CRUCES
GRABADAS EN PIEDRA EN LA CIUDAD ANTIGUA DE CÁCERES Y SU ENTORNO.
Rubén
Núñez Quesada
1. INTRODUCCIÓN
Y ACOTACIÓN DEL ESTUDIO
La
cruz es un elemento presente en la mayoría de los aspectos de nuestra cultura y
que nos acompaña desde el nacimiento hasta más allá de la muerte, al menos, en
el ámbito cristiano y su influencia, aunque debemos tratar la cruz como un
símbolo universal y atemporal que ha formado parte de las distintas culturas
desde siempre, pudiéndose considerar el más antiguo de todos los signos[1]. Aparece, por ejemplo, la
cruz esvástica en la cerámica de la cultura elamita en Irak, con una antigüedad
de unos 5000 años[2].
Mil años antes nace otra forma cruciforme como la letra egipcia ANJ (☥) y que dio lugar a la cruz
ansata e incluso en las culturas precolombinas encontramos, por ejemplo, la
cruz de Palenque de la cultura Maya. Todo esto nos hace pensar en que no todas
las cruces tienen relación con la iconografía cristiana, de hecho, Berry en su
famosa obra, La Enciclopedia Heráldica[3],
describe un total de 385 cruces, aunque de todas ellas solo nueve tienen un
significado religioso, dándonos así una idea de la universalidad del símbolo y
de su carácter polisémico.
No
obstante, no podemos ignorar que su expansión y universalización se produjo con
el avance del cristianismo como veremos posteriormente. La cruz no solo queda
reducida al ámbito litúrgico y la arquitectura religiosa, sino que desde los
comienzos pasa a ser un elemento mágico-religioso con importantes funciones
apotropaicas, adoptado e implantado en la arquitectura popular, amuletos,
signos, gestos... se convierte de esta manera, en un símbolo con múltiples
funciones, cuyo significado dependerá del momento, del lugar donde se encuentre
o la persona que lo use. Este trabajo tratará de hacer un pequeño catálogo de
las Cruces grabadas en piedra, sea por la técnica que sea, en la ciudad antigua
de Cáceres y su entorno más cercano, no solo las enumeraremos, mediremos y catalogaremos, sino que intentaremos
descifrar el significado íntimo que
esconden, la razón mágica o religiosa que llevaron a grabarlas o tallarlas porque
como decíamos, la forma o el lugar donde se ubican responden a motivaciones o
funciones distintas que no siempre se relacionan con motivos religiosos como
veremos también después.
Además, vamos a incluir una cruz
realizada en cal, pero excluiremos totalmente las talladas en piedra que forman
parte de los edificios religiosos o sus inmediaciones, como son las cruces
monumentales o cruceros, como los que aparecen en Santa Clara, la iglesia de
Santiago, San Blas o el Espíritu Santo y de los que ya existe publicado un
magnífico catálogo[4].
Tampoco incluiremos otras de tipo ornamental como las que aparecen en la
iglesia de San Francisco Javier o en la puerta del huerto del Convento de las Jerónimas.
Describiremos, por tanto, cruces que en su mayoría nacen de la tradición
popular y son creadas por manos anónimas de manera ajena a la construcción del
edificio en el que se encuentran, aunque también encontraremos algunas
excepciones a esta norma siendo el nexo común entre todas ellas su función
mágica, tradicional, popular y protectora.
2. LA
CRUZ COMO SÍMBOLO
Ha
sido ampliamente estudiada la tendencia del humano por la búsqueda de
respuestas y de trascendencia a través de las religiones, lo que el antropólogo
rumano M. Eliade[5]
denominó el homo religiosus, y con él definió al homo symbolicus
por su tendencia natural a usar la intermediación de símbolos como vehículo para
acceder a lo sagrado. La cruz para el cristianismo, se convierte en el
principal símbolo que representa el sacrificio de Cristo por sus hijos. Está
presente fuertemente en la liturgia, la arquitectura religiosa y la popular,
incluso está presente en la gestualidad. Como ejemplo podemos recordar la Epístola
22 de San Jerónimo (siglo IV-V d.C.) en la que decía: "el cristiano debe
trazar con la mano la cruz del Señor antes de cualquier acto”.
Aunque
el verdadero momento clave para entender la expansión de la Cruz por el mundo
se produce en el combate en el puente de Milvio del emperador Constantino en
312, cuando apesadumbrado al pensar que su contrincante estaba siendo apoyado
por fuerzas mágicas y malignas, en la víspera de la contienda ve en el cielo
una gran cruz que llevaba inscrita IN HOC SIGNO VINCES, es decir, en
este signo vencerás, con lo que de nuevo la cruz se convierte en un símbolo
de protección. Por si todo esto no fuera poco, en el 326, su madre santa Elena,
protagoniza el episodio del hallazgo de la Vera Cruz o invención de la Santa
Cruz que potencia el valor de ésta como símbolo. Durante los siguientes siglos
cobró importancia una corriente iconoclasta que sostenía que si Cristo era real
no debería usarse ningún otro símbolo para representarle y para hacer frente a
esa corriente de pensamiento, en el Concilio de Constantinopla de 692 se establece
como alternativa el uso de la cruz como símbolo y no como sustitución de lo que
representa, como objeto en sí no poseía valor alguno, pero como icono, como
símbolo, lo era absolutamente todo.
Durante
la Edad Media se popularizó su uso, los Reyes y poderosos la utilizaban como VEXILLA
REGIS (tal como proclamó San Mateo), el clero la usa en las actividades litúrgicas,
la arquitectura, en las representaciones artísticas y para el pueblo sigue
teniendo connotaciones mágicas usándola en sustitución de otras
representaciones paganas para combatir tormentas, proteger la molienda,
propiciar buenas cosechas o luchar contra el maligno. El uso de la Cruz se
entremezcla con gran cantidad de ritos y costumbres idólatras y que la Iglesia
asumió, cristianizó e incorporó a una amplia variedad de creencias populares
toleradas, aunque la Iglesia siempre buscó su enseñanza y divulgación de manera
controlada a través de los catecismos donde se explicaba su verdadero
significado. La llegada de la imprenta acelera
la expansión de estos catecismos y consolida aún más la cruz como símbolo, en
una convivencia, y en un equilibrio inestable, entre lo litúrgico y lo mágico.
