Hoy os voy a hablar de un pequeño detalle de la Casa de las Veletas, sé que no es su nombre más correcto, pero sí el más popular. Se trata de un edificio singular dentro del panorama de la
ciudad monumental cacereña, pues está levantado sin elementos defensivos en la
mayor parte del solar del antiguo alcázar almohade. En esa área Diego Gómez de
Torres levantó un edificio a partir de 1477, pero el edificio actual se debe a
Lorenzo de Ulloa, que lo reformó completamente hacia 1600. Sobre la portada
principal destacan dos grandes escudos barrocos con coronas voladas y
referencias a linajes cacereños, como los de los Torres y los Ulloa.
La balaustrada con gárgolas y pináculos de cerámica remata el edificio y es donde vamos a poner la atención hoy. Estas cerámicas se mandaron hacer en el siglo XVII en Puente del Arzobispo (Toledo), y no en Talavera como siempre se dice. En años siguientes se ocultó esta galería con un enfoscado y estos elementos quedaron olvidados. En la última reforma que sufrió el edificio, en el pasado siglo, la galería se dastapó, pero lamentablemente estos preciosos adornos se encontraban en muy mal estado, casi todos rotos, pero algunos se habían salvado del deterioro y fueron usados para encargar en Puente del Arzobispo la fabricación de réplicas que servirían para lucir esplendorosos en la fachada.
Alguien consideró que sería interesante incluir, junto a los de nueva factura, aquellos cuatro pináculos que se conservaron y sirvieron de modelo para el resto. Los podemos ver sobre el gran escudo de la derecha en la fachada. Se distinguen perfectamente porque el color es más apagado y se nota en ellos el paso del tiempo.
Posiblemente casi nadie se habrá fijado en estos cuatro testigos del paso del tiempo, ahora os invito a reconocerlos en vuestra próxima visita. Además os invito también a visitar las traseras del palacio y buscar las gárgolas y pináculos originales que aún se conservan, seguro que os sorprenderán.
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