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DE OSMA Y GUZMANES ENTRE TANTO CARVAJAL. ESCUDOS DE LA IGLESIA DE SANTIAGO EL MAYOR.

En realidad, he perdido ya la cuenta de las veces que he tratado en el blog temas relacionados con la Iglesia de Santiago. También he confesado en más de una ocasión mi fascinación y debilidad por este magnífico templo, por eso hoy vamos a mirar, al detalle, sus escudos exteriores.

Si no prestamos la debida atención, parece que solo existen los escudos de Carvajal (en campo de oro, una banda de sable)[1], pero no es así; resisten en su exterior otros dos que son el ejemplo de una resistencia; la resistencia de las familias que se opusieron a derribar sus capillas y que marcaron el definitivo aspecto de este edificio, como os voy a contar en la entrada.

Pero comencemos por el principio. Este templo tiene su origen en uno primigenio que debió de levantarse en el siglo XII y sobre el que hicieron modificaciones hasta la definitiva en el siglo XVI. En una de esas últimas "obras", concretamente en la de 1525, don Juan Alonso de Guzmán manda hacer una capilla lateral que desde siempre ha sido conocida como “la capilla de los Guzmanes”, en el lado de la Epístola. También, antes de la reedificación que le dio el aspecto actual a la iglesia, en el lado del Evangelio, había levantado su capilla la familia Osma.


La gran remodelación de la que hablamos fue sufragada por Don Francisco de Carvajal, el Arcediano de Plasencia, por lo que es fácil entender ahora la razón por la que abundan los escudos de esta familia por todo el edificio. Tantos hay en el interior y el exterior, que es donde vamos a centrarnos en esta entrada, que parece que son los únicos que existen en realidad. Los encontramos en los contrafuertes, en la puerta oriental, en las zonas más bajas, las zonas más altas... que hasta incluso parece un alarde excesivo del bueno de don Francisco. Éste contrató en 1549[2] a uno de los más importantes arquitectos de la época: Rodrigo Gil de Hontañón, con la idea de hacer un imponente edificio en forma de cruz latina. Simón Benito Boxoyo[3] explica el problema que surgió de la siguiente manera:

“…toda la parroquia reedificó don Francisco Carvajal, arcediano de Plasencia, a excepción de dos capillas a cada lado de su medio, cuyos poseedores se encapricharon en despreciar la buena obra de que igualmente se las reedificase, y aumentarse, con lo que habría resultado una iglesia de las mejores de la provincia, por cuyo motivo es un feo borrón en lo suntuoso de la Iglesia” (página 24)

Solo hay que mirar el edificio para comprobar que esta cruciforme pretensión no llegó a realizarse porque don Rodrigo abandona la remodelación que fue continuada en 1554 por el cantero trujillano Sánchez Cabrera y terminada en su última fase por el cantero Pedro Gómez[2]. Ya apuntaba Boxoyo en su descripción del asunto, que el problema radicó en la oposición de las familias Osma y Guzmán a la hora de tener que “sacrificar" sus capillas levantadas no hace demasiado tiempo. A esta idea también se suma el prestigioso investigador, y buen amigo, Don Francisco Acedo en su artículo "Cruces Rojas"[4] cuando se refiere a las obras diciendo que no se realizaron por completo por "oposición de algunas familias nobles, cuyas capillas hubieran sido destrozadas".

Por este motivo y no por la falta dinero como se ha afirmado en muchas publicaciones sin aportar demasiadas pruebas, la gran iglesia proyectada por el gran Gil de Hontañón y por don Francisco, quedó inconclusa, tal y como aparece hoy, dándole al templo un aspecto más que original en alguno de sus tramos.




Así, como decíamos, en el lado de la pistola se salvó La capilla de Guzmán, y como nosotros solo nos vamos a fijar en el exterior, la podemos distinguir por su escudo: "en campo de plata, dos calderas jaqueladas de oro y gules, acostadas de dos leones en su color afrontados y apoyantes en cada una; bordura de plata cargada de armiños de sable".[1]



Por su parte, en el lado del Evangelio resistió la capilla de Osma, que podemos distinguir por su escudo exterior, que en el libro Guía heráldica de Cáceres, de Pedro Cordero Alvarado, se describe como: "escudo partido 1º: de gules, dos espadas de plata puestas en aspa acompañadas, en lo alto y en lo bajo coma de una lis de oro; 2º. de plata, un león de gules, Coronado y contornado.”[1]

Hoy solo nos hemos querido asomar al exterior de la iglesia de Santiago y, a través de sus escudos, conocer un poquito más la historia de este precioso templo, Al Detalle.



[1] Guía Heráldica de Cáceres. Pedro Cordero Alvarado.
[2] Las obras de restauración de la iglesia de Santiago de Cáceres en los años 50. Yolanda Fernández Muñoz y Francisco Hipólito Ojalvo.
[3] Noticias históricas de Cáceres. Simón Benito Boxoyo.
[4] Cáceres. Paseo por la eternidad. Francisco Acedo Fernández Pereira.

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