El Concilio de Trento potencia la enseñanza de la cruz como símbolo protector
en esos catecismos y como parte de la Contrarreforma. Durante la Edad Moderna
continúa la expansión de la Cruz en esos aspectos, el litúrgico y el popular,
que con pequeñas variaciones ha llegado hasta nuestros días, aunque en declive desde
finales del siglo XIX cuando ya se habían incluido en el catálogo popular cruces
de todo tipo como son de metal, estampas, grabadas, esculpidas... En el aspecto
religioso es común la práctica de los Vía Crucis o la exaltación de las Cruces
de Mayo que han llegado hasta nuestros días siendo el aspecto de la
arquitectura popular, y en parte de la gestualidad, la que más cambios ha
sufrido y más peligro tienen de desaparecer junto con la función apotropaica en
los aspectos más cotidianos de la vida.
3.
USO POPULAR DE LAS CRUCES EN LOS
EDIFICIOS RELIGIOSOS DE CÁCERES.
Como
ya habíamos comentado, dejamos de lado las cruces propias de la arquitectura
religiosa como pueden ser las Cruces Monumentales, las que aparecen en las veletas,
Cruces de Consagración o Vía Crucis, poniendo el foco en esas cruces (en la
mayoría de los casos) hechas por manos pocos expertas y de una manera ajena a
la construcción y ubicadas en el exterior del templo. En este trabajo nos hemos
centrado en sus cuatro principales iglesias: Santiago el Mayor, la Concatedral
de Santa María, San Mateo, y San Juan, y en una ermita conocida como La Ermita
de la Soledad. En total hemos localizado 32 cruces de tipo grafito, entre las que,
además, describiremos un medio relieve y algunas otras que posiblemente sean
marcas de cantería. Existen innumerables tipos de cruces y de clasificaciones
de las mismas. Nosotros nos hemos ceñido a las que aparecen en este estudio y
las hemos incluido y esquematizado en la siguiente tabla, que usaremos a partir
de este momento para referirnos a cada una de ellas y en la que también aparece
el listado de las cruces catalogadas, su ubicación y unos sencillos datos
estadísticos.
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Tabla 1: Tipos de cruces y su análisis en el espacio religioso |
Los
primeros aspectos a analizar son el de la ubicación en el exterior del templo y
el tipo de cruz que representa, porque en cuanto a la técnica, hemos de decir
que en la mayoría de los casos se tratan de cruces grabadas o incisas, a
excepción del medio relieve que hemos nombrado con el número 1 de la iglesia de
San Juan y el 31 de San Mateo que ha sido raspada. Llama la atención la
distribución en número, ya que el 53% de las 32 cruces encontradas, se halla en
el templo de San Juan, el 16% tanto en Santa María como en Santiago,
encontrando en San Mateo tan solo el 12 % y una única cruz en la ermita de la
Soledad.
Respecto
al tipo de cruz predomina la Cruz Latina Simple, representando el 37% del
total, seguida de los Calvarios de base Triangular con un 25%. Tanto las sauvásticas (13%) como algunas
griegas (13%), podrían tratarse de marcas de cantería en la mayor parte de los
casos, aunque en otros podrían haber formado parte de algún itinerario
litúrgico perdido. El resto son cruces latinas con base recta (6%), un calvario
de base redonda (3%) y una flordelisada cuyo origen explicaremos más adelante.
Lo
curioso de estas cruces es que en su inmensa mayoría fueron grabadas por
particulares y no forman parte del diseño original del templo o del elemento de
la cantería en el que se encuentran, excepto la cruz a la que ya nos hemos
referido, la Nº1, una cruz con Calvario Triangular grabada en medio relieve en
la jamba de sostén a la derecha de la primera arquivolta de la portada del lado
del Evangelio de la iglesia de San Juan.
Es curiosa su forma porque lo normal es que las cruces situadas en las
puertas sirvieran para persignarse, siendo normalmente latinas simples y no
Calvarios. No obstante, por la ubicación y altura a la que se halla, pocas
dudas nos quedan de su funcionalidad como cruz para persignarse a la entrada
del templo con la mano derecha. Por su factura no dudamos de que fue tallada
por una mano experta al mismo tiempo que el bloque de granito en el que se halla,
lo que nos permitiría fecharla entre finales del siglo XIV y principios del XV,
aunque no deberíamos descartar alguna fecha posterior en alguna obra de
rehabilitación.
Antes
de seguir analizando sus posibles funcionalidades, pasaremos a describir, una a
una, las 32 cruces encontradas en edificios religiosos de la Ciudad Antigua de
Cáceres y su entorno.
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Imagen 1. Portadas de la Iglesia de San Juan |
3.1.DESCRIPCIÓN
DE LAS CRUCES GRABADAS EN EDIFICIOS RELIGIOSOS
SAN
JUAN. PUERTA LADO DEL EVANGELIO
1.
Es la cruz más elaborada de las que vamos a encontrar en este templo y se
encuentra en la jamba derecha correspondiente la primera arquivolta de la
portada del lado del Evangelio. Se realizó mediante grabado en medio relieve.
Representa una factura muy cuidada e integrada en el bloque de cantería que la
contiene, lo que nos lleva a pensar que se realizó en la propia construcción de
la portada datada a finales del siglo XIV o principios del XV. Se trata de un
Calvario con una altura total de 13cm y una base triangular de 6cm de ancho
máximo. La anchura del patibulum es de 4 cm. La anchura de las trazas
del relieve oscila entre los 1.5/2 cm con una profundidad media de 0.5cm. Está
situada a una altura del suelo de 1,65m. Hay que destacar que “las esquinas”
inferiores de la base del Calvario se han tallado de manera redondeada y no en
ángulo.
2.
Se sitúa en el muro junto a la portada, en el lado izquierdo a una altura de
1.65m del suelo. Se trata de una cruz latina simple grabada de 11cm de alto y 9
de ancho. Tiene dos particularidades que la diferencian del resto: la primera
es que presenta una pequeña cazoleta de poco más de un centímetro de diámetro
junto a su brazo izquierdo y la segunda es que se encuentra inclinada casi 45º
hacia la derecha.
