Hace ya
meses que os mostré la ermita de la Virgen del Salor de Torrequemada, pero obvié
mostraros el puente que hay que cruzar sobre el Salor para llegar a ella. Ahora
os invito a asomaros a él y disfrutar de su buen estado de conservación. Se
trata de un puente de planta recta con tres bóvedas y perfil alomando, con tres
desagües en la margen derecha y dos en la izquierda. Se encuentra en una zona
rica en restos romanos y muy cerca de asentamientos de época imperial, y
además, muy cercano a la vía 24 del Itinerario de Antonino. Se sitúa en una vía
romana que conducía a las colonias militares de Norba Caeserina y Castra
Caecilis. Por todo ello los expertos consideran que en este lugar debió de
existir otro puente en época romana, aunque el que vemos actualmente es de
factura medieval, concretamente bajo medieval por su bóveda segmental, es
decir, una bóveda circular con menor abertura angular que el arco de medio
punto, típica de este periodo histórico.
A partir del último siglo de la Edad Media se extendió el reaprovechamiento de este tipo de arco (como ocurre en este caso) en contraposición al uso de arco de medio punto típico de época romana y alto medieval. Por todo ello se concluye que el puente fue construido en época bajo medieval y reconstruido a finales de esta época, pudiéndonos aventurar a que sea contemporáneo a la ermita a la que da acceso, de cuya presencia ya existe documentación en 1230 como templo original de pequeñas dimensiones o del tiempo de su ampliación y consolidación alrededor del año 1345.
A partir del último siglo de la Edad Media se extendió el reaprovechamiento de este tipo de arco (como ocurre en este caso) en contraposición al uso de arco de medio punto típico de época romana y alto medieval. Por todo ello se concluye que el puente fue construido en época bajo medieval y reconstruido a finales de esta época, pudiéndonos aventurar a que sea contemporáneo a la ermita a la que da acceso, de cuya presencia ya existe documentación en 1230 como templo original de pequeñas dimensiones o del tiempo de su ampliación y consolidación alrededor del año 1345.
La
plataforma es de unos 3m de anchura, con pavimento de mortero y hormigón
modernos, al igual que los ortostatos de granito que forman el petril. Posee
tres bóvedas, la central con una luz de más de 7m y otras dos mucho más
modestas, que no alcanzan ni al metro. Las juntas de los sillares están
revocadas con mortero y en algunas ocasiones aparecen lascas de pizarra. Estos
sillares son de una factura mucho más cuidada que la de puentes vecinos, pero
entre otras muchas razones, se descarta el origen romano por la ausencia del
almohadillamiento típico de la época.
En los
laterales encontramos tajeas, que no son otra cosa que desagües de pequeño
tamaño que no se resuelven con bóvedas, sino con dinteles de granito,
disminuyendo así su área. El puente está asentado directamente sobre un
afloramiento rocoso del río. Podemos decir que el puente, que está en actual
uso para el paso de caminantes y vehículos, se encuentra en un gran estado de
conservación. Ahora sólo nos queda cruzarlo, disfrutar de él e ir a visitar la
ermita, que merece muchísimo la pena.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Puentes históricos romanos y medievales cacereños. José Manuel González Parejo
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