Hoy os quiero mostrar el interior de la ermita de Nuestra Señora del Salor. Como decía en el artículo anterior, he visitado este lugar en numerosas ocasiones en mis escapadas con la bici, pero esta vez decidí buscar la forma de entrar y enseñaros el interior del templo. No fue fácil localizar quien me pudiera dejar hacerlo, pero lo logré y gracias a la amabilidad de la gente del pueblo me dispuse, con una mezcla de emoción y expectación, a visitar la ermita en total soledad.
Al entrar la sensación de amplitud y humedad lo invadía todo, pero la oscuridad me impedía disfrutar de los DETALLES. Fui abriendo una a una las tres puertas del templo para permitir la entrada del radiante sol de enero y la emoción iba en aumento por segundos. Los arcos, las columnas, los frescos y el espacio se revelaban poco a poco, como si despertaran con la ilusión de ser contemplados, como si quisieran que los miraran y cumplir su verdadera función.
La nave está dividida en seis tramos generados gracias a
cinco galerías de tres arcos cada una paralelas a la cabecera. Los arcos,
apoyados en pilares graníticos y en los muros norte y sur, son apuntados,
aunque ofrecen una tímida pero clara tendencia a la herradura. Su traza y el
material con el que están edificados, el ladrillo, lo vinculan claramente con
el estilo mudéjar. Los dos primeros tramos están cubiertos por bóvedas de
arista propias del barroco, una reforma tardía que también conllevó el
reforzamiento de los pilares; los cuatro restantes ofrecen una cubierta de
madera a dos aguas, fruto de una acertada restauración realizada en la década
de los 80.
Sorprenden además las pinturas murales. en la zona de la epístola vemos tres escenas del Nuevo testamento (de izquierda a derecha), Jesús entre los doctores, el bautismo y la última cena, aunque en la bibliografía consultada también se atribuye a las bodas de Caná.
En el muro del evangelio encontramos la zona más deteriorada del templo, aunque según me informaron en el pueblo en breve comenzarán las obras para arreglar las humedades de esta parte. La representación del Jesús en el Calvario acompañado de dos figuras que suponemos que corresponden a la Virgen y San Juan, aunque casi es imposible distinguir nada de estos frescos. Mucho mejor conservados son los que representan a Jesús camino de la crucifixión donde se ve una gran fortaleza a los lejos.
Estas pinturas han sido datadas entre el siglo XIV y XVI apareciendo además otros DETALLES muy interesantes de decoración, también del XVI, en otros muros y en el intradós de los arcos con la representación de figuras geométricas y algunos adornos florales. La cabecera es de las zonas más modernas y corresponde a una modificación del siglo XVIII, desconociéndose el estado anterior.
Una vez terminado el vídeo y las fotos me senté en uno de los pocos bancos que posee y pude disfrutar de unos instantes de paz, de silencio, el templo no quería que me fuera y yo no me quería ir. Se produjo una comunión con la historia, con los sonidos del pasado, con las pinturas, en uno de los instantes más placenteros que nunca he vivido y que se resume en unas ganas enormes de volver.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:
http://www.alextur.net/Senderos/numero3/ermita_salor/ermita_salor.html
http://blogs.hoy.es/paraisos-olvidados/2013/04/17/nuestra-senora-del-salor-entre-lo-ilusorio-y-lo-tangible/
http://www.camaracaceres.es/actividades/publicaciones/libros/completos/59.pdf
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