Recientemente han comenzado las obras de la Ronda Sur de las
que prefiero no manifestar mi opinión, por aquello de no cambiar el tono amable
que tiene este blog. Dichas obras afectan irremediablemente al paisaje, en su
aspecto visual y en su aspecto cultural. La ribera del Marco está plagada de
molinos, partidores, industrias del tinte, curtidores, acequias… que poco a
poco están desapareciendo.
Aunque ha estado siempre visible, la noria de sangre que os
voy hoy a enseñar ha quedado totalmente expuesta por el trabajo de las máquinas
de esta obra. Pero ¿qué es una noria de sangre? La noria de sangre es una
máquina compuesta básicamente de dos grandes ruedas, normalmente de madera, una
horizontal que, movida por un animal, transmite su giro a otra vertical
instalada sobre la boca del pozo, la cual lleva aparejada una cuerda circular
con vasijas adosadas que cuelga hasta el fondo del pozo y que con el girar de
la rueda eleva el agua hasta la superficie. Este tipo de artilugio llega a
nuestras tierras tras la conquista de los musulmanes y se populariza su uso
hasta no hace demasiado tiempo.
La construcción de las norias la llevaban a cabo maestros
carpinteros. Una vez excavado el pozo, el carpintero tomaba las medidas del
brocal y teniendo en cuenta su profundidad se fabricaban utilizando ello
maderas duras previamente curadas de las existentes en los alrededores. El uso
de clavos o soportes de hierro era escaso o nulo, empleándose cuñas y
ensamblajes de madera. Las reparaciones las solían hacer los mismos dueños
reponiendo sobre todo las piezas de los engranajes sujetas al desgaste por rozamiento.
Durante el pasado siglo se construyeron norias de hierro con una mecánica más
resistente y de menor mantenimiento, aunque de mayor costo económico,
fabricadas por maestros herreros que procedían de manera similar a los
carpinteros.
Las vasijas, también llamadas arcaduces, eran de mediano
tamaño, con una capacidad media de uno 4 litros, con un agujero en el fondo que
les permitía vaciarse cuando la noria dejaba de moverse. La fuerza que movía
estas ruedas solía provenir de la fuerza de las bestias, normalmente burros que
dando vueltas alrededor del brocal enganchados a la noria. De ahí pasaba el
agua por unas conducciones, en este caso hasta una alberca, desde donde se
distribuía al resto de la finca por canalizaciones, partidores…
La noria de sangre de la finca Pavila es de mampostería,
circular, de unos 2 m. de altura y 6 m. de diámetro. En la parte superior se
encuentra, delimitada por un pretil, la plataforma o andén por donde circularía
la caballería atada al ingenio que extraía agua de la noria. En el centro, una
estructura de ladrillo macizo daba acceso al pozo.
Al interior se accedía por una portezuela con arco y
escalinatas que descendían hasta el nivel de agua de la cisterna. Adosada a la
noria, una alberca con enlosado de ladrillos macizos y paredes del mismo
material.
Hoy solo os quería enseñar, antes de que desaparezca, esta
noria de sangre, Al Detalle.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
SIG CÁCERES
Las Tres culturas: La otra historia del reino de Toledo. Las norias de sangre
Gran resumen cronológico. Esperemos que los intereses políticos por el desarrollo de ciertas infraestructuras, no destrocen el precioso recurso geológico y potencial prehistórico/antropológico que se va descubriendo.
ResponderEliminarLo que da pena es que, aun sabiendo que todo eso estaba y está ahí, se haya dejado caer a pedazos sin mostrar mayor interés en su conservación y puesta en valor, ahora nos llevamos las manos a la cabeza.
ResponderEliminarEnseñaremos estos tesoros mientras podamos... Ana muchas gracias por entrar y comentar.
EliminarQ pena q ahora q esta a punto de desaparecer sea cuando nos estamos enterando de estos tesoros..... gracias por mostrarnos estas cosas tan curiosas y bonitas
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