Reconozco que el titular de este artículo está hecho para llamar
la atención, no lo voy a negar. No seré yo el que en este blog hable de
políticos y política, pero sí os quiero hablar del actual edificio del
ayuntamiento de la ciudad y de unos curiosos restos de pintura que pueden
verse en él y que nos muestran cómo fue el exterior del inmueble en un pasado
más o menos reciente, y que la actual pintura del edificio del ayuntamiento nos quiere ocultar sin mucho éxito.
Quería comenzar explicando por qué el Ayuntamiento está
donde está. Tras la reconquista de la ciudad en 1229 el Rey Alfonso IX de León
otorga a la ciudad unos FUEROS donde se señala que el Concejo habría de
reunirse entre las torres del Horno y de la Hierba siempre que la ciudad no
estuviera sitiada de moros y que caso de estarlo, sus reuniones se harían
dentro de la muralla, a campana batida, y bajo la “finestra” de Santa María.
Por tanto es el fuero el que señala desde antiguo el lugar en que
indefectiblemente se tenía que construir la Casa del Consistorio, ya que
hacerla en otro sitio era ir contra el fuero.
Es de suponer que las primeras reuniones del Concejo se
realizarían en lo que ahora es el Foro hasta que se construyera un edificio
para tales funciones, y no hubo más remedio que hacerlo entre esas dos torres, que es donde está el actual
ayuntamiento y donde estuvieron siempre los anteriores, ya que las reuniones en
el interior tuvieron lugar sólo en casos de emergencia, al estar sitiada la
plaza. Mientras se construyó el actual edificio, el ayuntamiento se trasladó,
provisionalmente, al palacio de la Generala, con lo que también se cumplía el
fuero, pues también está entre ambas torres.
El actual edificio es obra de Ignacio María de Michelena,
que elaboró el proyecto de construcción en 1864, pero la obra no se comenzó
hasta el año 1867, dándose por finalizada dos años más tarde. De corte
neoclásico, la fachada principal se levanta sobre un porticado con cinco arcos,
sobre él un balcón corrido sostenido por
ménsulas al que se abren cinco puertas rematadas con frontón. Sobre el balcón
central tenemos el escudo de la ciudad y a los lados pequeñas ventanas. Corona
la fachada una balaustrada que se rompe en el centro por un frontón que alberga
el reloj de la ciudad.
La foto más antigua que se conserva de la ciudad es concretamente la puesta de la primera piedra del Ayuntamiento. Foto que podemos disfrutar gracias al archivo de Juan Ramón Marchena.
Pero en este blog nos fijamos en los DETALLES. La fachada de este edificio no estuvo siempre encalada como aparece ahora, sino que ha sufrido diversas transformaciones a lo largo de la historia, suponemos que atendiendo a las modas del momento. Una de esas decoraciones fue una imitación al ladrillo visto como podemos ver en uno de sus laterales, concretamente en el Foro de los Balbos junto a la escalera de subida a la Plaza de las Piñuelas. Aquí, por pérdida de la pintura actual, ha quedado al descubierto parte de esa decoración pasada. Quería mostraros este pequeño detalle para que quede constancia antes de que se restituya esa pintura perdida y este recuerdo quede nuevamente oculto y para aprovechar y contar la historia de este edificio, que aunque no es nada atractivo y afea bastante la plaza (en mi opinión personal), es un símbolo de nuestra ciudad.
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