En estos días de Semana Santa quería mostraros, Al Detalle,
un estudio anatómico forense realizado entre los años 2004 y 2005 por el médico
traumatólogo Antonio David Sánchez, a la figura del Cristo Negro de Cáceres. En
él se reflejan con asombrosa minuciosidad Detalles que demuestran un
conocimiento profundo de anatomía y fisiología del maestro que lo talló en el
siglo XIV. Además, aprovecharemos para acercarnos, desde un punto de vista
científico,a la crucifixión y algunos pasajes que nos cuentan los evangelios y
que se han recreado erróneamente en la literatura y en la tradición durante
siglos. Pero primero haremos una descripción detallada de la imagen antes de
comenzar con el análisis forense.
EL CRISTO NEGRO DE CÁCERES
Es un Cristo crucificado con tres clavos, apoyado sobre una
cruz de nudos y realizado en madera policromada en contra de lo que se ha
venido afirmando durante años. Destaca la posición de la cabeza totalmente
inclinada sobre el hombre derecho, casi paralela a éste. El rostro
es alargado, muy expresivo, aunque fuera realizado por el artista con rasgos
geometrizantes. Presenta el ceño fruncido, la boca entreabierta y los párpados
caídos, con cierta hinchazón de estos. Los pómulos muy marcados y la nariz
larga y estrecha ayudan a estilizar el rostro, al igual que la barba acabada en
pico. Aparece con el cabello corto, y no con la melena con la que
posteriormente se representó a Jesús.
El cuerpo está muy bien realizado y proporcionado, excepto
los pies que son anormalmente grandes. Anatómicamente presenta grandes
detalles, como las venas, las costillas… realizadas con gran precisión y
realismo. Presenta la llaga en el costado derecho producida al ser lanceolado
tras la muerte. Las piernas aparecen ligeramente flexionadas, la derecha sobre
la izquierda y ambas quedan unidas a la cruz por un clavo. Presenta paño de
pureza muy corto y ceñido con pliegues muy finos y el borde replegado sobre la
cadera izquierda. La figura completa está ligeramente inclinada a la izquierda
y el cuerpo muy arqueado.
El Cristo Negro se podría enmarcar en los Cristos Dolorosos
góticos que tan comunes fueron en Centroeuropa en el siglo XIV, como nos
indican el quiebro del cuerpo, la disposición de los pies, la rotación de las
manos… Por el contrario, el Perizoma (paño de pureza) es posterior, seguramente
del siglo XV. Los brazos se tallaron de manera independiente y fueron
posteriormente ensambladas. La cruz es ligeramente más pequeña de lo que
debería para el tamaño del cuerpo, y posee un añadido inferior de unos 47 cm.
Por los estudios realizados se sabe que es muchísimo más moderna, posiblemente
del siglo XIX y se reutilizaría de otra imagen, por eso el tamaño no adecuado a
la figura del crucificado. En la parte superior hay una tablilla donde podemos
leer INRI en negro sobre fondo blanco, con una pequeña moldura con volutas en
los extremos. Recordemos el evangelio de Juan en la que nos cuenta por qué y
quién mandó poner este letrero en la muerte de Jesús.
Tomaron, pues, a Jesús, que, cargando con su cruz, salió
hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota. Allí
crucificaron a Jesús, junto con otros dos, uno a cada lado de él. Pilato
redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito decía así:
«Jesús el Nazareno, el rey de los judíos.» Esta inscripción, que estaba escrita
en hebreo, latín y griego, la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde
había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad. Los sumos sacerdotes de
los judíos dijeron a Pilato: «No escribas ‘El rey de los judíos’, sino ‘Éste ha
dicho: Yo soy rey de los judíos’.» Pilato respondió: «Lo que he escrito,
escrito está.»
Juan 19 (17-22)
La talla fue encargada a un artista extranjero, del que
desconocemos el nombre, en el siglo XIV por la familia Ovando.
ESTUDIO ANATÓMICO FORENSE
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados
trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un
manto de púrpura; después se acercaron a él y le decían: «Salve, rey de los
judíos», al tiempo que le daban bofetadas.
Juan 19 (1-3)
CORONA DE ESPINAS: Aparecen minuciosamente detallados
regueros de sangre y heridas punzantes sobre el ceño fruncido. Para la corona debió de utilizarse el
Ziziphus spina-christi que se la denomina como “corona de espinas de Cristo”. Es
una planta oriunda de Madagascar y se conocía en tiempos de Jesús. Es un
arbusto pequeño de ramas flexibles cubiertas con espinas largas (normalmente
usadas como leña). La corona, al parecer, no tenía la forma clásica que estamos
acostumbrados a ver representada. Tenía forma de guirnalda o capacete. Un
fresco existente en las catacumbas de Prextato, de la mitad del siglo II,
representa la corona en forma de capacete. Aunque nuestro Cristo Negro aparece
sin elemento alguno sobre la cabeza, se tiene constancia de una fotografía en
blanco y negro realizada por Eulogio Blasco en los años 30 del pasado siglo,
donde sí presenta un capacete al que se le perdió la pista inexplicablemente.
Además de la sangre que corre por su frente, podemos ver dos
regueros en los párpados inferiores. Por el lugar en el que manan debemos
descartar que se quisiera representar una hematidrosis, es decir, lágrimas de
sangre, que se puede dar en situaciones de mucho estrés, pero ésta debería
brotar del lagrimal y no del centro del párpado. Por lo tanto, se supone que es
una consecuencia del Edema Palpebral que representa la imagen del Cristo Negro,
es decir, un edema en la zona de los párpados, algo muy representado en muchas
tallas de Jesús Crucificado, pero el extremo de llegar a producir esos
regueros, que en este caso no serían de sangre, sería algo prácticamente único
en la talla cacereña.
