Es curioso lo que uno puede llegar a encontrar revisando la
hemeroteca de diarios como el ABC. El 11 de junio de 1948 publican un artículo
titulado “EN LA GUERRA Y EN LA PAZ” en el que, con motivo de la I Exposición de
Farmacia, se habla de una novedad en nuestro país: el plasma liofilizado. Lo
curioso es que este plasma en polvo se producía en la ciudad de Cáceres.
Debo aclarar que lo que realmente se comercializó en polvo
no era sangre sino plasma. El plasma no es otra cosa que el resultado de
eliminarle a nuestra sangre todos las células (eritrocitos, leucocitos y
plaquetas), quedando una disolución acuosa rica en proteínas, lípidos, sales
minerales…Si a ese plasma le eliminamos los factores de coagulación obtenemos
lo que se conoce como suero.
Antes se seguir con este artículo del ABC debemos hacer un
pequeño recorrido por la curiosa y apasionante historia de las trasfusiones de
sangre. Es indudable que desde hace milenios somos conscientes de su relación
con la vida, pero hasta finales del siglo XV no existe documentación de un
intento de “transfundirla” de una persona a otra. Las comillas se deben a que
en realidad ese “traspaso” se le realizó por la boca al Papa Inocencio VIII,
que estando en coma se le dio a beber la sangre de tres niños de 10 años
buscando la mejoría del pontífice con el resultado previsible de la muerte de
los 4, Papa y niños. La intención no era mala, pero el método elegido no fue el
más adecuado. La primera y verdadera transfusión se realizó mucho después, en
1665, por Richard Lower entre perros. Él mismo fue quien realizó el primer
intento en humanos a los que se introducía sangre de perros también, con
resultados bastante desastrosos.

El siguiente paso fue idear la manera para que esa
transfusión no tuviera que ser directa, con lo que se buscaron formas de
conservar la sangre. Esto, aunque pudiera parecer sencillo, presentaba
grandísimos retos para la ciencia que poco a poco se fueron solventando, entre
otras cosas, por la necesidad que imponían las grandes guerras,
fundamentalmente la Segunda Guerra Mundial. El primer banco de sangre de
Estados Unidos se abrió en 1935 y en 1949 el de España.
En esta II Guerra Mundial la armada americana comienza a
usar un método sencillo de conservar el plasma: la liofilización, es decir,
extraer toda el agua para posteriormente añadirla en el momento en que se necesitara.
Como método de preservación es bastante bueno, pero presentaba la dificultad de
conllevar una manipulación de unos 15 minutos por cada unidad de plasma. Para
épocas de conflicto se demostró su poca utilidad y se fue desechando en lugares
en guerra. La empresa que más unidades de plasma sanguíneo fabricó para la
segunda gran guerra fue Sharp and Dohme de Filadelfia. Todos los excedentes que
quedaron tras el conflicto fueron donados a la Cruz Roja, y por desgracia había
algunos lotes contaminados, lo que produjo bastantes muertes por hepatitis, lo
que llevó a este método a ir perdiendo fama poco a poco. Actualmente se
liofilizan factores de coagulación, albúminas… pero no tanto el plasma, aunque
sí se usa en algunas partes del mundo.
Ahora volvemos a España, a 1948 y a la I Exposición de
Farmacia y al artículo del ABC que paso a transcribir íntegro:
Un gran porcentaje de vidas humanas han sido salvadas en la
guerra y en la paz por el plasma. La investigación, tras penosos estudios, ha
conseguido mediante él simplificar las transfusiones de sangre, permitiendo que
"un dador de sangre universal" -el plasma- esté siempre, cualquiera
que sea el sitio en que se le precise, dispuesto a su generosa donación. En la
guerra se generalizó de tal forma su empleo, que hoy tiene una perfección
absoluta en sus dos formas; natural y desecado.
