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Mostrando las entradas etiquetadas como Bujío

UN BUJÍO A KILÓMETRO Y MEDIO DE LA PLAZA MAYOR

Cáceres nunca deja de sorprender. Hace unos días el gran artista Patxidifuso me preguntaba si conocía el bujío que se encuentra en la Sierrilla, muy cerca del depósito y del que nunca había tenido noticia. Cuando me puse a buscar por las imágenes de satélite comprobé que en línea recta está a poco más de 1,5 Km de la Plaza Mayor y, evidentemente mucho más cerca de barrios poblados de la ciudad. Cáceres es esa ciudad que, con el complejo de capital de provincia, ha querido dar la espalda a su pasado más vinculado al mundo rural e ignora elementos que le recuerda de dónde viene de verdad. Así fuentes tradicionales, bujíos, zahúrdas… sufren no solo el abandono , sino el olvido de una población que quiere mirar al futuro ignorando su pasado. Me sigue sorprendiendo que los elementos de la arquitectura vernácula de la ciudad, como los bujíos , no estén catalogados e inventariados, aunque estén, como ocurre en este caso, en fincas privadas. Ya he tratado en otras muchas entra

EL BUJÍO DEL GUADILOBA

La arquitectura vernácula es uno de esos elementos que están a punto de desaparecer en nuestros campos, mientras, irónicamente, existe una unanimidad en su importancia y la necesidad de su conservación. A muy pocos kilómetros del centro de la ciudad, y en el corazón mismo del embalse del Guadiloba, conservamos un viejo bujío que ha quedado inmerso en una alargada península, convirtiendo a esta pequeña edificación en una privilegiada, con unas fantásticas vistas del llano cacereño y el propio embalse. Hace tiempo que no iba por allí y la última vez que lo hice unos perros de la casa que hay unos metros antes, se encargaron de recordarme que no debía desviarme del camino principal, pero hoy por fin pude llegar y hacer las fotos que acompañan a esta entrada. Siempre me gusta entrar en el registro catastral para saber el nombre de la finca en la que se encuentran estas cosas y el nombre de ésta es de los más curiosos de con los que me he topado nunca. La finca se llama “La Orofr

ARQUITECTURA VERNÁCULA EN “EL MILLAR DE LOS LICENCIADOS”, CÁCERES.

¡Sal de este camino! ¿Y si te diriges por esa vereda por la que nunca fuiste? Eso es lo que parece escuchar uno algunos días cuando sale de ruta. Yo que me jacto de conocer los caminos y la mayoría de los rincones de los alrededores de Cáceres, a veces recibo un baño de humildad y el propio terreno me sorprende y me regala estampas que querría haber encontrado hace años. Hace unos días, ya regresando a casa, muy cerca de la Quinta de la Enjarada, decidí cambiar la ruta habitual y tomar un camino por el que ya había transitado alguna vez pero en sentido contrario. Y ahí, delante de mí, tenía un catálogo completo de arquitectura vernácula en unos pocos metros: un gigantesco pozo de brocal con sus pilas, dos zahúrdas espléndidas y los restos de un bujío. De una tacada una representación excepcional de los tipos constructivos populares más frecuentes de nuestros campos. Todo este despliegue de riqueza popular se encuentra junto al ya abandonado vertedero de basuras a unos cien

LA CASA DEL AIRE, AL DETALLE

La “frontera” sur de Cáceres es muy rica en casas-fuerte que se han conservado, con mayor o menor fortuna, hasta nuestros días. Ya os mostré la casa de Mayoralguillo de Vargas y su piedra “del sacrificio”, así como la casa de la Carretona de Abajo (o del Salor). Hoy nos acercaremos a visitar LA CASA DEL AIRE, cuyo nombre original era Mayoralguillo de Carvajal. Posteriormente cambió de manos y pasó de los Carvajales a los Duques de Valencia, hasta que ya en el siglo XX fue adquirida por la familia Blanco. En torno a los siglos XIV y XV, en los que la mayoría de estas fortalezas se levantaron, se concibieron las construcciones como centros de explotación agroganadera, donde los señores pasaban algunas temporadas y que, además, reflejaban la patente inestabilidad vecinal y la rivalidad entre las familias, con la presencia de elementos defensivos y/o disuasorios. Años después, en época renacentista, las casas adquieren un verdadero carácter residencial, donde se mejoraban las co
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