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Mostrando las entradas etiquetadas como Vía de la Plata

LAS TUMBAS DEL PANTANO. ALDEA DEL CANO

La verdad es que en casi cada pueblo se presume de lo que llaman en algunos "tumbas de moros", en otros "tumbas celtas"... Y ya casi ni sorprende verlas, pero os invito a dar un paseo por la orilla del pantano de Aldea del Cano, con un perfecto acceso desde la N-630, porque además de unos paisajes excepcionales, podrán observar aves, ver interesantes setas y contemplar tumbas, presumiblemente tardorromanas o visigodas, de gran interés.  La primera que querría destacar se encuentra muy cerca de la orilla, pasando el muro de la presa. Tiene algo excepcional en la región: aún conserva su cubierta. Había diferentes modalidades de cubrimiento de las tumbas; podía ser una cubierta simplemente de tierra, o de una o varias piezas de granito o pizarra, dependiendo de la zona. En este caso encontramos una gran pieza de granito con la característica típica de su sección en forma de D. Realmente en los alrededores de Cáceres no conozco otro tumba que conserve al lado su

MOLINO, BUJÍO Y ZAHÚRDAS EN ALDEA DEL CANO

Una vez escuché decir que un adulto es del lugar donde está su madre. Yo desde hace tiempo siento un cariño especial por la localidad de Aldea del Cano, aunque ahora más que nunca, puedo decir que es parte de mí, que lo siento como mi pueblo de adopción. Hace unos días en un paseo en bici por allí decidí desviarme de los caminos de siempre, por los que estoy acostumbrado a transitar, para dirigirme a investigar por los alrededores del río Ayuela. Aquí la naturaleza pasa del llano a la dehesa, de lo seco a la humedad, del amarillo al verde, del ruido de la A-66 al sonido del otoño entre encinas y el canto escandaloso de las grullas, de la prisa esclava del reloj, al lujo de sentarse en una cerca a contemplar el rumor del agua. En definitiva, un viaje de pocos metros que te transporta mucho más allá de lo que esperas. En el río el esqueleto de un ruinoso molino nos recuerda un pasado perdido, pero que mantiene la intención de recordarnos en cada una de sus piedras

EL BUJÍO ADOSADO

En la cañada del Puerto del Pico y Mirabel, a unos dos kilómetros de la localidad de Valdesalor, podemos ver cómo se ha reutilizado un viejo bujío y se ha adosado a  una casa de labor. En una explotación ganadera puse observar en un paseo en bici que la esquina de la casita parecía ser redondeada, al acercarme las dudas se disiparon, a partir de un bohío habían levantado la vivienda. Una forma de conservar la arquitectura vernácula aunque ha perdido su esencia, y la mayor parte del encanto. Sólo quería dejar constancia de su existencia en este idea mía de "catalogar" todos los chozos de los alrededores de la ciudad. Seguiré buscando más, aunque estén adosados como este. 
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