3.
Se encuentra en la jamba izquierda de sostén de la tercera arquivolta, a una
altura del suelo de algo menos de 1.5m. Se trata de un calvario de pie
triangular de base 5cm, una altura de 10 cm y con un travesaño de 8cm. Se
realizó “raspando” la piedra, mediante incisión, lo que le da un tono
blanquecino que la hace destacar.
4.
Se trata de una cruz latina simple grabada en la jamba izquierda de sostén de
la primera arquivolta, de 18x7 cm y enfrentada prácticamente a la cruz descrita
con el número 1 a prácticamente 1,65m del suelo.
5.
Cruz latina simple grabada, a 1,8m del suelo, con 13 cm de alto y con la
particularidad de que el patibulum se encuentra ligeramente desplazado
hacia el centro, situándose a unos 6cm de la base. No la consideramos una cuz
griega por tener este elemento únicamente 4cm.
6.
Calvario de base triangular grabado en el granito, en la jamba derecha de la
segunda arquivolta a una altura del suelo de 1.6m. La base del túmulo tiene
5cm, y el conjunto alcanza una altura de 11cm con un travesaño horizontal de
7cm.
SAN
JUAN. PUERTA LADO DEL EPÍSTOLA
7.
Cuz griega grabada de 10x10cm, situada a 1,7m del suelo en la jamba de sostén
izquierda de la tercera arquivolta.
8.
Por debajo de la anterior, una cruz latina simple de 10x8 cm a unos 80cm del
suelo.
9.
Aproximadamente a la misma altura, pero en la jamba de la segunda arquivolta,
otra cruz latina simple de 11x8cm también grabada.
10.
En la misma zona de la primera arquivolta, en el mismo sillar encontraremos la
cruz a la que hemos asignado el número 10 y 11. La 10 es una cruz latina simple
de 10x6cm a unos 1,2m de altura
11.
Unos diez centímetros más arriba encontramos otra cruz latina simple de 12x7cm.
La particularidad de estas dos figuras es que se encuentran parcialmente
inclinadas hacia la izquierda no más de 20º.
12.
Cruz latina simple grabada en la jamba de sostén derecho de la primera
arquivolta a una altura de 1,35m y con unas medidas de 13x8cm.
13.
Con las mismas medidas, y a unos 20 cm por debajo de la anterior, se halla la
siguiente de las cruces latinas simples.
14.
En las jambas de la primera arquivolta, también a la derecha, pero en la cara
del sillar paralelo al plano de la fachada, encontramos las dos siguientes
cruces. La primera de ellas es un calvario de base triangular de 8x6cm que se
sitúa a 1,5m del suelo.
15.
Unos 35 cm por debajo, otra cruz latina simple de 13x8cm.
SAN
JUAN. MURO DE LA EPÍSTOLA.
16.
A una altura de metro y medio del suelo y a escasa distancia de una inscripción
que nos indica que nos encontramos en la zona del cementerio del templo de San
Juan, aparece esta cruz latina simple grabada en el granito, con unas medidas
de 15x9cm.
SAN
JUAN. ÁBSIDE
17.
En la cabecera del templo, a metro y medio del suelo encontramos esta cruz
latina con base recta de 12cm de alto y con un eje horizontal de 13
centímetros. Podríamos dudar de si la cruz había sido reposicionada al reubicar
el sillar en algún momento, pero la existencia de una base de 6cm nos hace
descartar esta hipótesis. La cúspide mide 3cm.
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Imagen 2. Cruces de la 16-22 |
SANTIAGO.
PUERTA DE LA EPÍSTOLA
18.
Junto a la puerta de los peregrinos encontramos dos sauvásticas a menos de un
metro del suelo. La sauvástica es considerada como símbolo solar y cruz en la
bibliografía. La incluimos en este listado por ser una cruz grabada, pero muy
posiblemente se trata de un caso de marca de cantería, algo que se aleja del
campo de estudio de este trabajo
19.
Como en el caso anterior, puede considerarse una marca de cantería.
SANTIAGO.
ZONA DE LA TORRE (PIES DEL TEMPLO)
20.
En la zona de la torre de la Iglesia de Santiago el Mayor, a una altura de
1,85m encontramos esta cruz griega de 12x12cm, con una profundidad de grabado
de más de medio centímetro y con segmentos perpendiculares en los 4 extremos de
la cruz de 4cm cada uno.
SANTIAGO.
MURO DEL EVANGELIO.
21.
Más allá de la capilla de los Osma, en la zona en la que vemos los
contrafuertes inacabados de la cabecera del templo, aparecen dos grandes cruces
grabadas. La primera de ellas, la que se sitúa más a la izquierda, es un
calvario con base, en principio triangular que posee la particularidad de no
tener uno de los laterales del triángulo. Es de gran tamaño, realmente ambas
son las mayores que describiremos en la Ciudad Monumental, con una altura de
35cm y una anchura de 25cm. El triángulo de la base supone 10 del total de la
cruz y el lado que sí existe del triángulo es de 12 centímetros. A diferencia
de otros ejemplos que veremos, el stipes se continúa en el interior de
la base.
22.
A la derecha de la anterior otro calvario de base triangular con un tamaño
similar, aunque el travesaño se sitúa más arriba. En ambos casos aparecen a una
altura de 2,2m del suelo de la calle.
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Imagen 3. Cruces de la 23-32 |
SANTA
MARÍA. TRASERAS. CALLE DE LA AMARGURA
23.
En la calle de la Amargura, frente a la Torre Redonda encontramos esta
sauvástica, y como en el caso de la iglesia de Santiago, posiblemente se trata
de una marca de cantería.
SANTA
MARÍA. MURO DEL EVANGELIO
24.
A más de tres metros de altura, y de nuevo, posiblemente como marca de
cantería, encontramos esta sauvástica en el muro del Evangelio de la
Concatedral de Santa María.
25.
