Caja de cafés José Gómez Tejedor
Latón impreso. 1915
La marca «La Estrella» es todavía hoy una referencia en el mercado del café en España; su historia se remonta a los finales del siglo XIX, cuando un empresario instalado en Badajoz patentó el método para la torrefacción del café.
José Gómez Tejedor (Frades de la Sierra, Salamanca, 1854 – Badajoz, 1932) fue un ganadero trashumante que quedó huérfano siendo niño. Sus reses pasaban el invierno en Extremadura y el verano en la sierra de Cameros (La Rioja), donde conoció a la que fue su esposa, Tomasa Ruiz Reinares. De espíritu inquieto y mente emprendedora, José se asentó en Badajoz para trabajar en un ultramarinos quedando encargado del tueste del café; en pocos años, logró abrir un establecimiento propio que bautizó en 1887 como «Café La Estrella». En sus viajes a América para proveerse de materia prima, observó que los mineros mexicanos tostaban los granos de café mezclándolos con azúcar, de formas que lograban una buena conservación del producto durante varios meses; en su establecimiento de Badajoz, perfeccionó el sistema y diseñó una batea especial para el secado, patentando en 1901 la denominación del «café torrefacto», que mantuvo legalmente hasta 1921.
Gracias al torrefactado, Gómez Tejedor consiguió la conservación del café durante un periodo de hasta seis meses, lo que le permitía venderlo y transportarlo a mayor distancia que sus competidores, y en perfectas condiciones. Así, en la primera década del siglo XX consiguió expandir su compañía de cafés «La Estrella», abriendo delegaciones en Sevilla, Jerez de la Frontera, Madrid y Barcelona. Sus cafés fueron distinguidos con medallas de oro en exposiciones celebradas en París, Gante, Marsella, Madrid y Zaragoza, y la empresa se apresuró a identificar sus productos con el distintivo de «proveedores de la Real Casa» que le fue otorgado por Alfonso XIII.
La popularidad de su sistema hizo que en lengua española el adjetivo «torrefacto» haya pasado a referirse al café tostado con azúcar, pese a que en origen, y en otros idiomas, el término sólo se refiere al tueste del café, sin alusión al azúcar. Además, Gómez Tejedor innovó en conceptos como el envasado y la publicidad de sus productos, diseñando envases en latón como el que exponemos, que fueron muy populares en los años anteriores a la guerra civil, además de llaveros, cuadernos de baile, barajas de cartas, maletines, espejos, navajas, relojes o tarjetas postales, utilizando también profusamente la publicidad radiofónica.
Tras su fallecimiento en 1932, la firma de cafés La Estrella pasó a ser de propiedad de su hijo Abelardo Gómez-Tejedor Ruiz, y hoy día es una de las empresas españolas punteras en este sector. La caja que exponemos ingresó en la colección del Museo en 1983, donada por D. Fabriciano Valiente Blas.
TEXTO EXTRAÍDO DE LA WEB DEL MUSEO DE CÁCERES, PUEDES CONSULTARLA EN EL SIGUIENTE ENLACE:
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