Las calles que rodean a la zona amurallada de la ciudad, en ocasiones son consideradas como una fractura radical que nos separa el pasado y el presente. Esto no es del todo cierto, y en rincones de las calles aledañas a la parte antigua encontramos DETALLES curiosos que han logrado soportar el paso del tiempo. En este caso es una gárgola que se encuentra en la calle Nidos, cerca del La Plaza del Duque, la que aquí llamamos "Las Cuatro Esquinas". En una casa humilde aparece esta gárgola zoomorfa, seguramente como reaprovechamiento de un elemento del derrumbe de algún edificio más notable. Podemos pensar, que como a unos metros se derribó el convento de la Concepción, por qué no esta gárgola pudo pertenecer a este convento; aunque esto sólo es una de mis fabulaciones.
Lo que más me sorprende es el esfuerzo que se ha hecho para respetar la figura a la hora de colocar los canalones para el desagüe, creando un marco metálico, no muy bonito, alrededor de este pétreo animal. Este respeto no se ha demostrado en edificios más importantes, donde no han tenido misericordia a la hora de destrozar elementos arquitectónicos interesantes en las reformas. Espero que la próxima vez que paséis por esta calle reparéis en este testigo de piedra y, como yo, agradezcáis el esfuerzo realizado para conservarlo.
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