Hoy vamos a hablar, Al Detalle, de las vidrieras del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña. Una pequeña joya que suele pasar desapercibida y a la que hoy quiero dar luz. No voy a hablar de la historia del templo —ya lo hice en otras publicaciones anteriores—, sino que me centraré en sus cinco vidrieras: cuatro luminosas y una completamente opacada que por primera vez cobrará vida después de muchos años gracias a la IA. Además, intentaré situar la fecha en la que fueron colocadas en el santuario, cuestionando en varios casos lo que afirman las publicaciones de la propia cofradía. Así que comencemos, de una vez, a contemplar estas joyas de la Casa Maumejean de España, artesanos cuyo trabajo constituye un testimonio excepcional del arte vidriero de principios del siglo XX y que reflejan el deseo de enriquecer la ermita de nuestra Patrona con obras de auténtica calidad.
La historia de esta fábrica de vidrieras se remonta a 1860, cuando Jules-Pierre Maumejean, con apenas 23 años, estableció su primer taller en la calle Montpensier de Pau, capital de la Navarra francesa. Hijo y nieto de artesanos especializados en la pintura de loza, Jules se dedicó desde el principio a la pintura sobre vidrio, formándose en talleres de Burdeos y París. Su primer anuncio rezaba: “Manufactura de vidrieras para iglesias y oratorios. Suministro de cuadros de lienzo, estandartes y ejecución de pinturas murales”. Esa diversidad inicial pronto se concentró en la especialidad que daría fama a la familia: las vidrieras artísticas.
Jules-Pierre se casó con Marie Honorine Lalanne y tuvieron cinco hijos, todos varones, que continuaron la tradición familiar. Entre ellos destacó Joseph-Jules Maumejean, el primogénito, quien a finales del siglo XIX trasladó el negocio a España y fundó en Madrid la Casa Maumejean Vidriers d’Art. Esta empresa acabaría convirtiéndose en el taller de vidriería más importante de España durante el siglo XX.
La llegada de los Maumejean a Madrid coincidió con un momento de expansión arquitectónica y prosperidad económica. Joseph-Jules fue nombrado pintor vidriero oficial de la Casa Real de Alfonso XII y, posteriormente, la empresa trabajó también para Alfonso XIII. Esa vinculación con la realeza les abrió las puertas de encargos en los edificios más relevantes de la capital y del resto del país. El taller madrileño, primero ubicado en la calle Abascal 39 y más tarde en el Paseo de la Castellana 64, desarrolló una actividad inmensa, caracterizada por la variedad técnica (emplomado, grisalla, cloisonné) y la versatilidad estilística. Sus obras abarcaron desde el simbolismo y el modernismo hasta el neogótico, neobarroco, neorrenacentista y art déco.
Antes de analizar las vidrieras de nuestro santuario, conviene poner en contexto la importancia de la Casa Maumejean en el panorama artístico español. Entre sus obras más célebres se encuentran, por ejemplo:
- En Madrid: la espectacular cúpula del Hotel Palace (1912), las vidrieras del Banco de España, del Casino de Madrid y de edificios emblemáticos como el Hospital de Maudes o la sede del Ministerio de Marina. La cúpula del Palace, compuesta por 1.875 vidrios y restaurada recientemente, sigue siendo una de las obras maestras del art nouveau en España.
- En catedrales: Burgos, Sevilla, Vitoria, Pamplona y Murcia conservan conjuntos destacados de vidrieras Maumejean. En la Catedral de Segovia, por ejemplo, realizaron en 1916 siete vidrieras de color para los vanos de la Capilla Mayor, dedicadas a santos segovianos.
Ahora sí, pasemos a las cinco vidrieras de la Montaña. Lo curioso es que una de ellas está tapada por una obra posterior, algo de lo que hablaremos al intentar fecharlas.
- La Encarnación se encuentra en el tránsito hacia la segunda capilla actual. También conocida como la Anunciación, representa el momento en que el arcángel Gabriel anuncia a María que concebirá al Hijo de Dios. Las vidrieras de este tema solían seguir modelos neogóticos, con María en actitud de sorpresa y sumisión, el Espíritu Santo descendiendo en aureola y Gabriel vestido con túnica.