Aproximadamente a 2.5m del suelo, en el lado izquierdo de la portada del lado
del evangelio encontramos dos pequeñas cruces situadas a la derecha de un
cartel de metacrilato que casi las tapa. La situada más a la izquierda se trata
de un calvario de base triangular de 10cm de alto, 6cm de base y un travesaño
de 7m. Se encuentra ligeramente inclinada a la izquierda
26.
Unos centímetros por encima y a la derecha de la anterior, encontramos una cruz
latina de base recta de unos 13x8cm.
SANTA
MARÍA. PIES DEL TEMPLO
27.
A la derecha de la puerta de los pies del templo y entre ésta y un
contrafuerte, podemos ver esta pequeña cruz griega a algo más de metro y medio
del suelo con unas medidas de 9x9cm. Podría tratarse de una marca de cantería.
SAN
MATEO. LADO DEL EVANGELIO.
28.
En el muro de la Capilla de los Sande, cercana a la esquina izquierda,
encontramos una cruz de unos 20cm de alto y 12 de ancho, con calvario
triangular de 6cm de base y de altura y con los extremos rematados por
segmentos perpendiculares de 5cm. La cruz está grabada con un grosor muy
superior al normal, llegando hasta los 1,6cm de anchura. Esta capilla fue un
añadido posterior a la edificación de la iglesia y se fecha a mediados del
siglo XVI realizada por Rodrigo Gil de Hontañón.
29.
A 80 cm del suelo, en la cantería podemos ver esta cruz griega grabada de 7x7
cm que bien podría ser una marca de cantería.
SAN
MATEO. MURO DEL EVANGELIO
30.
Incluimos esta cruz como una curiosidad, aunque se escapa al tema que estamos
tratando al ser el resultado de una reutilización de unos sillares en los que
se estaba tallando un escudo que quedó inconcluso. Se trata de una gran cruz
flordelisada común en las órdenes militares como la de Calatrava o Alcántara
enmarcada en lo que iba a ser un gran escudo.
31.
En la zona donde hay un banco corrido de piedra, se observa esta cruz latina
que parece haber sido raspada, destacando su tonalidad más clara respecto al
resto del granito. Tiene unas dimensiones de 14x8cm.
ERMITA
DE LA SOLEDAD
32.
En la puerta de acceso a la ermita, en el lado del Evangelio, en la cara
interna del dintel izquierdo, a 52 cm del suelo una cruz totalmente distinta a
las descritas hasta ahora en templos religiosos, un calvario de base circular,
donde el stipes entra en el orbe inferior. Posee una altura de 10 cm y
la base 4cm de diámetro. Otra peculiaridad es que el brazo derecho aparece muy
inclinado, con ángulo algo menor a 45 respecto a la vertical. Sobre ella parece
intuirse otra similar, aunque el estado de deterioro me lleva a no incluirla en
este trabajo porque realmente me ofrece algunas dudas.
3.2.
POSIBLES FUNCIONES DE LAS CRUCES GRABADAS EN LOS EDIFICIOS RELIGIOSOS.
Algo
que diferencia las cruces enclavadas en edificios religiosos de las del ámbito
doméstico, es que fueron hechas para que un grupo de personas las viera, las
entendiese y usase, alejándose de la individualización que supone en el ámbito
del hogar y por lo tanto su significado y función también varía buscando su
interpretación colectiva. Comencemos estudiando las cruces que aparecen en las
puertas de los templos, en este sentido cabe destacar la iglesia de San Juan en
la que encontramos un total de 15 cruces en sus dos portadas principales (seis
en la del Evangelio y nueve en la de la Epístola). Este tipo de cruz era hecha por el pueblo
llano para dejar plasmado en piedra un estado de ánimo, una promesa o alguna
acción colectiva festivo/religiosa. La
ubicación que tienen estas cruces no responde a motivos azarosos, sino que se
sitúan en el acceso al templo, porque como afirma Pedro J. Cruz Sánchez en su
tesis doctoral, servían para “marcar límites entre lo sagrado y lo profano,
para confirmar el espacio comunitario"[6]. La propia distribución de
las Cruces es lo que nos lleva a asegurar que no todas estaban pensadas para persignarse,
respondiendo a creencias, promesas o ritos individuales que dejaron su
plasmación física en la entrada al espacio sagrado. Lo que sí tienen en común
es que eran realizadas en lugares donde podían ser fácilmente vistas, aunque
muchas de ellas, solo en ciertas condiciones de luz, lo que lleva a pensar a
muchos autores que algunas estaban ligadas a fiestas litúrgicas o populares
concretas que propiciaban la observación o su uso en un horario o unas fechas
determinadas vinculadas a una festividad en concreto.
Además
de en las zonas de las portadas, donde encontramos el 50% de las Cruces
descritas en edificios religiosos en este trabajo, también aparecen en otros
lugares no vinculados a las entradas y salidas del templo, por lo que debemos
suponer que tiene un significado o función distinta, aunque comparten con las
otras su factura popular y las técnicas de grabado o incisión. En el caso de
Cáceres hemos concluido que en el muro del Evangelio son más comunes (23%) que
en el de la Epístola (16%), suponiendo las que aparecen en los pies y en la
cabecera un 6% respectivamente. Además de las marcas de cantería que hemos
querido incluir en este trabajo, como las identificadas con los números 18,19,
23 y 24, que representan sauvásticas, vamos a encontrar un gran número de
cruces diferentes con distribuciones distintas alrededor de los templos. No
debemos descartar que algunas de ellas formasen parte de algún tipo de
itinerario litúrgico desaparecido, como Vía Crucis exteriores.
Existe
un grupo de cruces en el exterior de los templos que está relacionado con los
camposantos y que se ubicaban en cada parroquia hasta que en 1787 Carlos III,
por razones de higiene, manda emplazarlos extramuros. A partir del siglo XVI la
práctica de enterrar alrededor del templo se cambió por hacerlo en capillas o
criptas, quedando al aire libre únicamente las tumbas de los más pobres hasta ese
final del siglo XVIII. Los cementerios se plagaron de cruces y cruceros sobre
calaveras, algo que no encontramos en la parte antigua de Cáceres, pero sí
cruces que se ubican en lo que en su momento fue zona de enterramiento, aunque
no quede ninguna prueba visual de su vinculación directa con el Camposanto,
como puede ser el caso de la Cruz situada en el muro de la epístola de la
iglesia de San Juan (Nº16) y que se encuentra a poco más de un metro de una
inscripción con la palabra cementerio. También es el caso de la Cruz de la Capilla
de los Sande en la Iglesia de San Mateo (Nº 28), aunque de la misma manera,
nada nos hace pensar en una relación directa y poder así considerarla como la
cruz cementerial.
