Hay lugares que por transitados pasan desapercibidos y que
despreciamos por cotidianos. Tenemos la extraña costumbre de no apreciar la
belleza de lo que nos es común y admirar lo exótico. Vivimos inmersos en una
sociedad que premia la sorpresa, lo inesperado y que no se para a asimilar y
saborear lo habitual, lo cercano, lo familiar.
Cientos de veces habré pasado por este pozo y esta fuente en
Malpartida de Cáceres, porque se sitúan en la vía pecuaria que la conecta con
Cáceres. Uno de esos caminos de "primero de ciclista" que nos abre,
además, la entrada a otras interesantes rutas.
Justo en la entrada de Malpartida desde el polígono
industrial, encontramos este enorme pozo que tiene casi 4 metros de diámetro y
una profundidad de unos 9 metros. Actualmente se encuentra cerrado por unas
rejas para evitar posibles accidentes. Y si nos fijamos en este imponente brocal
de granito podemos leer sin problema "Alejandro Moreno. Año de 1902". Pues el
amigo Alejandro nos ha despejado las dudas sobre la fecha de su construcción
con esta preciosa firma de su obra. A su alrededor campan libres gallinas, pavos... en una estampa que nos permite viajar en el tiempo.
A pocos metros La Fuente Santa, y aunque está muy
restaurada, sabemos que es mucho más antigua que el pozo. En los
interrogatorios de la Visita de la Real Audiencia (1791) se hace referencia a ella
y la buena agua tiene. Abundantes es el agua y los pozos en la zona de Malpartida por su ubicación sobre
el Batolito de Araya y las peculiaridades que ésto le da. En el diccionario
Madoz se dice al respecto: "Se surte de aguas potables en pozos, de muy
buena calidad, como de tierra arenosa". La filtración del agua se ve
favorecida por las arenas surgidas de la meteorización del granito y la
abundancia de surgencias se debe a la impermeabilidad de esta roca y la
acumulación que se produce en ciertas partes del terreno por esto.
Os invito a visitar Malpartida de Cáceres, y admirar su
cantería, su Casa de la Inquisición, ermita, iglesias, y admirar preciosos
Detalles como el Pozo y la Fuente Santa, porque es un lugar en el que lo cotidiano no deja de sorprender.
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