CÁCERES AL DETALLE

Hoy os quiero contar unas leyendas cacereñas. Seguro que muchos me dirán que no son así, que a ellos se las contaron de otra forma; pero esa es la gracia de las leyendas. La transmisión oral las hace cambiar en boca de cada una de las personas que las enseñan, así es que yo os contaré la versión que mi abuelo me daba cuando me llevaba de paseo por la parte antigua cuando era pequeño y del que aprendí a amar la ciudad antigua de Cáceres. Nos tenemos que situar en La Casa del Mono, en la cuesta de Aldana. El edificio, aunque es conocido por todos con ese nombre, realmente se llama casa de Los Pizarro-Espadero. o de Cáceres y los Nidos, a los que pertenecía el solar original. F ue levantada a finales del siglo XV por Gonzalo de Cáceres y Marina Alonso de los Nidos, cuyo matrimonio se celebró sobre  el 1471. Fundaron mayorazgo en el que se incluyó esta casa y construyeron sepulcros en Santa María para enterramiento de ellos y sus descendientes. Al fallecer la última de este linaje

Sigo impresionado y muy triste por el derrumbe de parte de la iglesia de Nuestra Señora de la Esclarecida en el despoblado de Zamarrillas. He mirado y remirado las fotos decenas de veces y me  he dado cuenta de un par de curiosos detalles. Como ya os mostré en el artículo anterior sobre el tema, era patente el mal estado en el que se encontraba esta fachada, con una enorme grieta que la recorría casi por completo. Si observáis las fotos dicho muro se ve que es de mampostería y que no hay ningún enfoscado, y menos, ningún esgrafiado.  Es curioso como, hasta ahora, no me había fijado que lo que veíamos en esta fachada era un añadido al muro original, que estaba lucido y decorado. Evidentemente de frente era imposible percatarse, pero cuando he mirado las fotos del archivo con detenimiento he visto que desde la zona del cementerio, desde el lateral, se observaba claramente esta superposición. Si nos fijamos bien se ven además los esgrafiados originales. El

Una de las señas de identidad de la arquitectura vernácula extremeña son los bujíos o bohíos o esas construcciones que en cada pueblo se denominan de una forma distinta.  En el paseo de esta mañana, junto a la presa de Valdesalor, me pareció distinguir uno a lo lejos y quise acercarme a verlo. Sin pretensiones ni alardes se  han convertido en un símbolo de los paisajes culturales de la región. Hogar, normalmente no permanente, de los pastores, les permitía a estos tener un lugar donde guarecerse de las inclemencias del tiempo, guardar objetos personales, sentarse o tumbarse un rato a descansar, o pasar algunas temporadas al cuidado del ganado.  Muchas veces se hacían con materiales perecederos, como madera y escoba, pero se hicieron otros muchos más avanzados y permanentes, como los fabricados con la técnica de la piedra seca, y otros más elaborados como el que aquí vemos.  La intemperie ha derrumbado una parte, pero se mantiene en pie como testigo del paso del tiempo

Hoy me siento triste y desolado. Esta mañana he ido al despoblado de Zamarrillas, y al llegar  a la ermita de la Virgen de la Esclarecida he visto que se ha derrumbado una parte. La última visita que le hice fue el dos de noviembre pasado y era visible una profunda grieta que podía dar idea del peligro que corría. Os enseño unas fotos de ese día. Y esta mañana es esto lo que me he encontrado... Y claro, no he podido resistirme a escalar un poco por los escombros para mirar dentro... y me ha sorprendido mucho lo que he visto. Os lo enseño a ver qué os parece.  No voy a soltar una parrafada de las mías de lo vergonzoso que es tener parte del patrimonio en estas condiciones... sólo expresar la rabia, tristeza, impotencia y desolación que he sentido esta mañana... Perdemos los recuerdos de nuestro pasado...una verdadera pena. Si queréis ver lo que hemos perdido, echadle un vistazo al siguiente vídeo.