En los últimos meses hemos desayunado leyendo titulares que
nos anunciaban que la luz subiría el 4% en abril con la vuelta del impuesto a la
generación; que el Gobierno no prorrogará la suspensión del tributo del 7% que
solo ha durado 6 meses. Por otro lado, también hemos tenido noticia de que SEO
Birdlife critica la destrucción «injustificada» de la vegetación vinculada al
arroyo del Marco tras su limpieza y teme por la recolonización de especies
invasoras en el entorno.
Todo ello me ha hecho recordar que en mi colección
particular cuento con tres pequeños folletos publicados a finales del siglo XIX
por Joaquín Castel explicando su intento de solucionar el tema de la
instalación de la luz eléctrica en Cáceres, y el abastecimiento de agua
potable, intentando que llegasen a una gran parte de la ciudad de manera muy,
muy barata, vinculándola con la Ribera del Marco. Veamos cuál fue ese proyecto
y si salió, o no, adelante, aunque comenzaremos haciendo una pequeña reseña
biográfica del D. Joaquín Castel Gabás.
JOAQUÍN CASTEL GABÁS
Nacido en Chía (Huesca) en 1853, se traslada a estudiar
farmacia a Barcelona. Acaba sus estudios de forma brillante, demostrando un
gran interés por distintas ramas del conocimiento, desde la química y medicina,
vinculadas a su especialidad, como por la ingeniería, la física… Con 22 años
(1875) llega a Cáceres porque aquí vivía su tío, José Gabás, administrador de
la familia Ovando. En seguida demuestra su capacidad de emprendimiento e imaginación.
Lo primero que promueve es un botiquín en Sierra de Fuentes y poco después abre
la fábrica de gaseosa “La Extremeña” en la Casa del Sol.
Conoce el Pozo de las Nieves situado en el Paseo Alto y
decide crear una fábrica de hielo, también de gaseosa y de aceites en Aguas
Vivas, donde hoy hay una residencia de personas mayores. Mientras tanto, accede
al puesto de Farmacéutico Municipal y conoce a la que va a ser su esposa, María
Carrasco Guerra, hija del dueño de la farmacia situada en los soportales de la
Plaza Mayor que finalmente regentaría Joaquín Castel. El matrimonio también fue
dueño del edificio completo que en parte heredó su esposa y en otra parte fue
comprado al resto de los herederos.
Por su gran interés por el futuro de esta ciudad decide meterse
en política y se presenta a las elecciones de 1895. Entre 1895 y 1898 es
concejal en Cáceres y en momentos es “alcalde accidental” de la ciudad.
En 1913 fallece a la edad de 59 años a consecuencia de un
cáncer de Hígado.
PROBLEMAS DE ABASTECIMIENTO DE AGUA EN EL CÁCERES DE XIX
El Cáceres de aquellos años se abastecía de agua en las
fuentes de la ciudad: Concejo, Barba, Hinche…pero no todas las aguas eran de
buena calidad, ni incluso potables. Esto llevó a la ciudad a sufrir grandes
epidemias como las de Viruela en los años 1890, 1905 o 1910, ya que las ropas
de personas infectadas se lavaban en las mismas aguas de las que luego se
bebía, donde abrevaba el ganado… Esto provocaba también una alta tasa de muerte
infantil debido a las gastroenteritis y diarreas que éstos padecían por la
presencia de coliformes en el agua que bebían. Todo esto lleva al Ayuntamiento
a plantearse un sistema de suministro nuevo, pero la baja capacidad económica
se lo impide. A esto se le suma el paulatino aumento de la población de Cáceres
que ya en 1886 era de 11416 almas y las fuentes comenzaban a ser insuficientes.
Se proponen soluciones como traer el agua de las Minas de Aldea Moret (1883,
Francisco Galán y Castillo) o traerla de la Sierra de San Pedro (1885)
ALUMBRADO PÚBLICO
Cuando en 1881 los reyes de España y Portugal visitan
Cáceres para la inauguración de la línea Cáceres-Lisboa se ilumina por primera
vez con luz eléctrica la Plaza Mayor con un gran generador que se trae desde
Madrid.