- Las Bodas de Caná y la Visitación a Santa Isabel se ubican en la crujía de la nave, en el lado de la Epístola. Las Bodas de Caná muestran el primer milagro público de Jesús, cuando convirtió el agua en vino por intercesión de su madre. La Visitación, en cambio, recoge el encuentro entre María e Isabel, momento en que “saltó de gozo el niño en el vientre” de la futura madre de Juan el Bautista. Esta segunda vidriera aparece hoy bastante opacada, como veremos más adelante.
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Vidriera opacada |
- La Presentación de la Virgen en el Templo adorna la capilla de Santa Ana. Basada en los evangelios apócrifos, narra cómo Joaquín y Ana cumplieron la promesa de consagrar a su hija al templo. Las representaciones de Maumejean solían mostrar a la pequeña María subiendo las escaleras mientras sus padres observan la escena.
- La Venida del Espíritu Santo en Pentecostés está en la capilla del Cristo de la Salud. Representa el momento fundacional de la Iglesia, cuando los apóstoles y María reciben al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Maumejean lo plasmaba con los doce apóstoles y María en el cenáculo, mientras las llamas divinas descienden sobre sus cabezas.
La técnica empleada por Maumejean seguía los procedimientos tradicionales del arte vidriero, pero incorporando innovaciones que les dieron un sello propio. El proceso comenzaba con el diseño a escala, seguido del emplomado (unión de vidrios con plomo), la grisalla (pintura en gris para dar sombras y detalles) y el cloisonné (esmalte compartimentado). Los colores característicos incluían los azules y anaranjados de aire mediterráneo, junto con rojos intensos, verdes esmeralda y dorados de gran luminosidad. Usaban vidrios de distintas texturas, algunos opalescentes, que permitían efectos de luz muy ricos. El estilo neogótico predominante en estas vidrieras religiosas bebía de los conjuntos medievales, pero adaptados al gusto del siglo XX, con figuras más naturalistas y fondos arquitectónicos influenciados por el historicismo ecléctico.
¿Cuándo se colocaron estas vidrieras en el santuario? Según algunas publicaciones de la cofradía, en los años 60 o incluso 70… pero esto carece de sentido, y vamos a demostrarlo. La clave está en los años de actividad de la fábrica y, sobre todo, en la vidriera opacada. Maumejean operó en España desde finales del XIX y vivió su auge en las décadas de 1920 y 30. Por otra parte, en el santuario, varias mejoras importantes se concentraron en el primer tercio del siglo XX: el órgano instalado en 1910, la coronación canónica de la Virgen en 1924 (gran ocasión de embellecimiento, como en tantos santuarios), y la inauguración en 1926 del Monumento al Sagrado Corazón, obra ligada al taller de Félix Granda (Casa Granda), justo en los mismos años en que también se adquirieron otros enseres litúrgicos de gran calidad.
Un dato clave: la ampliación en altura del pórtico norte del santuario se realizó tras la Guerra Civil, igual que la construcción de la actual Casa de Ejercicios Espirituales. Si esa obra tapó la vidriera de la Visitación a Santa Isabel, significa que la vidriera es anterior, por lo que no puede datarse en los años 60.
Y ahora vamos a "traer" a la vida esta vidriera después de décadas apagada. Lo primero que hice fue retocar algunas imágenes con Photoshop para después, usando las otras como referencia, pedirle a la IA que recuperara sus colores. Aquí tenéis el resultado:
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Imagen aclarada con Photoshop |
Así pues, considerando el auge de Maumejean en España y la campaña de embellecimiento del santuario entre 1910 y 1926 (órgano en 1910 → coronación en 1924 → monumento en 1926, en paralelo a adquisiciones de Casa Granda), la colocación más probable de las vidrieras es a mediados de la década de 1920, en torno a 1924–1926. Es posible que fueran proyectadas con motivo de la coronación de 1924 o poco después, dentro del mismo impulso que trajo el monumento de 1926 y otros ajuares litúrgicos. A falta de un documento que lo confirme con exactitud, la teoría parece sobradamente fundamentada. En cualquier caso, lo importante es que, la próxima vez que subáis a ver a la Patrona, os detengáis a contemplar esas cuatro vidrieras luminosas… y también la que permanece opacada. Por eso he querido enseñároslas hoy, Al Detalle.
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