Una mañana de esta primavera que quiso ser verano por unos días, pude escaparme con la bici a hacer una ruta por los alrededores de Malpartida, siguiendo la carretera de la Sardina, hasta el Vado de los Soldados. De ahí, por el camino del Mortero llegué a la finca Baldío de las Torres, concretamente a la casa conocida como "Casa del Doncel", junto a la que se sitúa el primero de los bujíos que os voy a enseñar hoy, que aunque cercano a Malpartida, pertenece al término municipal de Cáceres. No se encuentra en demasiado mal estado, pero el techo ya ha cedido y supongo que poco a poco las lluvias y el paso del tiempo harán estragos en él. Muy cerca de este bujío vemos los restos de unas zahúrdas que resisten inútiles y solitarias el paso del tiempo.
Continúo por el camino del Mortero que me llevará al Cordel de Malpartida, y en el que ahora han llenado de puertas con candados con carteles de "Camino Particular", lo que es mentira, porque se trata de un camino público... pero de este tema trataremos otro día. A unos kilómetros nos topamos con un famélico, huesudo y olvidado bohío del que apenas queda nada. Mimetizado en el entorno, por el color, por el calor, entre las ramas de una encina y rodeado del pasto, se debe de sentir olvidado y seguro que ya no recuerda ni el tiempo en que servía de deseado refugio a algún pastor o al pastor y su familia.
Estos recuerdos de nuestro pasado y de los paisajes culturales de Cáceres y sus alrededores, se pierden, se despiden lentamente con lágrimas en los ojos, porque nadie los recuerda, nadie les sonríe y nadie les rescata. Espero que sirvan estas líneas y fotos como un homenaje a lo que fueron y lo que aún representan.
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