No hay nada mejor que unas vigorosas zarzas para ocultar, e
incluso proteger, patrimonio abandonado. Cuando comencé con la afición de la
bici, la Vía de la Plata hasta Aldea del Cano se convirtió en uno de mis
itinerarios habituales. Llega un momento en que conoces cada curva, cada árbol
y cada cercado. Encinas, escobas y alcornoques te acompañan en el viaje, igual
que esas zarzas que brotan en los caminos y que te despiertan la curiosidad de
si ocultan, o no, algo.
A veces, desde las instituciones se plantean descubrirnos
los pequeños tesoros sin importancia que estos pinchosos arbustos nos esconden.
Es exactamente lo que ha pasado a unos 450 metros al norte del Campo de Vuelo
de la Cervera, donde se ha instalado una mesa con unos bancos para los
peregrinos, y donde se ha limpiado la zona de maleza para dejar al descubierto
este pozo, el Pozo de la Reventada.
Situado a en el Término Municipal de Cáceres, se encuentra
junto a una charca artificial con el mismo nombre. Su brocal de mampostería ha
sido tapado con una reja por seguridad y se acompaña de siete esplendorosas
pilas de granito. Este pozo ha servido para aliviar la sed del ganado y sus
cuidadores durante siglos, ya que esta vía romana, hasta no hace demasiado,
sirvió como vía pecuaria por la que transitaban pastores con sus ovejas, cabras
o vacas. Forma parte de ese patrimonio poco reconocido y poco valorado, pero
que ha aportado más a la vida diaria de nuestros antepasados que muchas
batallas y nobles apellidos. Además, si tienes suerte, en la zona se pueden observar numerosas aves como milanos, buitres, grullas...
Quisiera poco a poco, como llevo haciendo desde hace varios
años, enseñar estas humildes joyas para darles el reconocimiento que se merecen
y ubicarlas en el mapa. No será el pozo más grande y bonito. No serán las pilas
más grandiosas y mejor talladas, pero este lugar es un enclave que ha formado
parte de la vida cotidiana de nuestra tierra y por eso os lo he querido
enseñar, Al Detalle.
P.D. Pido disculpas por la mala calidad de las fotos de las aves, pero con la camarita que suelo llevar en la bici no se puede hacer mucho más.
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