Moneda de Tamusia. Bronce. Siglo I a. de C
La llegada a la Península Ibérica de griegos, cartagineses y sobre todo de los romanos, generalizó el uso de la moneda como medio de intercambio comercial. La introducción del denario, la moneda de plata romana de la que procede la palabra dinero, la convirtió en modelo a imitar por los pueblos indígenas que acuñaron monedas de pesos y valores similares con el fin de poder comerciar con ellas. Los pueblos celtíberos del Valle del Ebro acuñaron denarios y monedas de bronce, con iconografía y alfabetos propios, en cuyo anverso presentan una cabeza masculina y en el reverso, un jinete sobre el nombre de la ciudad que emite y acuña la moneda.
La moneda, tanto por su escritura como iconografía, es celtibérica, pero con la particularidad de que podría ser la única acuñada fuera del Valle del Ebro. El topónimo "tamusia" se habría conservado en el nombre del río Tamuja, que rodea el castro vetón de Villasviejas del Tamuja, en Botija (Cáceres), por lo que se ha identificado ese yacimiento con la ciudad de Tamusia. Sin embargo, teniendo en cuenta que los vetones no acuñaron moneda, por la tipología de la elegida como pieza del mes, se trata de una moneda celtibérica que imita las monedas de "sekaiza", acuñadas en la ciudad de Segeda, localizada en la provincia de Zaragoza; monedas igualmente habituales en yacimientos extremeños. Es probable que, como cita el historiador romano Plinio, pueblos celtíberos se desplazaran hasta la actual Extremadura. Tal vez gentes de Sekaiza y Tamusia llegaron para servir como tropas mercenarias durante las Guerras Sertorianas; en el campamento de Cáceres el Viejo han aparecido numerosos ejemplares de estas monedas, o como mano de obra para la explotación minera de la región.
Esta última imagen ha sido tomada de la propia web del museo por la dificultad que ha supuesto el tamaño de las monedas para tomar una fotografía cercana y de calidad.
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