Es verdad que la figura y obra de Miguel
de Unamuno nunca se han olvidado, pero sí es cierto que en algunos momentos son
más recordadas que en otros. Por diversas circunstancias a las que ahora no me
referiré, en los últimos tiempos se ha hablado del gran Unamuno en el cine y los medios de comunicación, por eso hoy
quiero traer a este blog la visita que el autor de Niebla o San Manuel Bueno
Mártir hizo a Cáceres en junio de 1908, para asistir a la entrega de premios a
trabajos pedagógicos promovida por la Asociación Provincial del Magisterio
primario, creado un año antes para intentar paliar el atraso educativo que se
daba en algunos pueblos de la provincia, donde una buena parte de la población
era analfabeta.
La Asociación estaba formada por maestros
jóvenes “comprendiendo que la unión de los buenos formaría fuerza irresistible
para arrollar lo arcaico, cómodo y deleznable”. Este grupo de profesionales
hacían campaña a favor de la educación por la regeneración de la escuela,
usando métodos modernos. En abril de 1907 se constituyó su junta directiva que
presidiría D. Francisco Fernández García, de Peraleda de la Mata, el secretario
sería D. Miguel Sánchez de Castro, de Cáceres y la Comisión Ejecutiva la
componían D. Ricardo Lasso, Dª. Lucina Pérez y D. Miguel Sánchez. Como vocales
estaban D. Ricardo Lasso Bravo, D. Eustasio Corrales Aguilera de Alcántara, D.
Leocadio Vegas Fernández, de Cañaveral, D. Modesto Sánchez Gómez, de Hervás, D.
Cándido Franco Galván, de Albalat y Dª Lucina Pérez Vázquez, de Cáceres.
Una de las primeras cosas que hizo la
Asociación fue crear un certamen de trabajos pedagógicos que deberían estar
relacionados con 13 temas distintos, para los que se presentaron un total de 62
trabajos que fueron estudiados detenidamente para seleccionar entre ellos los
más destacados. Desgraciadamente no he logrado encontrar el título de los 13 temas
propuestos, pero sí el de los trabajos premiados en cada una de estas
categorías, con lo que nos podemos hacer una idea de la temática propuesta. El
listado de los trabajos premiados es el siguiente, según recogió la prensa de
la época:
Trabajos premiados por el Jurado del
Certamen pedagógico
Tema 1º. La educación es la vida. Ídem
para el Accésit Hoc opus hic labor.
Tema 2º. Inteligencia que camina siempre
en busca de la verdad, no puede hallarla sin que a ello la encaminen los medios
que nos enseñó Jesucristo, nos aconsejan los que no podemos conocer sin poseer
las verdades del Catecismo. Desterrando dé la escuela esta obra santísima, el
niño se confundiría con el ser irracional, carecería de corazón y sucumbiría en
el abismo, sin conseguir la salvación de su alma.
Tema 3º. Declarado desierto el concurso
para este tema por no merecer el premio ninguno de los trabajos presentados.
Tema 4º. El bien es la aspiración
natural y constante de la voluntad. Accésit, Querer es poder.
Tema 5º. Laisses faire.
Tema 6º. La sanfé est la vié. Accésit
para La vida es una lucha, y de la palma, nunca dignos serán los desertores.
Tema 7º. Niños y pájaros.
Tema 8º. Hay un apostolado de la prensa;
pero toda la prensa es un apostolado.
Tema 9º. Ruis Hernández. Accésit para La
educación de los niños mentalmente anormales, es obra de solidaridad, de
justicia y de reivindicación social.
Tema 10º. La enseñanza gradual solo tiene
ventajas. La organización de la enseñanza gradual en España, tiene algunos
inconvenientes que importa conocer y corregir. Accésit para Viva Extremadura.
Tema 11º. Sanctum et terríbile nomen ejus.
Accésit para La sabiduría es el más rico tesoro.
Tema 12º. Queda el premio desierto.
Accésit para La higiene del cuerpo y del pensamiento condicionan al hombre para
vivir en sociedad, y para socorrer al desgraciado, y evitas el criminal.