Existen
otras posibles funciones de las Cruces grabadas en edificios religiosos, como
puede ser una extensión de la protección que daba el interior del templo, lo
que se llamaba acogerse a sagrado y que con la plasmación de la Cruz en el
exterior del edificio se ampliaba esta protección unos metros alrededor. Otra
función compartida con las cruces existentes en edificios civiles es la de
usarlas para evitar que la gente arrojase basuras o hiciera sus necesidades en
las inmediaciones de los distintos edificios, con la pretensión de que, por el
respeto al símbolo, se abandonara dicha práctica. Esta forma de intentar alejar
y evitar suciedad tuvo su culmen en los siglos XVI y XVII, aunque viendo que
finalmente la solución no era tal y que incluso los actos cometidos frente a
las cruces eran ofensivas para el propio símbolo, hubo obispados que llegaron a
prohibirlas, como el Obispado de Lugo y Ourense, que en 1622 en las Constituciones
Sinodales expresaba que:
“Que
no se pinten, ni esculpan Cruzes en el suelo ni en los rincones. Porque de la
costumbre que hay de poner ó pintar Cruzes en los rincones, portales y paredes
de las Iglesias de la parte de afuera, y de algunas calles y casas, por evitar
que en aquellas partes no se echen inmundicias, por la veneración que les deben
tener, no solo no se consigue el fin que se pretendía, más se da ocasión a mayor
irreverencia y desacato de tan sancta insignia; ordenamos y mandamos en virtud
de Sancta Obediencia, y so pena de excomunión mayor…”[7]
No
tenemos en la ciudad un caso documentado de este tipo de actos para evitar
conductas inadecuadas usando una cruz, pero sí usando la imagen de la Virgen,
como ocurrió en el Portal Llano en 1712, donde para evitar la práctica de actos
indecentes, Lázaro Lasso solicita colocar una imagen de la Virgen de la Paz de
su propiedad para ahuyentar estas indecorosas prácticas y de la que aún se
conserva una réplica en dicho lugar. No resultaría extraño entender que este
acto es la consecuencia de una práctica, que como indicaban las constituciones
sinodales del obispado de Lugo y Ourense, había dejado de ser efectivo con el
uso de una simple Cruz incisa, y que, con la misma idea, se aumentase la
apuesta con una imagen mucho mayor para el mismo fin, buscando así una mayor
eficiencia de la medida.
Para
finalizar con las cruces grabadas en edificios religiosos, debemos tratar de
establecer una cronología para este tipo de representaciones. Como ninguna de
ellas está datada, solo podemos especular con fechas que nos ofrezcan datos
indirectos. En el ámbito académico prácticamente no hay disputa a la hora de
marcarlas en una amplísima horquilla temporal que abarca desde la Edad Media
hasta prácticamente nuestros días. La acumulación que encontramos en la iglesia
de San Juan, con la que parece tallada por el maestro cantero que trabajó la
piedra para la portada (Nº1), indicaría que esta práctica era común a comienzos
del siglo XV o finales del XIV y que se continuaba a mediados del siglo XVI
cuando se levantó la capilla de los Sande (Nº18) donde encontramos otra de
estas cruces, siempre y cuando entendamos que se hicieron más o menos en el
momento de la construcción. Al menos sí nos marcan un límite temporal inferior,
pero no podemos tomar estos datos indirectos como un mecanismo de datación
absoluta en ningún caso. Tan solo nos permiten indicar que las de San Juan no
son anteriores al siglo XV o que la de San Mateo no es anterior a mediados del XVI,
igual que los dos calvarios de Santiago que se encuentran en la zona construida
también por Rodrigo Gil de Hontañón y que tampoco serían anteriores a mediados
del siglo XVI (números 21 y 22). Por lo tanto, supone un gran problema fechar
estos grabados, aunque si atendemos a las “modas” del país, podemos considerar
que empieza a instaurarse la práctica de grabar cruces en templos a finales del
siglo XV teniendo su máximo esplendor en el siglo XVIII y entrando en declive a
comienzos del siglo XX. Así lo que
debemos concluir es que la práctica de dejar incisas cruces en las iglesias y
capillas de la ciudad fue común durante siglos por distintas manos y con
motivaciones que también fueron variando a lo largo del tiempo pero que
finalmente nos han dejado una huella física de unas tradiciones, de unas
creencias, que ahora nosotros intentamos descifrar.
4. USO
POPULAR DE LAS CRUCES EN EL ESPACIO URBANO Y DOMÉSTICO.
En
este apartado hemos encontrado y catalogado un total de 35 cruces de las que el
54% se sitúan en la entrada del recinto amurallado o de casas o Palacios, en
las propias jambas de las puertas o en la cantería situada a su alrededor. En los
sillares que forman las esquinas de confluencia de calles o callejones aparecen
el 14 % de las cruces, mientras que en fachadas traseras o laterales un 29 % de
ellas. Respecto a la tipología hay diferencias con lo documentado en otras
regiones donde predominan los calvarios de base triangular, suponiendo aquí
únicamente el 17 % frente a la latina simple (26%) o el calvario de base
circular (20%). En todos los casos las cruces han sido grabadas, con mayor o
menor profundidad, excepto en el caso de la Cruz identificada con el número 52,
que ha sido realizada con cal, y que hemos incluido aquí porque, aunque no
comparte la técnica, sí la función con el resto. Pasemos a describir
detalladamente cada una de estas cruces.
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Tabla 2. Listado de cruces presentes en el espacio urbano y doméstico y gráficas descriptivas |
4 .1.
DESCRIPCIÓN DE LAS CRUCES GRABADAS EN EL ESPACIO URBANO Y DOMÉSTICO
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Imagen 4. Cruces de la 33-40 |
33.
