Hoy me vais a permitir que me aleje un poco de Cáceres y sus
localidades más cercanas para asomarnos al precioso pueblo de Brozas. Por
motivos profesionales este año lo he frecuentado y he podido descubrir algunos
Detalles interesantes entre sus iglesias y palacios, y vivir el resurgimiento
de una fiesta que llevaba más de 250 años desaparecida: El Toro de San Marcos.
Para entender la relación entre todos estos elementos nos
vamos a asomar a los muros traseros de su castillo, en ellos, y junto a una
señal de Stop, descansa una inscripción votiva de granito, escrita con letras
capitulares cuadradas con rasgos rústicos y los signos de separación redondos.
En ella podemos leer:
Cilius
Caenonis
f(ilius) Apulus
eaeco
v(otum) s(olvit) l(ibens) m(erito)
La piedra posee unas dimensiones de 50x38x35cm y las letras
una altura de 5cm.
Lo que se consideraba el cognomen del dedicante, Apulus, es
la primera parte del epíteto de Bandia, Apuluseaeco, y la supuesta divinidad
Eaecus, la segunda parte del epíteto. Así, de esta manera, la divinidad Bandua
(o Bandia) aparece oculta tras su epíteto.
En Brozas han aparecido hasta cuatro inscripciones relativas
a Bandua, siendo ésta la localidad de toda la Península Ibérica que
concentra un mayor número de altares en dedicación a este dios. Sólo en uno de
ellos aparecen juntos Bandua con su epíteto Apuluseaeco, pudiendo así reconocer
que se referían a esta divinidad prerromana cuando aparecía el epíteto
exclusivamente.
En el interesantísimo trabajo EL DIOS INDÍGENA BANDUA Y EL
RITO DEL TORO DE SAN MARCOS, de Juan Carlos Olivares Pedreño, se establece un
estudio detallado relacionando con toda exactitud la aparición de inscripciones
dedicadas a Bandua con la celebración del Toro de San Marcos, exceptuando un
par de localidades. La celebración del Evangelista San Marcos tiene lugar el
día 25 de abril y los ritos asociados a ella variaban según la región, tomando
un carácter eminentemente agrícola o introduciendo en su ritual aspectos que
tenían que ver con la ganadería. No obstante, el rito al que nos referimos tuvo
unas características propias que lo diferenciaban del resto de liturgias celebradas
en esa misma fecha en otros lugares.
La naturaleza de esta festividad fue analizada ya por el
Padre Feijoo:
“Notorio es á toda España el culto (si se puede llamar
culto), que al glorioso Evangelista Marcos se dá en su dia en algunos lugares
de Estremadura; aunque el modo con que se refiere es algo vario. Puede ser que
la variedad no esté precisamente en la relacion, sino en el hecho; esto es, que
en diferentes Lugares de aquella Provincia, en orden á una, ú otra
circunstancia, sea la práctica diferente. Lo que commúnmente se dice es, que la
Vispera de S. Marcos, los Mayordomos de una Cofradia instituida en obsequio del
Santo, ván al monte, donde está la bacada, y escogiendo con los ojos el Toro
que les parece, le ponen el nombre de Marcos: y llamandole luego en nombre del
Santo Evangelista, el Toro sale de la bacada, y olvidado, no sólo de su nativa
ferocidad, mas aun al parecer de su esencial irracionalidad, los vá siguiendo
pacífico á la Iglesia, donde con la misma mansedumbre asiste á las Visperas
solemnes, y el día siguiente á la Misa, y Procesión, hasta que se acaban los
Divinos Oficios, los quales fenecidos, recobrando la fiereza, parte disparado
al monte, sin que nadie ose ponérsele delante. Entretanto que está en la
Iglesia, se dexa manejar, y hacer alhagos de todo el mundo, y las mugeres
suelen ponerle guirnaldas de flores, y roscas de pan en cabeza, y hastas. Hay
quienes dicen, que acabadas las Vísperas, se vuelve al monte, y el día
siguiente vuelven por él para la Misa; pero la voz mas comun es, que no hace
mas que dos viages, uno de ida, y otro de vuelta. A alguno, ó a algunos oí
decir, que no el Mayordomo de la Cofradía, sino el Cura de la Parroquia,
vestido, y acompañado en la forma misma, que quando celebra los Oficios
Divinos, vá á buscar, y conjurar el Toro. También un testigo ocular me dixo,
que en un caso, en que él se halló presente, el Toro estaba recogido en un
corral, y de allí fue á sacarle el Cura, vestido, y acompañado, como hemos
dicho; aunque por más conjuros que hizo, el Toro no quiso obedecerle”.