Sin embargo, en España no se preparaba el plasma desecado de
mayor fácil conservación. Su importancia, por su alto interés humanitario, no
había pasado inadvertida. Así, al visitar la Exposición general de Farmacia—
recientemente clausurada—, nos enteramos de que este plasma se fabrica también
en nuestra Patria y precisamente en una de las regiones que parecía más alejada
de toda manifestación científica: Extremadura.
Es el distribuidor general, Sr. Hurtado, quien informa:
—«Los "Laboratorios Lehuman, S. L.", de Cáceres,
se instalaron con el fin de lanzar al mercado español el primer plasma humano
desecado para transfusiones, dada su gran importancia terapéutica,
especialmente en Pediatría y Quirúrgica. Sus directores técnicos, doctores
Corrales y Rodríguez Rebollo, lograron por la acción combinada de potentes
vacíos y absorbentes químicos apropiados, producir la formación de una esponja
en el interior de ampollas que encierran el desecado correspondiente a 100 c.
c. de plasma humano natural. Añadiendo, por tanto, dichos 100 c. c. de agua
bidestilada estéril -que también se incluye en el estuche-. se logra
reconstruir, rápida y fácilmente, el plasma primitivo.
Esta especialidad -prosigue el Sr. Hurtado- se denomina
PLASMO-LEHUMAN, siendo la base del resto de los preparados de este Laboratorio,
todos ellos igualmente autorizados y registrados en la Dirección General de
Sanidad. Unos de carácter antianémicos: "Antianémico Lehuman" (adultos
y niños, ambos inyectables), en el que se asocian plasma, hígado y calcio, y
otro "Plasmo-Calcio Lehuman" (comprimidos), confeccionados con plasma
humano en polvo, calcio y peptona, que evidencian la especialización de los
"Laboratorios Lehuman" en preparados farmacéuticos, en que su materia
prima es sangre humana, que ofrece amplias posibilidades, tanto en Farmacología
como en Terapéutica de plasmoterapia.
Al despedirnos sentimos la íntima satisfacción que, como
españoles, nos produce comprobar esta valiosa aportación a la humanidad de un
laboratorio de la industria farmacéutica nacional.
D. García Hurtado Medina, nacido en Alcántara en 1908, llegó
a Cáceres al hacerse cargo de la Farmacia del Hospital Provincial cuando
comienza la Guerra Civil. Allí conoce a un prestigioso médico que todos
conocemos por el nombre de una calle, Pedro Rodríguez de Ledesma (cuya clínica
se encontraba en la esquina de la Avda. Virgen de la Montaña y Periodista
Sánchez Asensio, ocupando todo aquello incluido los multicines y que
posteriormente fue derribada). Junto a él y Juan Muñoz Manzano fundan un
almacén de farmacia aprovechando la escasez que había de los productos que
venían de Alemania y así funda en 1940 Hurtado y Compañía S.L.
Crea los laboratorios LEHUMAN en el verano de 1945. Como
gerente de la empresa estaba García Hurtado Medina y el consejo de
administración lo formaban él mismo, Ramón Muñoz Cepeda y Alfonsa Rodríguez de
Ledesma. El Laboratorio tenía sede en la Avda. de la Montaña 12, donde ahora
hay un banco que hasta hace poco era una de las Cajas regionales. El local
tenía más de trescientos metros cuadrados y hace décadas que desapareció. La
responsabilidad técnica recaía en el farmacéutico Práxedes Corrales Vicente y
el químico Raimundo Rodríguez Rebollo.
Durante los primeros años de los 50 mantienen la fabricación
de estos productos, pero no terminan de funcionar bien y dejan de hacerlos.
En el número 1667 del Boletín de la Propiedad Industrial
podemos ver el diseño propuesto para el dispositivo de Plasma desecado:
REIVINDICACIONES.
1º. Dispositivo autoinyector perfeccionado, caracterizado
por estar constituido por un depósito grande de material transparente destinado
a almacenaje de plasma y de vehículo de un medicamento, de forma cilíndrica,
con una base cerrada, junto a la cual se acopla una arandela dotada de un
asidero, llevando dicha arandela por la parte frontal un gancho.