Tema 13º. Del joven la vocación halle y
guíe el preceptor.
La entrega de premios se realizaría con
un acto solemne en el Teatro Principal de Cáceres y que finalmente se retrasó
para que pudiera presidirlo el rector de la Universidad de Salamanca, D. Miguel
de Unamuno, y así el 10 de junio de 1908, D. Miguel llega a nuestra ciudad de
Cáceres en tren. Se acercan a recibirlo a Plasencia el Jefe de Sección de
Instrucción Pública, el señor Naranjo junto a otras autoridades. En la estación
de Arroyo de la Luz, que por aquellos años seguía llamándose Arroyo del Puerco,
le esperan el secretario de la Diputación, el señor Díez, porque el Señor
Grande, el presidente, se encontraba enfermo. A la llegada a la estación de
Cáceres esperaban el gobernador, el alcalde, el director del Instituto El
Brocense y gran número de personas que querían ver de cerca al famoso
intelectual. Durante los días que permanecería en Cáceres se alojó en casa de
un antiguo amigo suyo apellidado Castillo, del que no he logrado saber quién
era ni dónde vivía.
En la mañana del 11 de junio de 1908
llevaron a D. Miguel de Unamuno a conocer el Instituto El Brocense y la Escuela
Normal de Maestras; también estuvo visitando el interior de la iglesia de Santa
María y la de Santiago (se ve que ya en aquella época San Mateo era complicada
de visitar, igual que ahora). Tras el almuerzo y descansar un buen rato, visitó
el Santuario de la Virgen de la Montaña para dirigirse después, directamente, a
la entrega de premios del certamen pedagógico.
Todo el teatro al completo esperaba ansioso el discurso de D. Miguel,
con mucha más expectación que el de los premiados. De entre los galardonados
destaco el Sr. Rúa al ganar dos premios y dos accésits. Desgraciadamente el
discurso íntegro de D. Miguel de Unamuno no se conserva, pero sí tenemos una
transcripción casi completa realizada por el periódico El Noticiero y que paso
a reproducir íntegramente:
Señores y Sras. Señores Maestros:
Al tener que cerrar este acto tan
sencillo y por sencillo fecundo, parece que vendría bien saludar a esta ciudad
de Cáceres, donde por primera vez, y no última, me encuentro, pero todo sería
baladí porque el afecto verdadero solo puede fundarse en la convivencia con
vosotros.
He de deciros sin embargo que el espíritu
humano tiene momentos como el mar, de flujo y reflujo, de plenitud de vida y de
fatigarme y me recomiendo ahora a vuestra benevolencia por encontrarme en uno
de esos periodos de reflujo.
He de repetir lo que otras veces, porque,
es necesario repetir muchas veces ciertas cosas.
La Asociación de Maestros se propone
llevar a cabo empresas juveniles que Dios quiera no fracasen. Se está poniendo
de moda esto de la Instrucción y de la cultura, sin saber si estas cuestiones
interesan de veras, y sin tener en cuenta que muchos se dejan llevar; pero es
cierto que hay un estado de preocupación por cosas que antes no preocupaban á
casi nadie.
La iniciativa privada es desgraciadamente
muy débil en este país, que encomienda todo a la acción pública, que es la
única que nos queda de verdadera garantía de libertad.
El ambiente se hace por un cambio
espiritual y no por las condiciones de clima y de suelo, porque el hombre hace
la tierra en que vive, los hombres se sugestionan por contacto moral, y en esta
labor de la cultura hay este contacto, aunque para la mayor parte de las gentes
no es lo suficientemente sentida. La obra de la cultura es una obra religiosa
en el estricto sentido de la palabra. Todos los días miles de lenguas y
corazones elevan esta plegaria: venga á nos tu reino y debemos procurar que eso
se realice aquí en la tierra, que podrá ser una morada de paso para el
individuo, pero no para la especie, pues hay que mirar a los que vienen detrás
de nosotros, dejándoles ese legado, no sabiendo nunca cual es el término de
esta obra que no tiene fin.
