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EL ARCO DEL CRISTO. UNA POLEA, UNA ALCAYATA Y UNA LEYENDA

Hace unos días os mostraba algunos datos sobre el Arco del Cristo, pero me quedé en el tintero unos DETALLES para hacer esta segunda entrada. Como bien me señalaba Samuel en sus comentarios (autor de Extremadura: caminos de cultura), no había mencionado una serie de clavijas y una pequeña polea que rodean a la hornacina del Cristo. Es un antiguo y simple sistema para subir y bajar el farol que daría luz al cuadro del arco. Pero la duda surgió al preguntarnos por los años que aquello llevaría allí, así es que empecé a buscar imágenes antiguas de esta entrada a la ciudad y la mayoría muestran la cara exterior, pero finalmente pude encontrar algunas que enseñaban el lienzo, en las más modernas ya aparecía este rudimentario sistema de iluminación, hasta llegar a una imagen del año 1915, la más antigua desde ese lado que he podido localizar, en la que ya aparecen la polea (más arriba de lo que está ahora), la argolla y la gran alcayata donde se ataba el cordel del que pendía el farol. Posteriormente la polea se bajó un poco y se colocó sobre ella una lancha de pizarra que protegía a la luz, probablemente de la lluvia. Me conmueven estos pequeño detalles olvidados, que nunca fueron registrados, que pasan desapercibidos a la mirada de todos, pero que aguantan, que resisten el paso del tiempo, con honestidad, sin hacer ruido.




(Si pinchas en la imagen para ampliarla, puede verse el cordel)





Mi abuelo me contaba, que cuando se colocó el cuadro (él no sabía la fecha), dos chicos de buena familia se citaron allí para luchar por el amor de una chica, a un duelo a muerte (unas veces me decía que a pistola, otras a espada...). Antes del amanecer de un domingo de abril, se encontraron bajo el abrigo de la oscuridad de la noche, y con la única iluminación de este pequeño farol. En el momento de comenzar el duelo, el farol se apagaba, ocurriendo esto hasta 7 veces. Cansados ya, y con las luces del alba despuntando, los dos chicos decidieron que el Cristo les estaba diciendo que fuese ella la que eligiera con quien quedarse, y no las armas. Juntos se fueron a ver a la chica y decirle que se someterían a su elección. Cuando llegaron a su casa la vieron salir con otro mozo de la villa, con el que tenía relaciones. En ese momento decidieron que ellos se encargarían de mantener encendida la luz del farol del Arco del Cristo, porque este Jesús crucificado les alertó para que ninguno de ellos perdiera la vida por un amor no correspondido. Desgraciadamente, si la leyenda tiene algo de cierto, no se cumplió, el farol ha desaparecido y se ha iluminado la hornacina desde dentro. Yo desde aquí pido que se vuelva a colocar un farol en su sitio que ilumine el arco, como siempre debió ser. 





Me encanta vivir en una ciudad en la que hasta una alcayata y una pequeña polea, tienen una leyenda que contar.

Comentarios

  1. Pienso en aquellas personas que alguna vez alzaron la vista y la miraron con sus atentos y humedos ojos, al igual que ahora lo hacemos tu y yo, todas esas miradas que alguna vez atraparon en la superficie de su retina la luz que reflejaba ese humilde e interesante objeto.

    Aquellas miradas curiosas hoy no son mas que polvo, mientras el objeto de nuestro interés, observa expectante nuestra propia disolución en el discurrir del tiempo.

    Salu2 desde Puebla, Mexico! :)

    ResponderEliminar
  2. Aquí te dejo una foto de la fototeca del Instituto de Patrimonio Cultural de España donde se ve el farolillo colgando aún con polea y alcayata en funcionamiento. Leí este artículo cuando salió y bicheando por esta web encontré esta foto y me acordé al instante del blog y de esta entrada. Llega tarde, pero bueno, algo es algo . https://catalogos.cultura.gob.es/IPCE/cgi-ipce/ipcefototeca/O13356/IDbfab8716/NT3

    ResponderEliminar

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