En 1891 el ayuntamiento da 8 meses a la compañía eléctrica
española para la instalación de la luz en Cáceres, pero los plazos se van
prorrogando. En 1894 la sociedad eléctrica dice al consistorio que tiene que
pagar un estudio previo a la colocación de las luminarias y éste se niega a
poner más dinero y el acuerdo se rompe.
PROPUESTA DE JOAQUÍN CASTEL GABÁS Y SUS FOLLETOS.
El primero de estos folletos lo publica en 1895 y en él
demuestra gran conocimiento en distintas disciplinas que van más allá de su formación como farmacéutico. Buscaba convertir a Cáceres en una
ciudad moderna, abierta y lo que ahora se conocería como SOSTENIBLE, mucho antes
de acuñarse el término o que el propio concepto su pusiera de moda. Quería aprovechar el Manantial del Marco
para abastecer de agua y luz a la ciudad. También subraya la necesidad de hacer
la gestión desde la propia ciudad sin recurrir a empresas foráneas a la que se
le entregase esta gestión y el cobro de su uso.
Propone crear una presa en la zona de Puente Vadillo con lo
que se embalsaría el agua de la rivera. Aquí se instalaría una turbina que
generaría luz suficiente para el alumbrado público de la ciudad. Se producirían
40 caballos de vapor al almacenar las aguas invernales permitiendo un caudal
fijo de unos 100 litros por segundo. Esto abarataría el coste de la luz y el
agua a la mitad de lo proponen las empresas con las que se estaba en trámite.
Propone una escollera de entre 4 y 6 metros y considera que parte del agua
quedaría almacenado en el interior de la tierra en las grutas de la zona del
Calerizo.
Abrevaderos de Vadillo
Él buscaba llevar las aguas de las fuentes potables hasta
Puente Vadillo y con la fuerza hidráulica elevarlas hasta un depósito en Peña
Redonda desde donde se distribuiría al resto de la ciudad. En ningún caso
considera consumir el agua de la rivera por no ser de suficiente calidad, pero
sí usar su energía potencial para obtener la fuerza suficiente para bombear
otras aguas más salobres a un depósito en lo que ahora llamamos la zona de la
Plaza de Italia. Considera que los motores para este cometido solo deberían
estar funcionando unas 8 o 10 horas al día y el resto del tiempo la producción
se centraría en el alumbrado público, aunque ya calculaba que no sería
suficiente y que sería necesario el uso del vapor, pero sólo para un tercio de
la energía que se necesitaría.
Calcula un coste de
unas 700.000 pesetas para la instalación, que producirían 90.000 pesetas
anuales, por lo que en poco tiempo la inversión estaría amortizada.
Las aguas potables las canalizaría hasta Puente Vadillo
desde todas las fuentes de la Umbría de la Montaña, lo que podría dar unos 40
litros por persona y día. Como era hombre previsor suponía que la población de
Cáceres iría aumentando, por lo que proyectó, además, traer las aguas de
Hinche. Esto no influiría en las de Concejo, Fuente Fría, Madrila o Aguas Vivas
en las que se podrían seguir realizando los trabajos que hasta ese momento se
hacían. También plantea en alguna ocasión, aunque no en este folleto, la
posibilidad de traer, a la larga, el agua del Almonte o el Tajo.
La publicación de este primer folleto solo le trajo
problemas, críticas y rechazo, por lo que se vio obligado a publicar un segundo
folleto en 1896. Dice literalmente “cansado de sufrir tantas contrariedades y
sonrisas burlonas, me veo en el caso […] de ampliar algo el contenido de mi
primer folletito ya que al parecer por su brevedad o incoherente redacción no
está al alcance de todas las inteligencias…”
Sobre las propuestas de traer el agua de LAS MINAS,
argumenta que no son potables y que no cumplen con los mínimos exigidos de
higiene. Además, para sacarlas habría que elevarlas unos 80 metros lo que
supondría un gran costo energético. Por
todo ello desecha esta idea. También descarta traer solo la de Hinche por ser
insuficiente.
