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Mostrando las entradas etiquetadas como Chozo

TRIGONOMETRÍA EN LA ARQUITECTURA VERNÁCULA. BUJÍO “LA RESBALAERA” DE TORREMOCHA

La arquitectura vernácula es el tipo de arquitectura llevada a cabo por personas no expertas a partir de conocimientos heredados y sus propias habilidades. En la mayoría de los chozos o bujíos de Extremadura se ha usado la técnica de la piedra seca, en la que no se empleaba cemento o mortero; un sistema que requería mucho orden, habilidad y disciplina. La estructura más común se basa en unos muros verticales sobre los que se levanta una falsa cúpula que daba un aspecto cónico a la techumbre. La falsa cúpula se construye situando las piedras de forma escalonada, donde la piedra colocada sobresale ligeramente sobre la anterior. Esta estratificación se hacía siguiendo un ángulo de 60 grados, sobre un imaginario triángulo equilátero. Los muros verticales se solían hacer hasta la altura de los hombros de quien lo levantaba, aproximadamente, y con esa medida y el uso del hipotético triángulo se decidía la anchura del chozo y se levantaba la falsa cúpula, usand

EL BUJÍO ADOSADO

En la cañada del Puerto del Pico y Mirabel, a unos dos kilómetros de la localidad de Valdesalor, podemos ver cómo se ha reutilizado un viejo bujío y se ha adosado a  una casa de labor. En una explotación ganadera puse observar en un paseo en bici que la esquina de la casita parecía ser redondeada, al acercarme las dudas se disiparon, a partir de un bohío habían levantado la vivienda. Una forma de conservar la arquitectura vernácula aunque ha perdido su esencia, y la mayor parte del encanto. Sólo quería dejar constancia de su existencia en este idea mía de "catalogar" todos los chozos de los alrededores de la ciudad. Seguiré buscando más, aunque estén adosados como este. 

ENTRE BUJÍOS Y TURQUESAS

Una de las zonas que más me gustan de los alrededores de Cáceres es la umbría de la Montaña, el valle formado por al arroyo Valhondo. La vegetación es exuberante, el bosque mediterráneo se yergue con majestuosidad y nos regala los colores verdes apagados de encinas y alcornoques, los olores de la jara y los sonidos de las aves que lo habitan. Un verdadero espectáculo a sólo unos minutos del centro de la ciudad. Además el interés de la zona no queda ahí, restos de las actividades humanas como el cortino colmenero (que ya os enseñé), bujíos o las minas de Valdeflores, hacen de esta zona un lugar aún más atractivo. Hoy os voy a hablar de dos bohíos que podemos disfrutar en este valle y de un mineral abundante en la zona y del que muchos cacereños desconocen su existencia en la ciudad: lo que parece ser turquesa, pero que realmente no lo es, en verdad se tra ta de Montebrasita. En la zona alta de las minas abandonadas de esta zona, podemos encontrar un pequeño

LOS BUJÍOS SIAMESES

En mi intención de buscar y fotografiar los bujíos y zahúrdas de los alrededores de la ciudad, me calcé hace unos días las zapatillas, y salí a correr para buscar este curioso caso de la arquitectura vernácula de nuestra tierra. Esta vez no es un bujío solitario, sino dos unidos. Se ve claramente que uno es más antiguo y que se ha construido otro a su lado. Me costó encontrarlo (aunque una de mis rutas habituales en bici pasa muy cerca de ahí) por la distancia y fundamentalmente por el calor. aunque finalmente mereció la pena. Sorprende por su originalidad (aunque no sea un caso único) y por su compleja sencillez en las formas, en su presencia y su funcionalidad. No lo sabía, pero cerca me pareció ver otras edificaciones, así es que me acerqué. Al menos hay tres zahúrdas y una casa en lo que debió de ser un complejo de cierta importancia. Esta finca está muy cerca de la autovía, pero pasa a varios metros por debajo, por eso esos bohíos no son visibles desde la misma.
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