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Imagen retocada con la herramienta "subexponer" de Photoshop |
Desde hace algunos años siento mucha
curiosidad por la epigrafía romana y no pierdo la ocasión de “mostrarle mis
respetos” a las estelas o miliarios con los que me topo en mis rutas en bici.
Desde que visité hace unos años las Corralás de Torrequemada con el gran
Serafín Martín Nieto, tenía pendiente visitar una lápida que nos indicó un
improvisado guía local cuando terminamos visitando dos prensas olearias. Aquel
amable señor nos dijo, señalando a lo lejos: “en aquella tapia hay una piedra
con letras muy antigua”. Por falta de tiempo, y por no querer abusar de la
confianza de aquella persona que habíamos asaltado y molestado en su paseo por
el campo, nos volvimos sin ver aquella “piedra con letras”.
Al llegar a casa comprobé que tanto en el
“Corpus de inscripciones latinas de Cáceres” de Julio Esteban Cortijo, como en
el catálogo de mi querido y añorado amigo Joaquín Gómez Pantoja, Hispania
Epigraphica, aparecía en la zona una lápida “empotrada en la cerca en la dehesa
“El Torvisco”” en Torrequemada.
Lo curioso es que, por mucho que miraba
en la cartografía y en el registro catastral, el muro que nos había indicado
nuestro improvisado guía, no pertenecía a la finca El Torvisco. Muy
probablemente sería un error mío al haber interpretado las indicaciones de
aquel amable señor, y por lo tanto, ahora no sabía con seguridad dónde se
encontraba la lápida. A pesar de la confusión me subí a la bicicleta para
revisar la cerca que aquel señor nos había indicado, pero con la convicción de
no encontrar nada.
Hay que reconocer que la dehesa de
Torrequemada, las Corralás, la Ermita de la Virgen del Salor, su puente… son un
espectáculo de una belleza sorprendente y que nada tienen que envidiar a otros
enclaves más frecuentados por los visitantes. Si no conocéis la zona os recomiendo
dejar el coche cerca del pueblo y perderos por los caminos disfrutando de la
naturaleza en estado puro y a unos pocos minutos de Cáceres.
Después de recorrer un par de kilómetros
entre encinas, charcas, vacas y una luz que hacía aún más bello el paisaje,
tomé el viejo camino que unía Torrequemada y Aldea del Cano (ahora
impracticable en algunos tramos) para mirar una a una las piedras que flanquean
el sendero anegado en estas fechas, con la clara convicción de no dar con la
lápida que me había llevado hasta allí. Pero me equivocaba, allí estaba, tímida
y casi a ras de suelo, pero como interpelando al paseante para que la
contemplara, aunque sea por unos instantes.
Y es que en realidad, según el registro
catastral, la cerca pertenece a la finca “Hoja de Gallegos” (polígono 5, parcela 169)
y la dehesa “El Torvisco” se encuentra a unos cientos de metros de aquí.
Seguramente lo que haya pasado es que exista diferencia entre la nomenclatura
usada habitual y popularmente y la denominación legal, pudiendo ser el origen
de la confusión.
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Imagen retocada con la herramienta "sobreexponer" de Photoshop |
La lápida aparece tumbada junto a una
pequeña puerta y empotrada en el muro. Es de granito de unos 88x46x27cm con la
cabecera tallada en forma semicircular. La inscripción se encuentra en una
región rehundida de unos 34x34cm y con un tamaño de letra de unos 5cm de media,
aunque éste varía entre unas y otras. A pesar de los líquenes y lo desgastado
de algunos caracteres, pueden observarse sin mucha dificultad. Podemos leer
(según la interpretación de Hispania Epigraphica):
G(AIUS?) MAILO(NIS?) F(ILIUS)
H(IC) S(ITUS) E(ST) S(IT) T(IBI)
AN(NORUM) XII T(ERRA) L(EVIS)
Aquí yace Cayo?, hijo de Mailonis?, de 12 años. Séate la tierra leve.
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Imagen retocada con diferentes herramientas y filtros de Photoshop |
Lo que llama inmediatamente la atención
es que la fórmula funeraria aparece interrumpida por la corta edad del finado.
Según Julio Estaban, pudo tratarse de un olvido de quien talló la piedra y en
lugar de colocarla al final, la incluyó en la fórmula funeraria. En cuanto a la
datación, este mismo autor en la obra ya citada afirma que “por la escritura
descuidada con tendencia a la estilización y a la cursiva y la utilización del
cognomen simple, se fecharía a finales del siglo II o en el III”.
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Imagen retocada con diferentes herramientas y filtros de Photoshop |
Hoy solo os he querido enseñar este
pedacito de nuestra historia y aprovechar, además, para recomendar la visita a
la dehesa de Torrequemada y poder así disfrutar de todos sus atractivos
naturales y culturales, Al Detalle.
Gracias por compartir.
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