Es curioso que cuando te adentras a revisar la prensa
antigua, encuentras historias curiosas de las que nunca habías tenido noticias.
Muchos sabrán ya de mi debilidad por la localidad de Aldea de Cano, a la que me
unen lazos no solo laborales, sino afectivos. Revisando la publicación llamada
NUEVO DÍA, me topé con una curiosa anécdota que captó inmediatamente mi atención. Lo primero que hice fue preguntar a algunos mayores del pueblo si
habían escuchado alguna vez la historia de la cacería de una mona agresiva que
ocurrió en 1926. Desgraciadamente no he encontrado a nadie que recordara la
historia de sus padres o abuelos, así es que, por ahora me conformaré con
contaros lo publicado en prensa, aunque tengo algo claro: seguro que tras esta
entrada del blog alguna memoria se despierta y nos aportará algún dato o
puntualización.
ACTUALIZACIÓN 17 de mayo de 2019: Y así ha sido, desde que publiqué la entrada he recibido varios mensajes de personas que recuerdan que sus mayores les contaban la historia de la mona, así es que iré añadiendo los datos que me dan poco a poco, usando este otro color para distinguir estos testimonios de lo que aparecía en prensa.
Como decía, en noviembre de 1926 todo el pueblo de Aldea del
Cano salió, escopeta en mano, a capturar a una mona que había atacado a sus
dueños y se había escapado por las calles de esta pequeña localidad cacereña.
Inmediatamente mi imaginación recreó la escena del gran King Kong encaramado
al Empire State, pero de manera algo más casera y cercana: la mona subida a la
torre de la iglesia parroquial de San Martín. Evidentemente esta escena no
ocurrió nunca, pero es lo que tiene la imaginación y el photoshop.
La mona pertenecía, desde hacía cuatro años, a una familia
de vendedores ambulantes de “géneros de vestir”, de los que conocemos el nombre
del padre, Alfonso Martínez y de uno de sus hijos, Ramón, y que además de él,
tenía otros siete hijos y esposa de la que desconocemos el nombre. En el pueblo
es conocida una lancha o piedra llamada “De la Feria”, en la salida del camino
que lleva a Torreorgaz, donde me cuentan que feriantes y comerciantes se
reunían para emprender camino juntos por los mercados y fiestas de la comarca.
Posiblemente la mona provendría de algún circo o algún espectáculo de barraca y
por alguna transacción que desconocemos, o capricho de los niños, la pobre mona
acabó de mascota de esta familia.
El sábado 27 de noviembre de ese 1929, por razones
desconocidas, la exótica mascota atacó al niño Ramón, causándole heridas en
pies y manos. Cuando su padre intentó proteger al niño, la mona también se le
abalanzó hiriéndole en brazos, manos y pies. Tal era la furia del simio que se
necesitó la ayuda de varias personas para separarlo de sus víctimas y fue en
ese momento en el que aprovechó para huir, y como King Kong, trepó a un
edificio y se marchó saltando de tejado en tejado.
Es entonces cuando se organiza una batida para atrapar al
animal que se pensaba rabioso, temiendo los ciudadanos que pudiera herir a más
vecinos. Después de mucho esfuerzo abatieron a la mona. La encontraron cerca de la vieja tahona, seguramente atraída por el olor del pan recién hecho, ya que probablemente no padecía de rabia, sino que lo que padecía era de un hambre terrible.
Mientras tanto, por Aldea del Cano pasaba un comercial que viajaba a Cáceres, Felipe Holgado, que generosamente se ofreció a llevar a las víctimas del ataque al hospital provincial de la capital en su automóvil, donde fueron curadas sus heridas sin mayores consecuencias.
Mientras tanto, por Aldea del Cano pasaba un comercial que viajaba a Cáceres, Felipe Holgado, que generosamente se ofreció a llevar a las víctimas del ataque al hospital provincial de la capital en su automóvil, donde fueron curadas sus heridas sin mayores consecuencias.
La mona fue decapitada y su cabeza enviada también a Cáceres
para estudiar si estaba o no rabiosa, suponemos que no era el caso, aunque no
disponemos del dato que lo certifique.
Y esta historia tan curiosa ha caído en el olvido de un
pueblo muy celoso y cuidadoso con sus tradiciones. Yo espero que, con el
rescate de este sencillo relato, despertemos la memoria y la curiosidad de esta
anécdota que hoy os he querido contar, Al Detalle.
Saludos. Muy interesante hecho. Únicamente que el 27 nov 1929, fue miercoles y no sábado.
ResponderEliminarBuenas tardes y gracias por comentar. El periódico sí salió un miércoles pero hace referencia a lo que aconteció el sábado anterior como puede leer en el recorte de prensa. Un saludo y espero que quede aclarada la duda.
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