En el propio Arco de la Estrella, uno de los accesos más transitados y
conocidos al recinto intramuros de la ciudad, existe una cruz latina de base
recta en la cara interior del arco de esviaje, en el lado derecho si miramos
hacia la plaza, a unos 20cm de la arista que forma el bloque de cantería, a 1,4m
del suelo y con unas medidas de 18x12cm. Cabe destacar lo poco marcada que
está, lo que hace que sea visible únicamente en condiciones muy determinadas de
luz y pase desapercibida a la inmensa mayoría de las personas que atraviesan el
arco a diario. Recordemos que esta puerta fue levantada a principios del siglo
XVIII en sustitución de la que llamaban Puerta Nueva.
34.
En el Arco de Santa Ana, en una de las “puertas menores” de la muralla almohade,
reformada y ensanchada a mediados del siglo XVIII para facilitar el acceso. A
la derecha (según salimos del recinto amurallado), en el dintel de la propia
puerta, a un metro del suelo aproximadamente, se localiza esta curiosa latina
simple con unos 16x10cm.
35.
A pocos metros de la anterior, en el Adarve del Padre Rosalío, en uno de los
lienzos de la muralla, a tan solo 65 cm del suelo, encontramos una muy
deteriorada cruz con forma de calvario con base circular de 19x13cm. La base no
es un círculo perfecto y tiene 9cm de diámetro mayor. Al situarse en una roca
de granito muy grueso, fácilmente disgregable y, sobre todo, en un lugar que
sirve habitualmente de aparcamiento de coches, ha sufrido muchos golpes y
rozaduras de parachoques que han hecho que se encuentre muy deteriorada y
desdibujada.
36.
En una puerta fuera de uso, que sirve de acceso a la cafetería del actual
establecimiento de hostelería situado en el Palacio de los Marqueses de
Oquendo, en la cantería que forma parte del dintel, a 1,65m del suelo, incisa
con una profundidad entre 3 y 5mm, encontramos este calvario de base triangular
de 7x6cm y una longitud de la base inferior de 3cm. Es poco apreciable por lo
sutil de la incisión y por encontrarse actualmente tapada parcialmente con unos
adornos vegetales que ha dispuesto el establecimiento que regenta dicha
cafetería en la actualidad.
37.
En la famosa Casa del Mono vamos a encontrar dos cruces situadas en la cantería
de la puerta de acceso, en la zona de la derecha. La primera de ellas, la más
fácilmente observable, se sitúa a tan solo 56cm de suelo y se trata de una cruz
latina simple de 13x12cm, situándose el travesaño a 5 cm del límite superior.
38.
Sobre ella y un poco a la derecha, podemos ver otra cruz latina simple bastante
más pequeña y con una incisión más sutil, lo que la hace menos identificable.
En este caso la cruz tiene unas medidas de 7x5cm y por la forma en la que fue
hecha solo es visible en ciertas condiciones de luz actualmente.
39.
En la parte derecha de la cantería que forma la puerta de la famosa Casa del
Sol, observamos una cruz latina simple, grabada con cierta profundidad en la
roca, fácilmente visible y situada a 1,28m del suelo. Tiene unas dimensiones de
12x9cm. Tiene la particularidad de no poseer un segmento horizontal
perpendicular, sino que los brazos se han grabado de forma independiente y con
cierta angulación respecto a la vertical.
40.
En el solar de los Ulloa, en la Plaza de San Mateo, en lo que actualmente es la
Escuela de Bellas Artes “Eulogio Blasco” encontramos otra cruz de las que
aparecen en la cantería de la puerta de las casas, en este caso en las traseras
del acceso actual, en la Calle de San Pablo y en una puerta cegada pero
perfectamente identificable. A medio metro del suelo encontramos esta cruz
latina simple, grabada con una gran profundidad y de 12x8cm. La manera con la
que fue hecha con surco profundo y ancho, hace que sea visible en cualquier
momento del año y en casi cualquier condición de luz, siendo de las más
patentes que aparecen en este trabajo.
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Imagen 5. Cruces de la 41-48 |
41.
En el dintel izquierdo de la puerta (si miramos hacia dentro del palacio) del
Palacio de Los Golfines de Arriba, encontramos dos cruces perfectamente
talladas, en esta ocasión no por manos inexpertas, sino por alguien con mucha
pericia que consiguió un gran trabajo con estos dos calvarios de base circular.
El situado más arriba tiene unas dimensiones de 20x10cm, con una base de 6cm de
diámetro. La profundidad del grabado es de medio centímetro aproximadamente y
se sitúa a 1,30m del suelo
42.
Por debajo de ella otra con unas dimensiones ligeramente inferiores, 16x9cm,
con una profundidad similar y a tan solo 70cm del suelo.
43.
En el Palacio de los Golfines de Abajo, en la Cuesta del Marqués, frente a la
Casa Museo Árabe Yusuf al Burch, y en lo que hoy es una puerta lateral,
encontramos curiosamente, al igual que en la de sus parientes “de arriba”, dos
calvarios de base circular en el dintel izquierdo. El superior, en mucho peor
estado que su compañero, está a 85cm del suelo y tiene unas medidas de 15x6cm
con un diámetro de base de 9cm. Da la sensación de que ha sido picado, porque
su estado de conservación es bastante malo.
44.
Por debajo del anterior, a 25cm del suelo, otro calvario de 15x6cm y con una
base circular de 8cm de diámetro.
45.
En el dintel izquierdo de la puerta principal del Palacio de Godoy, incisa a
navaja encontramos una cruz latina flordelisada que solo es visible en ciertas
condiciones de luz. A más de 1,6m del suelo, tiene unas dimensiones de 16x7cm y
la anchura del adorno en forma de flor de lis es de 3cm. Dicho adorno parece no
existir en la zona inferior, lo que también nos recordaría a la cruz en forma
de espada de la Orden de los Fratres de Cáceres.
46.
Las tres siguientes cruces forman parte del monograma de Cristo, el IHS, donde
a la H se le añade una cruz que corona el conjunto. Todas ellas se encuentran
en la jamba derecha de la puerta de entrada del Palacio de Mayoralgo, en la
Plaza de Santa María y tienen unas dimensiones parecidas: 16x15cm.
