La hidromitología nos regala relatos de Damas, de Moras, piratas,
monstruos marinos, apariciones marianas, dragones o, como en este caso,
serpientes. Las historias de estos reptiles relacionadas con el agua están
extendidas por todo el mundo y muy cerca de Cáceres, en Aldea del Cano, tenemos
un ejemplo de este tipo de leyenda en la que se mezcla el agua y una gran
serpiente. Estos reptiles siempre han estado presentes en la mitología de los
pueblos que poblaron la Península Ibérica, no olvidemos que los griegos la
llamaban OPHIOUSSA (tierra de serpientes). Con la llegada del cristianismo
éstas se convirtieron en la ejemplificación del mal como ocurre con Adán y Eva
o en las representaciones de San Miguel donde aparece matando a uno de estos
animales como icono del maligno.
Los estudiosos de las leyendas, y más concretamente de la
hidromitología, hacen un apartado especial para las relacionadas con serpientes
y cursos o fuentes de agua. Dentro de ellas, Martos Núñez y Martos García
(2013) las subdividen en 4 tipos que ahora no trataremos con detalle, pero
donde la historia que hoy nos ocupa podría encuadrarse en el tipo B de
SERPIENTE-PRESA, en el que la serpiente rapta a un individuo y los vecinos de
un determinado lugar hacen todo lo posible hasta que lo liberan. Este tipo de
historia son muy comunes en Asturias, donde a estos reptiles se les conoce con
el nombre de CUÉLEBRES. Veremos en el relato que nos hacen en el propio pueblo
que existe una conexión directa con estas tradiciones de norte propiciada por
la trashumancia muy probablemente. Pasemos a contar esta leyenda en la versión
de un buen, y muy querido, amigo del pueblo: Juan José Bayón.
LA LEYENDA DE LA SANCHITA
Se cuenta en Aldea del Cano que hace muchos años un padre y
su hijo llegaban desde el norte a pasar cada invierno con su ganado a los
alrededores del pueblo. Vivían en una pequeña choza para no alejarse de sus
animales y al llegar uno de esos inviernos, encontraron resguardada en su
humilde vivienda una pequeña culebra que decidieron cuidar para que les librara
de los molestos ratones que, más veces de las deseadas, mermaban sus
provisiones de grano. Cuando marchaban a pasar el verano en tierras más
frescas, dejaban a la culebra al cuidado de la zona para que mantuviera a raya
a las alimañas que abundaban en aquel paraje. El hijo del pastor decidió ponerle
un nombre porque poco a poco se fue convirtiendo en un elemento más de su
estancia en Aldea del Cano y decidió, por razones que desconocemos, llamarla
Sanchita.
De mucho cazar y de mucho comer, Sanchita se fue haciendo
cada vez más grande y a la vuelta del padre y el hijo a su choza de todos los
inviernos, el reptil, con más hambre que maldad, decidió atacar al pastor
mientras el pequeño no podía hacer nada frente a la fuerza del enorme animal.
El miedo le llevó a recorrer los pocos kilómetros que separaban
aquellos terrenos del pueblo, en menos de un instante y, de inmediato, los
vecinos corrieron al auxilio del pastor. Ni entre varios hombres eran capaces
de liberar al hombre de la bestia, hasta que un joven pensó en ofrecer una
presa más apetecible a la serpiente para ver si ésta liberaba al hombre. Así
fue, poco a poco la serpiente fue desenroscándose del aterrorizado pastor y se
fue acercando a un pequeño lechón que le habían puesto de cebo, en ese momento
aprovecharon para darle caza y acabar con ella.
Para recordar la historia quisieron que quedara para siempre
el nombre de Sanchita ligado a la fuente en la que bebían aquellos ocasionales
vecinos y que se encontraba junto al viejo chozo que terminó desapareciendo.
Aún hoy se conserva la fuente y el recuerdo de esta historia en la memoria de
los habitantes de Aldea del Cano.
Hoy solo os he querido contar esta curiosa leyenda y
mostraros por primera vez fotos de la auténtica fuente, porque, aunque esta
historia es contada ya en algunos blogs y varias páginas, en ninguna de ellas
aparecen imágenes de la fuente porque es bastante complicada de encontrar, pero
en Cáceres Al Detalle SIEMPRE visitamos los lugares en persona para contar sus
historias y no nos limitamos a “cortar y pegar” y nos gusta disfrutar de los lugares y sus leyendas.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Antonio Castaño Blanco. Hidromitología y lecturas. Aplicaciones en educación, cultura y turismo.
Martos García, A. E.
y Martos Núñez, E. (2013). Prosopografías comparadas de lamias, sirenas y otros
genios acuáticos. Revista de Estudios Filológicos, nº 24, enero
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