No hace
demasiado tiempo os mostraba la cacereña ermita de La Soledad AL DETALLE, pero
faltó mirar en sus alrededores para hallar retazos de su historia que se han
diseminado a lo largo del tiempo. Si prestamos atención y nos fijamos en la
casa que hace esquina entre la Calle Nueva y la calle Sierpe, veremos unas
molduras en la fachada principal, y si doblamos la esquina y enfilamos la
empinada cuesta, veremos fragmentos de escudos pertenecientes a la cofradía.
Realmente
no se sabe con certeza el origen de estos fragmentos. Podrían pertenecer a la
propia ermita y que fueran reutilizados tras alguna de las numerosas obras de
reforma que ha sufrido a lo largo de los siglos, o podrían haber estado en alguna de las casas situadas en la zona, y que pertenecían a la propia cofradía. En el libro
de cuentas de la misma, concretamente en el nº 105, que reúne la actividad
entre los años 1664 y 1687, se habla de dos inmuebles de su propiedad y que
tenían arrendados, una casa alquilada por Juana García “la mesonera”, “que está a la entrada de la calle Sierpe”,
y otra a Bartoloné Gil Molina, que según se dice en dicho libro, “fue de Machado, en la Fuente Nueva”.
De una
forma o de otra, estos pequeños elementos decorativos del pasado, han tenido la
fortuna de permanecer a la vista de todos los curiosos que se asomen a estas
calles en las traseras de la propia ermita. Y como siempre os invito a buscar
estos DETALLES, frente a los que habréis pasado en innumerables ocasiones y en
los que quizá nunca habíais reparado.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
La ermita cacereña de Nuestra Señora de la Soledad, también conocida como Santa María de los Caballeros. ANTONIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ y ÁNGEL NISO RUIZ
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