Hoy os quiero contar una historia
que podría tener ciertos paralelismos con la actualidad, o no… eso os lo dejo a
vuestro propio criterio.
Os voy a hablar de la llegada del tren a Cáceres unos días después de la multitudinaria manifestación en Madrid por un Tren Digno. Ya en 1852, los diputados en cortes por la provincia cacereña, D. Carlos Godínez y Antonio Concha, solicitan la apertura de la línea férrea Madrid-Lisboa pasando por Cáceres, para así dar salida al grano o a la fruta y favorecer el comercio y la prosperidad de la provincia. Inmediatamente los diputados por Badajoz, Vicente Barrantes y Juan Gómez se opusieron, exigiendo el paso de la línea por la capital pacense, aunque esto supusieran 240Km más en el trayecto. La falta de cohesión y las rivalidades internas hicieron que el proyecto se abandonara.
Os voy a hablar de la llegada del tren a Cáceres unos días después de la multitudinaria manifestación en Madrid por un Tren Digno. Ya en 1852, los diputados en cortes por la provincia cacereña, D. Carlos Godínez y Antonio Concha, solicitan la apertura de la línea férrea Madrid-Lisboa pasando por Cáceres, para así dar salida al grano o a la fruta y favorecer el comercio y la prosperidad de la provincia. Inmediatamente los diputados por Badajoz, Vicente Barrantes y Juan Gómez se opusieron, exigiendo el paso de la línea por la capital pacense, aunque esto supusieran 240Km más en el trayecto. La falta de cohesión y las rivalidades internas hicieron que el proyecto se abandonara.
La primera entrevista de los dos monarcas no pudo ser más afectuosa, abrazándose
ambos y besándose cariñosamente. Después del almuerzo, que terminó sin brindis,
SS.MM. y todos los personajes de ambas cortes regresaron a la Estación y subieron
al tren Real, que estaba dispuesto, y que partió inmediatamente para la
histórica ciudad de Cáceres, donde habría de celebrarse la inauguración oficial
de la línea… Ya en Cáceres la solemne bendición de las máquinas no tuvo, por la
copiosa lluvia que caía constantemente, gran lucimiento: revestido de hábitos
pontificales, esperaba en el andén el Ilmo. Sr. Obispo de Plasencia, asistido
por el Ilmo. Sr. Obispo de Coria y comisiones del cabildo catedral de ambas
ciudades y del parroquial de Cáceres; las adornadas locomotoras, obedientes a
la dirección de los maquinistas, avanzaron hasta situarse al pie del altar que
estaba dispuesto para el acto; el prelado, en fin, previa la venia de SS.MM.,
bendijo, con arreglo al ritual católico, a las máquinas, confundiendo en una
plegaria los progresos de la ciencia y la industria modernas con las legítimas
aspiraciones de la Iglesia, que van siempre encaminadas hacia la mayor
prosperidad de los pueblos”
Desde la estación, y en coche de caballos, recorren las calles de la ciudad, que había sido engalanada para la ocasión, y a la que habían llegado gentes de más de 170 pueblos de la provincia. Se dirigen a Santa María a escuchar misa y después a almorzar para llegar a la corrida de toros que se había organizado para ellos a las 15:30h. Los diestros fueron Frascuelo y Ángel Pastor, pero desgraciadamente el Rey Alfonso tuvo que suspender el festejo en el cuarto toro por la lluvia.
Por la tarde-noche la cena de gala fue servida por la prestigiosa Casa Lhardi, que aún existe en Madrid. A la hora del
brindis, el rey levantó la copa y comienza diciendo:
“Brindo por la ciudad de Cáceres…”
Pero había un problema… Cáceres no
tenía el título de ciudad, sino de Villa, así es que el avispado alcalde Lesmes
Valhondo, cuando tuvo la oportunidad de realizar su brindis añadió:
“Majestad, en nombre de la hasta
ahora villa de Cáceres, os agradezco profundamente el honroso título de ciudad
que acabáis de otorgarle.”
Y como los reyes no se equivocan,
según Real Decreto del 9 de febrero de 1882 Cáceres pasa a tener el título de
ciudad y el tratamiento de Excelencia al ayuntamiento.
Acabada la cena, la comitiva se
dirige a la estación de tren a despedir al Luis I y Alfonso XII pasa la noche
aquí. Como no había hoteles de suficiente categoría en la ciudad, se adaptaron
dos salas en el consistorio para albergar a su majestad, una alcoba y un
despacho. El propio rey trajo consigo parte del mobiliario, entre otras cosas 4
lámparas de araña realizadas por la Real Fábrica de Vidrio de la Granja de San
Ildefonso y que ahora están iluminando el Salón de Plenos. También trajo
consigo la mesa de despacho que ahora luce en la alcaldía. Pero si un objeto
llama la atención, es el orinal del rey. Se trata de una pieza de cerámica
decorada con artísticos tulipanes, con tapadera y asas, de fina estampa que hasta
en alguna ocasión, adornada con un ramo de flores, ha servido como centro de
mesa, y lo más curioso aún… de sopera en cenas de gala. El orinal se podía ver
en el actualmente cerrado Museo Municipal de la Casa Mirón.
En resumen… la llegada del tren nos
convirtió en ciudad… y ahora su marcha ¿en qué nos convierte?
BIBLIOGRACÍA CONSULTADA
Ventanas a la ciudad. Fernando García Morales
La llegada del ferrocarril a
Extremadura: una época de especulación y corrupción. ANTONIO BLANCH SÁNCHEZ
http://www.hoy.es/v/20110430/caceres/orinal-loca-muneca-faralaes-20110430.html
Ya hace tiempo de ello, parece que nadie se ha preocupado de modernizar el servicio, seguimos en el siglo XIV en Cáceres y su tren.
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