47.
Por debajo otro monograma
48.
Este se encuentra casi desdibujado, aunque se puede intuir parte de la silueta
en la parte inferior del conjunto.
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Imagen 6. Cruces de la 49-56 |
49.
En el propio palacio de Mayoralgo, pero en la fachada principal, ya no en los
sillares que forman la puerta, encontramos otras dos cruces. La primera de
ellas a unos dos metros a la izquierda de la portada, a unos 70cm del suelo,
una cruz latina de base recta de 12x6cm y 5cm de base. Quizá por la erosión, o
por los daños sufridos en el palacio en los bombardeos que sufrió en 1937, la
mitad derecha del segmento horizontal es casi inapreciable o inexistente.
50.
A la derecha, y un poco por debajo de la anterior, aparece este calvario de
base triangular muy desdibujado. Fue grabado a 75cm del suelo y tiene unas
medidas de 13x6cm incluyendo los 5cm de altura del calvario, que tiene una
anchura de 6cm.
51.
En la fachada del Palacio de Godoy, a unos metros a la izquierda de la puerta,
a 83cm del suelo, encontramos este deteriorado calvario de base circular de
18x12cm y una base de 6cm de diámetro. Los brazos aparecen parcialmente
angulados.
52.
En el portalón contigua a la Casa Mudéjar, en la cuesta de Aldana, encontramos
sobre el dintel, con una medida de más de medio metro de alto por unos 20cm de
ancho, esta gran cruz realizada con cal, la única de estas características
incluida en este trabajo.
53.
En la calle ancha, en una fachada lateral de la Casa de Lorenzo de Ulloa aparece
esta cruz perfectamente tallada con ángulos rectos y que aparece invertida. Es
una cruz latina situada a 2.3m metros de altura y con un tamaño aproximado de
23x12cm. La profundidad del grabado ronda los 0,8cm. Esta cruz aparece
invertida, pero por su ubicación y la historia de la casa, nos inclinamos a
pensar que su posición se debe a una reutilización de la cantería sin tener en
cuenta la orientación de dicha cruz.
54.
En el Adarve Obispo Álvarez, en el lateral del Palacio Toledo Moctezuma, vamos
a encontrar tres cruces. La primera que vamos a describir se sitúa a tan solo
10cm del suelo y se encuentra bastante deteriorada. Se trata de un calvario de
base circular. Tiene una longitud total de 12cm, mientras que el travesaño
tiene 9cm y la base circular 3cm de diámetro.
55.
A la izquierda de la anterior encontramos dos calvarios de base triangular. El
primero de ellos está situado a 1,2m del suelo y tiene unas medidas de 16x10cm,
siendo 5cm la altura de la base.
56. A su derecha, y casi superponiéndose, otro calvario con una base muchísimo mayor, aunque en conjunto mide 12x9cm. En ambos casos el grabado es solo visible en ciertas condiciones de luz y su observación es dificultosa si no se aprovecha la idónea luz incisa.
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Imagen 7. Cruces de la 57-63 |
57.
Esta cruz latina con base recta se encuentra en la fachada lateral del Palacio
de los Becerra, en la Calle del Mono. Se sitúa a 1,5m del suelo y su patibulum
mide 10cm, mientras que el stipes 17cm. La base tiene 7cm de longitud, y
aunque en conjunto el grabado es bastante profundo, no resulta fácil su
observación en según qué condiciones de luz.
58.
En la cuesta de Aldana, frente al callejón, en la fachada lateral de un
establecimiento de hostelería, encontramos esta pequeña cruz latina de base
recta junto a lo que parece un raspado de la letra A. Se encuentra a poco más
de un metro del suelo y tiene unas medidas de 9x7cm, no llegando la base a 5cm.
59.
Las dos siguientes cruces son similares y se encuentran en la misma calle, el
Adarve del Padre Rosalío. Ambas se encuentran a más de 5m de altura y se han
hecho sobre el material usado en la mampostería que se encuentran. Debido a la
altura no he podido tomar medidas, pero son de gran tamaño y son muy visibles
desde el suelo. La primera de ellas se encuentra frente a las puertas inmersas
en la muralla y que tienen el número 6.
60.
La siguiente tiene una ubicación parecida, pero en las traseras del Palacio de
los Golfines de Arriba. El grabado es mucho más sutil y su identificación se
hace algo más complicada. Se trata en esta ocasión de una cruz latina de base
recta, que como en el caso anterior, no he podido medir por su ubicación.
61.
Las dos siguientes cruces se encuentran en lateral de la Casa de los Saavedra o
la Torre de Sande, frente a la capilla bautismal de la iglesia de San Mateo. Se
trata de dos cruces griegas grabadas con bastante profundidad. La situada más a
la izquierda es ligeramente inferior, teniendo unos 7x7cm, mientras que la que
está ubicada por debajo y a la derecha tiene unas medidas de 9x9cm
aproximadamente.
62.
Descrita en el punto anterior. Que ambas aparezcan en el mismo sillar nos hace
descartar su función como marca de cantero.
63.
Esta cruz se encuentra en la sillería que hace de esquina entre una de las
casas situada en la Cuesta de Aldana y un pequeño callejón sin salida,
actualmente cerrado por una verja. Se encuentra a 80cm del suelo y se trata de
un calvario con base semicircular, el conjunto tiene 18cm, 7 de ellos
correspondientes al túmulo. El travesaño tiene una longitud de 9cm. Debido a la
ubicación y el tipo de granito de grano grueso sobre la que se talló, su estado
es bastante malo, aunque se distingue en casi cualquier condición de luz.
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Imagen 8. Cruces de la 64-67 |
64. En la Cuesta de Aldana, en la esquina con
la Calle Condes, encontramos este calvario con base triangular a un metro del
suelo aproximadamente. La base tiene una anchura de 3m y se encuentra
parcialmente tapada por lo que parece cemento. El conjunto tiene unas
dimensiones de 10x7cm. Tiene una particularidad, que ya hemos visto con otros
ejemplos, y es que los brazos aparecen parcialmente angulados respecto a la
horizontal.
