Hoy nos vamos a fijar en un pequeño detalle que se sitúa
frente a la entrada de la ermita del Espíritu Santo de Cáceres: su Cruz
Monumental o crucero, como se la conoce sobre todo por otras tierras. Es
curioso que, aunque el origen de estos monumentos de piedra se remonte a la
asimilación de los menhires y comenzaran a popularizarse en las Islas
Británicas ya por los siglos VII y VIII, a España llegarían mucho más tarde, a
través del ciclo Bretón, en el XIV, justo cuando comenzó a levantarse este
edificio. Pero no nos hagamos ilusiones, esta cruz, ni mucho menos pertenece a
esa época, ya que estos símbolos tuvieron su popularización en nuestras tierras
en el XVII y XVIII y su máximo apogeo en el XIX. Pero tampoco es ésta tan
antigua, siento desilusionar otra vez, porque la primitiva cruz fue destruida
por el vendaval que sufrió Cáceres el 14 de febrero de 1904. Rápidamente se encargó otra, la que ahora
podemos contemplar, inaugurándose el 27 de marzo de ese 1904, coincidiendo con
el Domingo de Ramos, con un coste total de 30 duros.
Estas cruces monumentales suelen seguir un mismo esquema con
una grada, un pedestal, un fuste rematado por un capitel donde se apoya la
cruz. En este caso la grada tiene los tres típicos escalones y el pedestal es
un prisma cuadrangular que enmarca un rebaje rectangular. Sobre él un pequeño
plinto en el que descansa el fuste cuya base es un prisma que se va estrechando
hasta dibujar unos triángulos de los que parten las acalanaduras que lo
recorren por completo y que se decoran con unas pequeñas borlas. En la zona superior este efecto se revierte volviendo a
su estado inicial prismático con una pequeña cornisa con un plinto donde
descansa el capitel, sobre él una sencilla cruz en la que solo destacan los
remates piramidales del brazo horizontal.
Hoy os quería enseñar este modesto detalle porque cada vez
que pasaba por él me preguntaba a mí mismo por su origen y su historia y una
vez que la supe os la he querido contar por si es de vuestro interés.
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