La relación que se establece entre el rito del Toro de San
Marcos y las inscripciones dedicadas a Bandua se puede resumir mediante dos
evidencias:
- Dentro del ámbito territorial en el que se llevaba a cabo el rito que estudiamos, únicamente existen inscripciones a la divinidad indígena Bandua en aquellos lugares concretos donde, según las fuentes, era tradicional la fiesta del toro.
- En el mismo espacio, si exceptuamos dos municipios onubenses, existen inscripciones de Bandua en todos los lugares donde existía dicho rito.
Estos hechos llevan a la creencia de que la ceremonia del
Toro de San Marcos era, hasta el siglo XVIII, una pervivencia de rituales
antiguos realizados en honor de dicho dios prerromano, y que al instalarse en
cristianismo en nuestras tierras se asimila y lo transforma en una fiesta
dedicada a San Marcos, que se representa en numerosas ocasiones como un toro o
junto a un toro. Y aunque cambia la figura y/o el nombre, los ritos y la fecha
de celebración no: el 25 de abril.
El Toro de San Marcos se convirtió en Brozas, al igual que
en otras localidades de la región, en la principal fiesta del año con un éxito
tal que se hizo coincidir con la Feria de Ganado por la cantidad de personas
que acudían a estas celebraciones. El ritual consistía en que en la Víspera de
la Fiesta (24 de abril) ocho miembros de la Cofradía de San Marcos iban a la
dehesa “El Vaqueril” y llevaban hasta Brozas un toro bravo que al llegar a la
mismísima entrada del pueblo se convertía en manso. Éste era recibido por miles
de personas que le acompañaban por las plazas y calles de la Villa, mientras le
colgaban de los cuernos hogazas de pan y flores. Ya el día 25 el toro salía en
procesión desde la Iglesia de Santa María hasta el Convento de la Luz y
regresaba a la ermita del Santo donde “escuchaba” misa. Una vez que esta
acababa, el Mayordomo le decía: “Vete, hijo Marcos”, momento en el que el toro
se volvía bravo otra vez y corría él solo de vuelta a la dehesa.
Todos estos detalles se encuentran recogidos en documentos
del siglo XVI que detallan todos estos aspectos de la fiesta. Se sabe que este
ritual se realizó hasta el año 1753, en el que una orden de Fernando VI prohíbe
la celebración ya que:
“…conviniendo remediar semaxante abuso tan perjudicial a las
buenas costumbres, mal sanante a la Veneración y decadencia tan debido a las
Iglesias, además de resistirlo y estar prevenido por la ley de Reyno, que no
entren en ellas Bestias algunas: ha acordado el Consexo que los Corregidores de
Estremadura carguen con las más grabes penas, y multas a las Justicias, y
Cofrades de Pueblos de su distrito, y donde hay este pernicioso abuso, no
saquen ni lleven en manera alguna la Víspera, en día de San Marcos el toro de
las Bacadas, ni de otra parte, no entre en la Iglesia para la Procesión ni
mostrarlo en manera alguna en las Casas, ni aun enmaromado…”
Así se ponía fin a una fiesta de siglos de tradición, que
soportó la asimilación entre culturas, pero no la implacable ley de la Santa
Madre Iglesia del Siglo XVIII. Después de más de 250 años sin celebrarse, en
2018 ha vuelto el Toro de San Marcos a las calles de Brozas, evidentemente con
modificaciones. Desde aquí aplaudo esta iniciativa y espero que la tradición se
consolide y no vuelva a perderse.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Corpus de las Inscripciones Latinas de Cáceres. Julio Esteban Ortega
El Dios indígena Bandua y el rito del Toro de San Marcos. Juan Carlos Olivares Pedreño
Programa de mano de la Fiesta del Toro de San Marcos 2018
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