos de aquí. Hay otras en Austria, en Italia, la República Checa, o en el mismo Cáceres, donde hay una sacristía cuyo suelo está formado por huesos de cordero que ya os enseñaré otro día. Pero en este caso no hablamos de una construcción con huesos, sino que entre los materiales usados para la construcción de un muro aparecen numerosos fragmentos de huesos. Desde la cuesta de la Compañía, que une la plaza de San Jorge con la de San Mateo, parte un pequeño calle
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