Parece que cuando usamos un anglicismo le damos un barniz de
actualidad y modernidad al término utilizado. Desgraciadamente, estamos ya
demasiado acostumbrados al término Fake News, pero no pensemos que esas noticias
falsas y esas noticias sin rigor que buscan a veces crear un perjuicio, otras
dañar la imagen de alguien o algo, son fruto de esta época de wifi y 5G.
Entre los siglos XIX y XX se dieron siete grandes
epidemias de cólera en el mundo, siendo la sexta la que afectó a Europa de
manera más virulenta. Comenzó y se desarrolló de manera brutal en Italia en los
años 1910 y 1911, siendo Nápoles el mayor de los focos de contagio.
En esos años las noticias no viajaban tan rápido como ahora,
donde la inmediatez nos mete tanta prisa que la actualidad dura menos que un
instante; pero, evidentemente, las noticias de la epidemia del Cólera en Italia
llegaron a nuestras tierras cacereñas.
En sábado 15 de octubre de 1910, El Noticiero, diario de
Cáceres, publicaba un artículo que aclaraba la alarma que se había generado
cuando un trabajador presentó signos de cólera en la estación de tren de
Valencia de Alcántara. Tras algunos días en los que la población fue alertada
de la llegada de esta grave enfermedad a nuestras tierras, este diario publicó
la nota aclaratoria explicando, que, tras hacerles las pertinentes pruebas
médicas al supuesto afectado, simplemente lo que tenía era un atracón de higos
y no la temida enfermedad mortal. Y concluye, que aunque en esta localidad hay
un centro sanitario, éste no se encuentra preparado, por falta de recursos y
medios, para una eventualidad de tal calado. Aquí transcribo el artículo
completo:
NO ERA COLERA
Anoche produjo gran alarma en todos los círculos de ciudad,
la noticia que se extendió velozmente, de que un mozo de la estación de
Valencia de Alcántara estaba atacado de cólera morboasíático.
Las conjeturas se hacían en todas partes de la espontaneidad
del caso, explicándosela muchos con el transporte de equipajes que allí se hace
de trenes españoles y portugueses, que pudieran haber sido el vehículo del
contagio, por haber alguno precedido de Italia.
Procuramos enterarnos del fundamento de la noticia y
efectivamente, pudimos comprobar que el señor Inspector Provincial de Sanidad,
había recibido un telegrama del Alcalde de aquella población, dándole cuanto
del caso que un médico le denunciaba como sospechoso de la temida epidemia.
El señor Inspector se disponía á salir esta madrugada para
Valencia de Alcántara á comprobar la denuncia, pero por la noche, recibió un
telegrama del Subdelegado de Medicina, que con otros médicos reconoció al
enfermo, resultando que es padecía una indigestión por haber ingerido higos
chumbas, de la que se encuentra muy mejorado.
Mas vale que todo ello haya sido una falsa alarma, que al
fin y al cabo, ha venido á demostrar para lo sucesivo, que en Valencia de
Alcántara estación fronteriza, hay una estación sanitaria nueva, de reciente
construcción, pero sin preparatorio alguno para una eventualidad que pudiera
sobrevenir.
Pero, evidentemente, las noticias de las muertes en Italia
seguían llegando, y al año siguiente, concretamente el viernes 14 de julio de
1911, encontramos en el mismo diario otra información sobre una alarma
injustificada, en este caso en mi querido Aldea del Cano. Y esta vez no fueron
higos, en esta ocasión la indigestión de la paciente se debió a un atracón de
pepinos regados con agua fría. Paso a transcribir la noticia:
ALARMA INFUNDADA
Con toda intención nos abstuvimos anteayer de tratar el
asunto del caso llamado sospechoso denunciado en Aldea del Cano, que sembró la
alarma en todo Cáceres, gracias al excesivo celo de una autoridad local y á la
equivocación lamentable de un facultativo que con toda evidencia no reflexionó
la importancia de su dictamen y la transcendencia de su error.
Aunque no declarado oficialmente es sabido que en varias
poblaciones de Italia se han dado y se dan casos al parecer de cólera
morboasiático que hace tres años anda rondando por Europa, habiendo solo
logrado hacer estragos en la extensa región inculta de Rusia, donde la
ignorancia de sus habitantes daba pasto á la terrible epidemia para saciar sus
apetitos de muerte, pero se ha visto que los
chispazos que hubo en Alemania y Holanda quedaron apagados
inmediatamente con las enérgicas precauciones que la Higiene moderna aconseja y
cuya base es un aislamiento casi absoluto.
Pues bien, esa vigilancia, para evitar todo contacto con las
procedencias del país infectado se han puesto en práctica en España con
laudable celo por parte del Gobierno y por el personal de Sanidad á su
servicio, porque todos sabemos y así está demostrado, que el cólera morbo
asiático no es enfermedad que expontaneamente surge en Europa, sino que aparece
con todas sus temibles consecuencias por el contagio.
Por eso cuando anteayer supimos la noticia transmitida por
el alcalde de Aldea del Cano al Gobierno civil y observamos el pánico que
sembró por toda la población, lo acogimos con la natural desconfianza y hasta
con estoica indiferencia, pues no olvidamos aquella otra notición alarmista del
pasado año supuesto en la estación ferroviaria de Valencia de Alcántara que
resultó ser un cólico producido por un atracón de higos chumbos, que se dió un
mozo de la estación.
Nunca pudimos creer, que á no ser por el procedimiento de
Marconi, pudiera establecerse contagio de la epidemia-colérica entre cualquier
atacado de Nápoles y una aldeana del pueblo próximo antes indicado a quien se
le ocurrió darse un buen temple de pepino y regarle con sendos tragos de agua
fría.
Esta es una época propicia á cólicos y demás desarreglos
gástricos producidos por las frutas verdes y atrasadas, por las carnes y
pescados en malas condiciones, por el abuso de refrescos y helados y por otras
mil causas propias de la estación y de los facultativos debe alejarse toda
preocupación y ante casos de esa clase hacer abstracción absoluta de la
epidemia temida, sin que esto obste para que cuando se presente, tomen las
naturales precauciones que su discreción y saber puedan sugerirles.
Debe tenerse en. cuenta que un celo exagerado puede ser y es
tan pernicioso como una indolencia sostenida y que una alarma falsa puede
acarrear innumerables perjuicios, en todos los órdenes, cuya responsabilidad
moral ha de caer, ya que desgraciadamente no la material, sobre quien pudiera
producirla.
Cuando en 1885 el cólera se enseñoreó de España, en gran
parte por la falta de Higiene, fué Cáceres una de las provincias menos
castigadas, pues alguna ventaja había de tener su despoblación y el aislamiento
que sostienen entre sus 222 pueblos las distancias larguísimas que los separan.
Felizmente hasta hora las precauciones tomadas en los
puertos nos van librando de la epidemia, que seguramente se va extinguiendo en
las poblaciones extranjeras donde hace presa, por los medios de contención que
se ponen en práctica.
En esto es en lo que debemos tener confianza aprestándonos
todos á la lucha con el enemigo.
Me encanta leer estas noticias de siglos pasados porque, con
distancia, observamos qué poco han cambiado las cosas. Aquí podemos leer la
importancia del AISLAMIENTO para prevenir el contagio; también se habla de
despoblamiento y aislamiento… bueno, que cada uno saque sus propias
conclusiones. Hoy solo quería mostraros estas dos curiosas noticias para
intentar hacer más amenos los días de confinamiento, esperando y deseando que
todos esteis bien.
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