No hace demasiado os conté las leyendas de la Casa del Mono, o de Cáceres de los Nidos y os decía que el verdadero mono que daba nombre al palacio se encontraba esculpido en la escalera interior. Aunque no soy amigo de enseñaros interiores, en esta ocasión voy a hacer una excepción porque, afortunadamente, en los últimos tiempos la dirección de la Biblioteca Zamora Vicente que se ubica en dicho inmueble, ha optado por dejar abiertas las puertas de acceso al zaguán y al patio para que los turistas, o los cacereños curiosos, podamos asomarnos a ver este curioso patio y su pétreo mono.
Antes de enseñaros el interior de la casa, y por si alguien no la conoce aún, os contaré brevemente la leyenda sobre el origen de este misterioso mono. La tradición dice que el dueño de la casa, un veterano capitán de grandes ejércitos, se casó con una bella y joven noble de la ciudad. En uno de los viajes que realizaba le trajo a su esposa un curioso modo de entretenimiento; UN MONO. A la vuelta de un larguísimo viaje en alguna batalla alrededor del mundo, encontró que su joven amada estaba a punto de dar a luz. Él no dijo nada en el momento, pero una mañana el bebé con pocos días de edad, apareció muerto frente a la puerta de la casa; había sido arrojado por la ventana que ahora podemos ver. Nadie se atrevió a culpar al viejo capitán de esta muerte, y fue el mono el que cargó con las culpas, achacando esta acción a los celos que la mascota sufría por la llegada del niño. Inmediatamente mandaron ejecutar al monito, y la mujer, sabedora de su inocencia, logró que la condena se quedara sólo en que permaneciera encadenado durante toda su vida, como puede verse esculpido en piedra, en la escalera interior de la casa. El marido, como escarnio público, y de forma exculpatoria, mandó colocar las gárgolas que aún hoy nos miran desde los alto: UNA MUJER LLORANDO, UN MONO AGARRANDO UN BEBÉ Y UN ANCIANO QUE MIRA HACIA OTRO LADO.
Pasemos ya al amplio zaguán de suelo de granito y con
bóvedas de ladrillo de arista dejadas sin enlucir en la última restauración; a
través de él se pasa a un patio atractivo y original respecto a los demás de
las casas-palacio cacereñas, también con suelo de granito. Está formado por
arcos escarzanos en dos de sus muros sobre columnas de capiteles y bases
facetadas. A la derecha arranca una escalera de cantería de dos tramos de ida y
vuelta, con baranda de granito.
En el arranque hay
una columna, con el fuste doblado sujetando el vuelo de la galería superior y
sobre aquél aparece adosado un escudo partido de dos espadas y tres fajas
horizontales.
Al final del
primer tramo, en el muro de la escalera y arranque del barandal superior, la escultura en piedra que representa al mono atado con una cadena que veníamos buscando, y debajo nos sorprende una pequeña ventana cuadrada por la que se asoma un rostro humano con rasgos
negroides para unos o el rostro del difunto bebé para otros para recordar para la eternidad que ese mono acabó con la vida de un pequeño niño. Seguramente este no sea el verdadero origen de la figura, pero quiero creer en las viejas historias y leyendas de esta preciosa ciudad.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
http://www.biblio-zamoravicente.es/ppal.htm
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