Gracias a la información que hace unos meses me dio mi admirado Óscar de San Macario, pude localizar este precioso bujío que se encuentra a muy poca distancia de la ciudad de Cáceres. Ahora que se habla tanto del Cerro Arropé, este chozo se encuentra en su falda, en una finca, que según registro catastral, se denomina La Arropecilla, Polígono 23, parcela 141 del Término Municipal de Cáceres y a la altura, más o menos, del Puerto de las Camellas.
Al final de la ladera del cerro, justo cuando la vegetación se va aclarando, en la zona de acúmulos y surgencias de agua, rodeadas de abrevaderos naturales, encontramos este viejo superviviente con base circular de mampostería y cúpula de ladrillo lucido en su exterior. En la zona de la puerta de entrada se ha caído parte de esa cúpula y para sostener el peso y contener las presiones que la construcción ejerce, se añadieron dos pequeños contrafuertes opuestos también de mampostería.
Del interior me ha sorprendido la ausencia de hornacinas, algo que es habitual en todos los bujíos que hemos visitado en la zona y que en esta ocasión no aparece. Su estado es verdaderamente malo aunque siga sirviendo para almacenar herramientas y productos químicos, como hemos podido comprobar.
Tiene un diámetro de poco más de 4 metros y no alcanza los tres de alto en el punto máximo de la cúpula. Como se observa en las imágenes no se encuentra en demasiado buen estado de conservación, por eso lo he querido traer a esta pequeña colección de bujíos que estamos haciendo en el Término de Cáceres, como una forma de reivindicar la arquitectura vernácula y para que quede constancia escrita y fotográfica de su existencia mientras permanezca en pie. Por todo ello quise enseñároslo, Al Detalle.
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