El terreno de la ciencia cuanto más se
agranda su horizonte mayor parece el de la ignorancia, como decía Leopardí:
“descubriendo, solo la nada crece”.
En ningún orden tiene esto fin, pues por
cada inquietud resurgen nuevas inquietudes. Por eso, sin esperar a ver
realizada la obra de la cultura, debemos pensar siempre en los que vienen
detrás, más que en los que nos precedieron. Alguna vez he dicho que yo no
empecé a sentir el patriotismo hasta que no tuve hijos y empecé a pensar en su
porvenir, porque de los actos de nuestros padres no nos cabe responsabilidad,
pero sí en los de los que nos siguen. (Aplausos.)
Y si el patriotismo es algo, es antes que
todo un sentimiento de responsabilidad, convencidos de que cada cual lleva la
patria consigo, dentro de sí mismo.
Esto no quiere decir que no se tengan en
cuenta los actos gloriosos pasados, pues no se tienen esperanzas hasta que no
se tienen recuerdos, lo demás son ilusiones.
El progreso se construye con la
tradición, por lo que hay que andar con tino al destruir lo viejo, procurando
dejar los sillares, y por eso el progreso se construye sobre la tradición, y
esta labor la tiene el maestro, que enseña lo principal que aprende el hombre.
Junto a lo que el hombre aprende en los
primeros años, todo lo demás es muy poca cosa.
Encomendada a los maestros la función más
sagrada del patriotismo, les debe dar una unción en sus funciones, teniendo
mucho cuidado en no abominar de la rutina de ayer, para caer en la rutina de
hoy.
La Pedagogía se convierte ahora en algo
formal, en abogacía con perdón de los letrados que me escuchan. (Risas).
Sabiendo lo que hay que enseñar es secundario saber la forma en que debe enseñarse.
Es también obra principal del maestro la
que debe ejercer fuera de la escuela y en los pueblos, donde tiene que pelear
contra una porción de inconvenientes entre ellos uno de los principales con los
padres de los muchachos.
Os he de confesar que no soy muy
respetuoso con los derechos de los padres, sino con el de los hijos, pues creer
que aquellos saben lo que a éstos les conviene, es una ficción.
Todas las gentes que exageran los
derechos del padre, no es esto lo que les importa, porque saben que este
siempre delega en alguien.
Los maestros oficiales deben tener como
dogma para la obra patriótica, el Estado docente, que es lo único europeo que
tenemos.
Después que hemos pasado por una especie
de anarquismo manso, creyendo que el Estado es lo malo, lo cual es un error, la
acción más eficaz en la cultura, es la acción docente oficial, y lo digo porque
así lo creo, y esta acción debe corroborarse y no deprimirse.
A un patrono de una fundación que me
consultaba lo que habrían de hacer con los fondos de la misma, le aconsejé que
mejorase las escuelas públicas, porque las instituciones menos malas de
enseñanza en España son las escuelas públicas, no las privadas (aplausos) que
no se fundan muchas veces más que para separar al rico del pobre. (Aplausos).
Si en ciertos pueblos hay una verdadera
democracia sentida, es porque el rico y el pobre convivieron en la misma
escuela. (Aplausos)
Cuando se trata de crear escuelas frente
a las del Estado, como en Barcelona, es con alguna intención embozada, pues se
da el caso de que Barcelona no tiene las escuelas que debe, por ley, incluyendo
las privadas, y las que tiene son muy malas, y sin cumplir con la ley, quieren
poner unas escuelas municipales frente a las del Estado, indudablemente para
enseñar en una lengua que no es la lengua española. (Nutridos aplausos).
Esto nos ha traído una porción de males
en todos los órdenes, y por eso implica siempre la imposición de la cultura,
aunque sea con una cierta violencia, porque es indudable que hay no pocos,
sitios donde se le ponen resistencias. No es el peor mal el analfabetismo, del
que se habla con bastante injusticia y exageración, pues no es tan grande como
se dice, y va disminuyendo de día en día. Lo peor es que muchos han llegado a saber
leer y escribir y luego lo han olvidado, saliendo de la escuela y dedicándoles
sus padres al trabajo por codicia (aplausos) que no siempre justifica la
necesidad.
