La historia que hoy os voy a
contar, Al Detalle, lleva años guardada en mi particular baúl de los recuerdos.
Tengo que confesar hoy, que en gran medida mi vocación, y la razón por la que
hago este blog, es por la influencia de Don Fernando García Morales. Le escuchaba
embobado de pequeño en sus colaboraciones en la radio, y devoré su libro “Ventanas
a la Ciudad” el mismo día de su presentación, a la que pude asistir. Las
casualidades de la vida hicieron que, años más tardes, pudiéramos entablar una
pequeña relación, no me atrevería a decir de amistad, pero sí lo
suficientemente estrecha como para compartir muchas tardes de café en el
desaparecido bar Aloha en la Ronda del Carmen. Por esta vinculación mía con el
mundo de la música tradicional, de la que ya he hablado últimamente, me instaba a
hacer algo que aún no he hecho y que hace poco he recordado que me queda
pendiente de cumplir: reescribir y poner música al Romance de los Enamorados de
Cáceres.
¿Cuándo recordé mi promesa
incumplida? Recientemente alguien ha tenido la feliz idea de recopilar los
artículos de Don Fernando en un blog y publicarlos periódicamente en una página
de Facebook. Hace poco publicaron su artículo sobre la leyenda de estos
malogrados amantes cacereños en estas redes sociales. Concretamente este
artículo está fechado en el 18 de junio de 1981, y dice así…
Debe de ser una historia tan bonita
como la de los “amantes de Teruel”, pero yo no he llegado a ponerla en pie del
todo. me estoy refiriendo a la sucedida en el llamado “Pozo de los enamorados”,
casi olvidado hoy, pero no hace mucho tan traído y llevado aun en romances
callejeros. sucedió en el propio Cáceres y debió ser a principios de siglo: dos
enamorados cacereños a cuyos amores se oponía alguien o algo, no sé si la
familia, las diferencias sociales que entonces estaban muy en moda o cualquier
otra circunstancia, y que viendo que sus amores no podían terminar con el
colofón de novela rosa, los terminaron a la tremenda, o sea, tirándose ambos,
unidos por una cinta -dice el romance- al pozo del Cuartillo, que desde
entonces se llamó “Pozo de los enamorados” y que fue cantado en coplas y
romances de los que sólo he logrado conocer algunos fragmentos porque parece ser
que donde más se cantó el romance de los enamorados, que así se llamaba, fue en
los pueblos de alrededor de la capital:
Adiós, calle de Pintores
con sus tiendas y boticas,
que voy a tirarme a un pozo
con mi novia margarita...
Así decía una parte del romance,
del que deduzco que ella se llamó Margarita, pero ignoro totalmente el nombre
de él y las circunstancias familiares de ambos, ni aun el hecho que provocó la
muerte conjunta de este Romeo y Julieta cacereños que un buen día decidieron
atarse por la cintura y tirarse a un pozo. lo que sí es cierto es que el hecho
conmovió a todo Cáceres, que se cantó en romances callejeros y que hasta cuando
éramos niños, con cierto misterio, los mayores nos señalaban el pozo del
Cuartillo diciéndonos: Mira, ese es el Pozo de los enamorados.
Esta historia que fue hasta
legendaria se ha perdido y hoy el pozo, o su brocal está medio tapado por las
hierbas, frente a la Universidad Laboral, al otro lado de la carretera y casi
en medio de una llanada... así es la fama.
Sabedor Don Fernando que yo ya
conocía la historia, porque he leído ese libro bastantes veces, en una de esas
tardes de tertulia, se llevó la mano al bolsillo interior de su abrigo y sacó
dos folios perfectamente doblados en cuatro partes y que me entregó una vez los
había desplegado con pausadísimo cuidado. Me dijo: “Mira, para que escribas el
romance”. Yo no podría creer que me entregara un folio mecanografiado con la
versión recogida por Rodríguez Moñino y completada por él mismo. Pero menos podía
creer que me entregara una hoja manuscrita que completaba lo que aparecía en
su libro y que debió de usar en la radio o en algún otro artículo. Esos
documentos los conservo con mucho cariño y los comparto con vosotros, porque en
una de las últimas conversaciones que tuvimos antes de su fallecimiento, le
dije que tendría guardados muchos secretos e historias sobre Cáceres… y él me
contestó que no, que el saber había que compartirlo. Ahora transcribo estos
documentos y además los adjunto.