2º. Dispositivo, según la reivindicación primera,
caracterizado porque la base opuesta del depósito es coneiforme, presentando
una apertura que va dotada de un tapón de cierre hermético, dotado de una
superficie superior traspasable por medio de una aguja de inyección que va
acoplada a un conducto flexible, cuyo extremo opuesto va dotado de otra aguja
similar, siendo ambas montables y desmontables a voluntad por medio de su
ráctor correspondiente.
3º. Dispositivo, según las reivindicaciones anteriores,
caracterizado porque consta de un segundo depósito de características similares
al ya descrito, de dimensiones más reducidas, destinado al almacenaje de
medicamentos; teniendo una de sus bases cerrada, y estando dotado de una
arandela provista de un asidero, teniendo la base opuesta coneiforme y abierta,
cerrándose por medio de un tapón de acoplaje hermético, cuya superficie es traspasable
por una aguja de inyección.
4º. Dispositivo,
según las reivindicaciones anteriores, caracterizado porque consta de un
segundo conducto flexible, a cada terminal del cual se acoplan agujas de
inyección, estando dotado en su centro dicho conducto de un dispositivo de
apertura, cierre y regulación de paso de líquido.
5. Dispositivo autoinyector perfeccionado.
Lo he intentado, pero no he logrado encontrar ninguno de
estos dispositivos en el mercado, pero sí poseo en mi colección personal otros
de los productos de Lehuman S.L., el conocido como “SOLUCONGO”. Una caja sin
abrir de 5 ampollas de 5 c.c. que según reza en el envoltorio es una “Solución
isotónica y estable de béncidin-disazonaftil-amin sulfato sódico”, esta ocasión
para adultos. En la propia caja leemos el nombre del farmacéutico: P. Corrales
y Vicente, así como del químico: Raimundo Rodríguez Rebollo. Esta caja
pertenece al lote 178 y fue vendida a la farmacia Zambrano de Granada que ha
perdurado hasta el 2017. El medicamento tenía un precio de 14,20 pesetas, un
buen dinero en aquellos años.
Ni que decir tiene que, si alguien tuviera o supiera de la
existencia de alguna unidad de otro medicamento de Lehuman y sobre todo del
Plasma Liofilizado, me gustaría tener más datos o incluso añadir otro elemento
a mi colección de objetos de la pequeña gran historia de Cáceres.
En esta ciudad fuimos pioneros en la automoción, en la
aviación femenina (como ya os conté) y en productos sanguíneos desecados y en
otras muchas otras cosas que iremos, poco a poco, descubriendo Al Detalle.
Recientemente he podido adquirir para mi colección particular una hoja de una publicación de los años 60 (no me han sabido dar datos más concretos) con publicidad del Suero Plasma Lehuman en todas sus variedades. Me parece interesantísimo el grafismo tan típico de esta época, espero que os guste.
ACTUALIZACIÓN 11 ENERO 2020
Recientemente he podido adquirir para mi colección particular una hoja de una publicación de los años 60 (no me han sabido dar datos más concretos) con publicidad del Suero Plasma Lehuman en todas sus variedades. Me parece interesantísimo el grafismo tan típico de esta época, espero que os guste.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Laboratorios farmacéuticos cacereños activos durante el Franquismo. Antonio González Bueno. Revista de Estudios Extremeños, 2018, Tomo LXXIV, Número I, pp. 647-684
Censo-guía de los laboratorios farmacéuticos activos durante el Franquismo (1936-1975). Antonio González Bueno. Raúl Rodríguez Nozal.
Registro de la propiedad industrial
Registro de la propiedad industrial
Realmente un reportaje extraordinario ..ni en sueños lo hubiera imaginado ... Enhorabuena !!me ha encantado lo copió y guardo ..con permiso ..gracias !!sinceramente GRACIAS !!
ResponderEliminarImpresionante reportaje..jamás"ni en sueño lo hubiera imaginado ...gracias enhorabuena al Autor ó Autores sinceramente GRACIAS!!
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