HOMBRO DISLOCADO: El hombro izquierdo aparece muy
anatomizado, detallándose el pliegue axilar anterior y posterior, los músculos
pectorales en el pliegue anterior y el músculo dorsal ancho en el pliegue
posterior. El deltoides en una actitud del hombro con la cabeza humeral
claramente hacia el plano anterior, mostrando por lo tanto una luxación
anterior de este hombro. Esto es algo común en muchos crucificados, porque era
muy probable que se les dislocara el hombro para acertar con más facilidad en
el agujero del patibulum (madero horizontal) que tenían previamente preparados
para introducir los clavos.
CLAVADO POR LAS MANOS: El Cristo Negro aparece clavado por
las palmas de las manos, en el espacio entre el tercer y cuarto metacarpiano.
Desde hace tiempo se tiene bastante claro que esta no podría ser la forma de
clavar al reo en la cruz, porque al tener que soportar el peso del cuerpo se
rajarían, a no ser que fueran atados los brazos con cuerdas para ayudar a
soportar el peso. Se cree que los clavos se situarían en el espacio
radio-cubital distal en la muñeca, que sí permitiría aguantar el peso. Esto dañaría nervios y tendones, y además de producir un gran dolor, produciría la
contracción de las manos.
LA CRUCIFIXIÓN: El efecto principal de la crucifixión,
aparte del tremendo dolor que significaba para brazos y piernas, era la
marcada interferencia con la respiración normal, particularmente en la
espiración. El peso del cuerpo tendía a fijar los músculos intercostales a un
estado de inspiración y por consiguiente afectando la expulsión del aire. De
esta manera la exhalación era primeramente diafragmática y la respiración muy
leve. Esta forma de respiración no era suficiente y pronto produciría retención
de CO2 (hipercapnia). Para poder respirar y ganar aire, el reo tenía que
apoyarse en sus pies, tratar de flexionar sus brazos y después dejarse
desplomar para que la exhalación se produjera. Pero al dejarse desplomar le
producía igualmente una serie de dolores en todo su cuerpo. Como resultado del
cansancio, el dolor y el esfuerzo, cada respiración se volvería agonizante y
fatigosa, lo que llevaría al condenado a la asfixia y finalmente a su
fallecimiento.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido,
para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed.» Había allí una vasija
llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en
vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo
está cumplido.» E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Juan 19 (28-30)
REQUIEBRO DE LA IMAGEN E INCLINACIÓN DE LA CABEZA. El giro
que presenta el cuerpo es resultado de la anoxia cerebral, hipoventilación e
hipocalcemia, es decir, representa la posición que tendría el crucificado justo
en el momento de la muerte. Por otro lado, la cabeza aparece totalmente
inclinada sobre el brazo derecho, quedando el esternocleidomastoideo izquierdo
contracturado. Tras la muerte se produce una fase de relajación muscular, por
lo que la caída de esta manera de la cabeza es totalmente factible. Por lo
tanto, podemos afirmar que el artista reflejó en la talla del Cristo Negro de
Cáceres el momento inmediatamente posterior a la muerte de Jesús. Además, este
momento queda reflejado también en la “FACIES HIPOCRÁTICA”, que no es otra cosa
que los rasgos de la cara característicos de este instante. En el caso del
Cristo consistiría en una profunda deshidratación, ojos hundidos, los pómulos
salientes, nariz afilada…
Los judíos, como era el día de la Preparación, no querían
que quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy
solemne—. Así que rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los
retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del
otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no
le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado
con una lanza, y al instante salió sangre y agua.
JUAN 19 (31-34)
LANZADA EN EL COSTADO: Aparece la herida en el costado
derecho con mucho detalle, mucho más de lo habitual en la época en la que fue
realizada la talla. En nuestro Cristo Negro la llaga se sitúa entre las costillas 7 y 8, y en ella podemos ver los tres planos a los que afectaría: el cutáneo, el
subcutáneo y el muscular. Normalmente esta herida se representa más arriba, en
el 5º espacio intercostal porque se cree que la lanzada alcanzaría el
ventrículo derecho del corazón. En esta sangre y en esa agua que salieron del
costado, los médicos han concluido que el pericardio, (saco membranoso que
envuelve el corazón), debió ser alcanzado por la lanza, o que se pudo ocasionar
perforación del ventrículo derecho o tal vez había un hemopericardio
postraumático, y representaba fluido del pericardio, de donde habría procedido
la efusión de sangre y agua. Por la posición de la lanzada de nuestra talla,
sería más probable que el “agua” que brotó procediera del líquido pleural que
sería rápidamente alcanzado.
No sabemos quién fue el autor de esta talla, pero lo que sí
podemos saber es que tenía profundos conocimientos de anatomía y fisiología,
reflejando las consecuencias de la pasión y el momento de la muerte de Jesús
con una destreza que sorprende y destaca en la imaginería del siglo XIV. Hoy
solo quería enseñaros Detalles de este Cristo Negro, para así acercarnos de una
manera distinta a su grandeza y belleza.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Historia de la Hermandad del Cristo Negro de Cáceres. Alonso J.R. Corrales Gaitán.
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