¡Ya mañana me acerco! ¡El próximo día sin falta! ¡No parece
tan interesante!
Estas y algunas otras expresiones parecidas me he repetido
mil veces a mí mismo al pasar cerca de las ruinas que os quiero mostrar, Al
Detalle.
Uno de los primeros retos al que se enfrenta todo cacereño
cuando se inicia en esto de la bici de montaña, es recorrer los caminos de la
Sierra de la Mosca, a ser posible, sin descabalgar del noble rocinante de dos
ruedas. Una de las cuestas más famosas y que me han hecho poner el pie en
tierra más veces de las que quisiera confesar, es la que llamamos la cuesta de
Olleta. Recibe ese nombre, evidentemente, porque comienza junto a esta enorme
cantera, con un primer tramo de tierra para continuar con otra parte cementada.
Es justo aquí, cuando la pendiente se te encara y hay que tomar una curva a la
derecha, donde se aprecian los restos de lo que parece ser una casa y un enorme
montón de piedras, que por la falta de respiración de la calamitosa subida,
hasta ahora no había reparado en que es una arruinada zahúrda.
Hace unos días subí por allí dando y paseo y cumplí mi promesa
mil veces incumplida y por fin me acerqué a ver este resto de nuestro pasado.
Los restos se encuentran en la fina El Tinajón, en nuestra querida Montaña. La
simple edificación parece que tendría una única estancia con tejado a dos aguas
que ha desaparecido por completo, como algunas de las paredes que la
resguardarían de los terribles vientos de la zona.
Pero para mi gusto lo más interesante son los restos de la
zahúrda. Hay que reconocer que se encuentran en bastante mal estado, pero
destacan por su gran tamaño. En esta zona de tanta pendiente, se hicieron
arduos trabajos de aterrazamiento que permitieron obtener pequeños llanos donde poder practicar la cría del cerdo. Aún se conservan los muros que
sujetan estas terrazas y que posibilitaron que se construyera esta estructura
con un tamaño algo superior a lo que suele ser común en la zona. Otro aspecto
muy interesante es que está construida con el famoso método de la piedra seca.
Recordemos que es colocar las piedras sin ningún tipo de argamasa, algo muy
común, entre otros sitios, en Extremadura y que en noviembre del 2018 fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La falta de algún material que mantenga unida los distintos
elementos ha hecho que se esté viniendo a bajo esta vieja zahúrda, de las
pocas (por no decir la única) que se conservan en la Sierra de la Mosca. A
penas se distingue ya su característica forma de U y algunos de los
“habitáculos” donde se refugiaban los cochinos. No puede apreciar ninguna pila
porque toda la parte central está plagada de los pequeños fragmentos de
cuarcitas con los que se levantó este ejemplo de arquitectura vernácula, y que
dominaban con gran destreza nuestros antepasados.
No es la ruina ni la zahúrda más bonita que haya visto, pero
sí es un ejemplo de la lucha de nuestros antepasados por ganarse la vida en una
zona hostil, lo que les llevó a dominar el relieve y construir en el artificial
llano un lugar donde criar los cochinos que serían su único sustento. En
reconocimiento a estos trabajadores y su maestría a la hora de dominar la técnica
de la piedra seca, os he querido enseñar este testigo de nuestro pasado, Al
Detalle.
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