Aun cuando haya muchos que sepan leer y
escribir, luego ni leen ni escriben, pues se encuentran muchos doctores de
escopeta y perro analfabetos por desuso. (Aplausos). Esto es lo peor, y más aún
que los que leen y escriben, escriben y leen cosas que más valiera que ni las
leyeran ni escribieran. (Aplausos.).
Hay regiones en que casi no existe clase
media, y esto les da una inestabilidad enorme, por lo que, es preciso crear en
España una clase media de la cultura, un mínimum, que dicen los alemanes, sin
el cual no es posible considerar a una persona como culta.
Falta esta clase media de cultura, porque
existe el horror al libro. En Italia hay muchos centros de lectura y aquí hay
muy pocos, y para eso son motejados sus entusiastas con el nombre de
intelectuales, siendo en realidad los inteligentes. (Aplausos.)
Hay que influir en la escuela, que debe
ser el hogar de la cultura de un pueblo, y esto se logrará cuando los adultos
la visiten a menudo después de salir de ella, considerándola como la casa de
todos.
Bien veo las dificultades que tenéis que
sufrir los maestros. El maestro fue en la antigüedad esclavo al que el patricio
se encargaba de la educación de sus hijos.
Aquellos pueblos desdeñaban como cosa
poco viril el educar a los hijos, y los siervos maestros destilaron su odio al
amo en la educación de sus discípulos.
Esto ha cambiado, aunque ha habido una
cierta esclavitud económica, habiendo sido las Normales durante mucho tiempo el
refugio de todos los lisiados del cuerpo y del espíritu. (Aplausos).
Entre los nombres que se dieron a Jesús
aceptó él siempre el de Maestro, no el de catedrático (Risas), puesto que los
Doctores de la Ley fueron los que le persiguieron. (Risas y aplausos.)
Pasaron los tiempos en que la triste
situación del maestro se ridiculizaba en los escenarios de los teatros para
solaz de un público estúpido, y ahora que estáis de moda, debéis dar de vuestra
parte algo más. A vosotros se os ha confiado lo más precioso y los más frágil
que hay en la sociedad, el niño, en el que está todo el misterio de la vida,
pues lo mismo puede salir de él un santo que un criminal, porque se le abren
todos los caminos de la vida y al emprender uno ya no puede volver atrás. Todo
el misterio de la vida está en él encerrado, pues el que no se avergüence ante
un niño está desprovisto de vergüenza.
Se os confía lo más sagrado, lo más
delicado en la obra patriótica de España, sin esperanzas de que se acuerden
mañana de vosotros, pues no tendréis nunca más que la satisfacción interna.
Aquel santo varón que me enseñó a
escribir, llevándome la mano, pasó sin dejar nombre, y otros hacemos ruido
porque nos preocupamos más del cuño que del oro y él se preocupó del oro más
que del cuño. (Aplausos).
Todo lo que soy, a él se lo debo, porque
él me hizo hombre. (Muy bien)
Es de ritual dirigirse a las señoras y yo
soy algo duro, porque aún no he aprendido a ser galante, v hasta esto me
molesta, porque es dar sahumerio de fáciles requiebros al ídolo, pues yo lo que
digo para hombres, lo digo a las mujeres, porque éstas entienden lo mismo que
nosotros y muchas veces más y mejor, aunque no en libros, por fortuna para
ellas, sobre todo en la experiencia de la vida...Bueno... (Aplausos).
Perdónenme, pues, y como habrá maestras,
he de decirles que necesitan gran abnegación, porque para ellas, es su
profesión un verdadero calvario, pues a más de las dificultades que encuentra
el hombre, encuentran ellas más por su especial condición.
