Después de una agitada semana en el blog gracias al "Callejón de los Huesos", y de haberme centrado en los DETALLES de la parte antigua últimamente, hoy os quiero volver a llevar a una de las zonas más interesante de la Sierra de la Mosca: El Cerro del Milano. Un espectáculo de la naturaleza que tenemos al lado y del que pocos disfrutamos y que nos regala paisajes como los que os muestro en las fotos.
Como ya os conté en una entrada anterior, este cerro es uno de los lugares más abruptos y bellos de los que rodean a la ciudad. Forma parte del geosinclinal de Cáceres y en él las cuarcitas armoricanas se levantan impetuosas en la cima, sobresaliendo, como queriendo crear una atalaya natural sobre la que observar la vida de los cacereños. Algunas de esas cuarcitas, concretamente las del Ordovícico inferior, no han sufrido un metamorfismo demasiado acusado y por lo tanto podemos disfrutar aún de la estratificación y sobre todo de restos fósiles. Hoy os voy a mostrar unas preciosas crucianas (marcas del paso de trilobites), de unos 350 millones de años, con las que me topé hace unos días en un precioso paseo de primavera. Además pueden disfrutarse de formaciones geológicas producidas por las fuerzas de plegamiento que nos ofrecen un verdadero espectáculo visual.
El bosque mediterráneo se abre paso entre las rocas; abundan las jaras, los brezos, la encina el alcornoque, las retamas, la genista, el cantueso, y además se pueden ver muchísimos líquenes muy interesantes que nos dan idea de la pureza del aire de la zona. Además nos podemos topar en estas fechas con algunas orquídeas silvestres de gran belleza, como la que aparece en la foto del género Anacamptis.
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