RESULTADO FINAL
Las propuestas de Castel son rechazadas, y se le considera
un loco…
En 1896 se firma un acuerdo con una empresa local
participada por muchos de los ediles y allegados que se llamaba “Eléctrica de
Cáceres” que trae la luz a nuestra ciudad en la feria de 1897. La luz se
produce en una central de vapor, suponemos que térmica, situada en la calle
Sancti Spiritu. Las críticas y quejas pronto llegaron por los ruidos y malos
olores que desprendía, siendo esta una zona muy céntrica y concurrida. A
finales de ese año y a instancias del propio Gobernador Civil, esta planta
generadora de electricidad se traslada a la zona de Puente Vadillo, porque
además de la molestia, suponía un verdadero peligro para la población.
En 1899 se constituye “La Sociedad de Aguas de Cáceres S.A.”
que finalmente trae el agua a Cáceres desde las Minas de Aldea Moret. Era de
tan mala calidad que la gente seguía usando el agua de las fuentes porque la
suministrada por la empresa tenía mal sabor, era dura y de color rojizo.
Seguían existiendo aguadoras y aguadores que iban y venían a Fuente Concejo y
Fuente Fría. En la plaza, en las esquinas, había unos quioscos, unos AGUADUCHOS
que te vendían 10 litros por un céntimo. Así la necesidad de tener agua
corriente en las casas no se instaló en la gente, porque la que saldría de sus
grifos era más cara y peor. La Sociedad de Aguas terminó siendo un negocio
ruinoso y tuvo conflictos con el Ayuntamiento durante décadas, hasta que en
1959 se municipalizó el servicio de aguas, cuando solo tenía agua corriente un
28% de las casas y se sacaba el agua del calerizo. Finalmente, y por la fuerte
demanda, en 1970 se construye la presa en el Guadiloba aunque pronto tiene que
recibir trasvase del Almonte por ser insuficiente.
Así es que todo lo planteado por Joaquín Castel se echó en
saco roto y sus días como edil pronto acabaron. Tanto fue el desprestigio que
le supuso y tantos fueron los enfrentamientos que en 1899 publica otro
“folletito” titulado “Cuestión de actualidad” (en 1888 publica otro que aún no
he logrado adquirir) en que se recoge parte del libro de actas de las sesiones
celebradas en el ayuntamiento el 2 de abril de ese año en el que Castel hace
sus propuestas y aclaraciones sobre el agua de las Minas de Aldea Moret, para
que todo el mundo conociera su proyecto y sus impresiones y no se dejaran
llevar por la desinformación y desprestigio al que estaba siendo sometido.
Finalmente, nada de lo propuesto por este visionario fue
llevado a cabo y Joaquín Castel termina dejando la política activa, aunque no
deja de trabajar por el desarrollo económico y cultural de esta ciudad que le
acogió y por la que él trabajó tanto.
Hoy solo os quería contar, Al Detalle, esta historia tan
curiosa sin pretender hacer paralelismos y así aprendemos todos un poco más
sobre la historia de nuestra ciudad.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
JOAQUÍN CASTEL. La burguesía emprendedora en Extremadura. Pilar Bacas Leal. Ateneo de Cáceres y Tau Editores
Imagen de Joaquín Castel obtenida de la publicación Laboratorios farmacéuticos cacereños activos durante el Franquismo. ANTONIO GONZÁLEZ BUENO. Revista de Estudios Extremeños, 2018, Tomo LXXIV, Número I, pp. 647-684
Imagen de Joaquín Castel obtenida de la publicación Laboratorios farmacéuticos cacereños activos durante el Franquismo. ANTONIO GONZÁLEZ BUENO. Revista de Estudios Extremeños, 2018, Tomo LXXIV, Número I, pp. 647-684
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