Termino deseando que la Asociación del
Magisterio consiga lo que se propone, quitando la apatía de los maestros y
contribuyendo a la obra sagrada de la cultura de la patria. He dicho. (Ovación
y vivas al señor Unamuno)
En la mañana del día 12 D. Miguel se
dirige de nuevo al Instituto El Brocense donde es obsequiado a un almuerzo con
el claustro de profesores que se realizó en el propio despacho de la dirección
del centro y dónde se toma la única imagen que se conoce de la visita de
Unamuno a nuestra ciudad. El menú del almuerzo fue ofrecido por la fonda
España. Tras la comida y visita la iglesia de San Francisco Javier y se marcha
temprano a descansar ya que al día siguiente se dedica a corresponder a las
numerosas visitas para partir la mañana el día 14 de junio hacia Navalmoral en
tren, desde donde realizaría una excursión al Monasterio de Guadalupe.
Así acaba la visita que D. Miguel de
Unamuno realiza a nuestra ciudad, aunque la relación de Unamuno con Extremadura
va más allá, realizando numerosos textos relacionados con nuestra región, en lo
que se ha venido a llamar literatura de viajes y que hace unas pocas décadas
fue objeto de una recopilación de textos en un único libro denominado Unamuno
en Extremadura. Además, D. Miguel escribió un poema a nuestra ciudad en el que
muestra algunas caras que nos resultan agradables y otras que nos cuesta más
reconocer. Paso a transcribir el poema al completo.
Y así van las horas,
paso a paso,
al pie de las torres,
dónde se alzan, centinelas de modorra,
las cigüeñas
de Cáceres.
Su cielo de fuego,
recorren palomas,
aviones, cernícalos,
y la gente,
paso a paso
come, bebe, duerme,
se propaga.
el porquero congrega los puercos
de mañana,
lo suelta de tarde
y se van calle arriba buscando
cada cual su morada.
La plazuela en qué alfombra
la hierba las piedras
recoge la sombra
solitaria
del viejo palacio
de escudos y rejas,
antaño boyante y hogaño ya lacio
qué al cielo de fuego dormita su siesta.
Y a la tarde
descalzas y en pelo
-arracadas enormes,
gargantillas de oro-
en bandas uniformes
van las mozas cual vencejos
a la fuente del Concejo
chachareando.
Si subís a la Montaña
en redondo
soledades desoladas
a que azota el sol desnudo
en crudo.
Solo queda como abrigo
contra el sol que escalda el suelo
el casino.
Se habla allí de caza y jacos,
de mujeres,
de lo mismo de que hablaban hace siglos
los señores que habitaron con sus perros
los palacios hoy vacíos.
Se habla allí de caza y jacos,
y mujeres
y se juega.
Y así van las horas
paso a paso en Cáceres.
El poema fue “rescatado” por el profesor
Manuel García Blanco en el año 1956 en la revista Papeles de Son Armadans,
fundada por Camilo José Cela. El artículo se titulaba "De las andanzas de Unamuno por tierras extremeñas".
Además, en el en archivo de Miguel de
Unamuno que se encuentra en la Universidad de Salamanca, se conserva una postal
enviada al rector por un amigo suyo diplomático mexicano a su paso por la
ciudad de Cáceres en 1920. El propio Miguel de Unamuno recomienda a su amigo la
visita a diferentes puntos de nuestra provincia, cuando este se encuentra en
nuestra ciudad decide enviarle una postal a D. Miguel para agradecerle la
recomendación y decirle cuánto se acuerdan de él. Esta postal presenta una estampa de la Plaza
Mayor de Cáceres a principios del siglo XX.
En mi colección personal conservo parte
de un ejemplar original de la revista Mundo Nuevo, publicado en julio de 1908 y
que hacía una reseña del viaje de Unamuno a la ciudad donde aparece la única
foto de la visita con D. Miguel con los profesores del Instituto El Brocense.
Hoy solo quería enseñar pequeña estampa
la historia de Cáceres y de la visita de un personaje tan importante para la
literatura y el conocimiento cómo fue D. Miguel de Unamuno, qué pasó entre
nosotros unos días para apoyar a una asociación con el fin de fomentar la
enseñanza y la cultura en nuestra tierra, aunque este episodio no es demasiado
conocido entre nuestros vecinos, por lo que he querido escribir este artículo
para contar la visita de D. Miguel de Unamuno a Cáceres, Al Detalle.
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