En el manuscrito podemos leer:
Cáceres ha tenido sus enamorados y aquí en lo que hoy es “Campus
universitario”; frente a la Universidad Laboral, al otro lado de la carretera
de Trujillo, puede verse aún el llamado “pozo de los enamorados”, porque en él
ocurrió una tragedia parecida a la de Romeo y Julieta (pero a lo rústico).
Debió de ocurrir el casi a principios del pasado siglo y se cantó en romances
–a la antigua usanza- por toda España. El romance está recogido en diversas
versiones que varían muy poco. El profesor Rodríguez Moñino, recogió y publicó
una de estas versiones tomada en el pueblo cereño de Santiago de Carvajo, que
varía en algo de la recogida por mí hace ya muchos años, cuando aún en las
calles de Cáceres (como la de Caleros) se cantaban estas cosas. No logré
recoger el nombre completo de los amantes, ni las familias a las que
pertenecían por una lógica de aquel entonces impuesta por la Iglesia Católica:
los suicidas –y estos lo eran- quedaban excomulgados, no se les podía enterrar
en Campos Santos y las propias familias eran afectadas por esas “------------”
o anatema de la Iglesia… de ahí el silencio alrededor de los apellidos y
nombres familiares… dicho esto, vamos con el “Romance de los enamorados del
Pozo del Cuartillo”
En la hoja mecanografiada podemos
leer:
“ROMANCE DEL CUARTILLO Y EL POZO DE
LOS AMANTES”
(Versión de la Capital, completada
con la de Santiago de Carbajo recogida por Rodríguez Moñino)
El domingo por la tarde
Subieron a la Montaña
A despedirse del mundo
Los dos amantes del alma.
Adiós, calle de Pintores,
Con tus tiendas y boticas,
Que voy a tirarme a un pozo
Con mi novia Margarita.
En la bujarda del pozo
La gargantilla quedó
Y los pendientes de lazo,
La cadena y el reló;
En la bujarda del pozo
Una carta quedó escrita
Con un pañuelo de seda
De su novia Margarita;
En el pozo del Cuartillo
Es preciso echar la llave,
Que no se vuelvan a ahogá
Hijos de tan buenos padres;
En el Pozo del Cuartillo
Con vara y media de agua
Se han ahogado dos amantes
Atados con una faja;
En el Pozo del Cuartillo
Por aquellas estrechuras
Se han ahogado dos amantes
Atados por la cintura.
Don Antonio Rodríguez Moñino recogió la versión de Santiago Carbajo que
difiere de esta, que completo yo con las tomadas a oído en la capital cacereña.
La de Santiago Carbajo llamada al “Cuartillo” “Cuartujo” ya que supongo
desconocía el nombre donde está aún el “pozo de los enamorados”, que se llama “Cuartillo”
y no “Cuartujo”; llamaba Mariquita a la enamorada, a la que aquí siempre se ha
llamado Margarita y tenía alguna otra diferencia de “menor cuantía”.
Pero la pregunta ahora es ¿dónde
está el pozo? ¿Se conserva? He de reconocer que he estado buscándolo infructuosamente
durante meses, pero como respuesta en esa publicación en las redes sociales que
comentaba antes, mi amigo e historiador Antonio Rodríguez me sacó de dudas: el
pozo se encuentra actualmente en el interior de las instalaciones de la Guardia
Civil, frente a la Universidad Laboral, concretamente en la zona del
aparcamiento. Como es una zona bastante sensible no he querido mostraros fotos
por respeto a las instalaciones y sus trabajadores, y fundamentalmente por
seguridad. Si subís por la calle que lleva al Residencial Universidad se ve perfectamente
el brocal del pozo, donde estos dos amantes perdieron la vida.
Sólo me queda homenajear, de nuevo,
a Don Fernando por lo que fue y por cómo fue. Muchos de nosotros seguimos inspirándonos
en su forma de decir, de hacer y su forma de ser.
Muy interesante... y estos documentos que metes lo hacen más detectivesco todavía. Menuda investigación. Me pregunto de dónde sacas tiempo para tanta cosa.
ResponderEliminarPor cierto, que esto de tirar (o tirarse) dos enamorados atados al río o al pozo es tan viejo como la cultura de Mesopotamia. A los adúlteros los ataban y los tiraban al Éufrates.