65. En el Palacio de Carvajal, en la Calle
Tiendas, en la esquina con la Calle de la Amargura aparece esta cruz, un tanto
peculiar porque parece tumbada, ya que el segmento horizontal es mayor que el
vertical, siendo de 10cm de ancho por 8 de alto. Esto puede haberse dado por
diversos motivos como que es un reaprovechamiento del sillar y no se respetó la
orientación de la cruz, o que ésta ha sufrido algún daño o modificación
posterior que le ha dado el aspecto actual. Se halla a 1,2m del suelo.
66. En el Palacio de Camarena, en la Calle
General Ezponda, en la esquina con Santo Domingo, a 70cm del suelo, podemos
encontrar esta cruz tumularia, es un Calvario de base semicircular de una
altura de 22cm, de los que 12 corresponden a la base. El travesaño tiene 12cm.
Se observa fácilmente por lo profundo y ancho del grabado.
67. En la Torre de los Espaderos, en La Calle
Adarve Obispo Álvarez, en la esquina con la Calle Tiendas, aparece esta cruz
ancorada, la única de todas las encontradas y descritas en este trabajo. La
parte inferior es rematada con forma de ancla y los 3 extremos superiores con
tres marcadas cazoletas. Se encuentra a un metro del suelo, tiene 20cm de alto
y la anchura del “ancla” es de 15cm, mientras que la del travesaño es de 14cm.
4.2.
POSIBLES FUNCIONES DE LAS CRUCES GRABADAS EN EL ESPACIO URBANO Y DOMÉSTICO.
Está
documentado desde los orígenes del cristianismo el papel de la Cruz con
funciones apotropaicas y su uso en las casas molinos, cobertizos, corrales...
para buscar su protección[8]. La cruz tratada como un “detente”
o un “espantabrujas” contra todo tipo de males, desde los más “sobrenaturales”
a los más mundanos. Ejemplos tenemos en la cultura extremeña contra las
posesiones como explica Publio Hurtado[9] al contarnos la historia Inés
Panduro que vivió en Cáceres a mediados del siglo XVIII junto a su marido
Lesmes, un herrero que tenía su taller al lado del Postigo de Santa Ana y a la
que de pronto "coláronse los malignos" en el cuerpo y a la que
la simple vista de la Cruz "le crispaba los nervios”, o como en
Barcarrota para saber si alguien estaba "hechizado" se entraba a la
habitación con una cruz en el bolsillo y si en ese momento reaccionaba era
prueba de su posesión. También se usaba contra enfermedades como los herpes; en
Higuera la Real se hacía con los índices unidos 12 veces el símbolo de la cruz
sobre el paciente mientras se repetía “bicho corto, corto bicho, bicho corto,
corto bicho", y en otras zonas de Extremadura se escribía sobre las marcas
de la enfermedad "Jesús, María, la culebra se perdía" mientras se
completaba el proceso dibujando cruces sobre la piel del enfermo.
La
Cruz también estaba presente en lo cotidiano, es conocida la costumbre de
grabar una cruz con navaja en la masa del pan antes de hornearlo o como también
se ponía en los días de tormenta, bajo los huevos que se destinaban a ser
incubados, clavos en forma de cruz para que no se echaran a perder. Es indudable que la cruz es un símbolo usado
no solo en lo litúrgico, sino que formaba (y forma) parte de las creencias, costumbres
y supersticiones más profundas y cotidianas del pueblo y eso queda reflejado no
solo en la gestualidad, sino en el espacio urbano y doméstico.
En
las casas se situaban las cruces en las puertas, fachadas, portones ventanas,
chimeneas... porque son las zonas por las que la tradición dice que puede
entrar el mal en el hogar. Tenemos ejemplo de este tipo de cruces en palacios
como el de los Golfines, Mayoralgo, Casa del Sol o Casa del Mono, aunque llama
la atención que la tipología que encontramos en todas ellas es muy
variada. Destacaremos por su
singularidad la cruz flordelisada del palacio de Godoy (Nº45) o Las Cruces con
base circular, en el lado izquierdo de la puerta, de los palacios de los
Golfines de arriba y de abajo (números del 41 al 44). La cruz no solo aparece como símbolo principal,
sino que acompaña otros símbolos tan importantes como el anagrama IHS en el
palacio de Mayoralgo (números 46-48). Este símbolo lleva siglos siendo muy
común, gracias a la difusión que le dieron, entre otros, San Bernardo en el
siglo XI, San Bernardino entre el XIV-XV, San Vicente Ferrer en siglo XV, pero,
sobre todo, gracias a San Ignacio de Loyola que lo adoptó como emblema de la
compañía de Jesús en 1541 que no se limitó a utilizar el monograma IHS tal
cual, sino que lo enriqueció con otros elementos. El monograma lleva, en esta
ocasión, una cruz sobre la H, de esta manera, IHS no hace referencia únicamente
a un nombre, sino que se refiere a la persona y divinidad de Jesucristo.
De
esta manera se guardaban las casas de la entrada de la enfermedad o la miseria,
con cruces que, como vemos, no aparecen solo de la mano de las clases más
desfavorecidas y de manera más o menos espontánea, sino que, como hemos visto
con algunos de los ejemplos anteriores, las cruces fueron grabadas por manos
expertas, aunque otras muchas son fruto de una incisión improvisada y que
posiblemente respondiera a una situación o preocupación principal. Una función
parecida, pero con un concepto más global, debían de tener las grabadas en las
puertas de acceso al recinto amurallado y que se encuentran en el lado derecho
según salimos de él, lo que nos lleva a pensar en que eran usadas para persignarse,
como algunas personas siguen haciendo al salir de casa. En este caso se
trataría de una manera de buscar la protección divina cuando se abandonaba la
seguridad de los muros de la ciudad.
Para
explicar el origen de las cruces grabadas en las fachadas laterales o traseras,
nos tenemos que remontar a lo explicado en el caso de los edificios religiosos
con la idea de evitar el depósito de basuras o inmundicias, o para espantar
algunos actos “indecorosos”.
Llama
muchísimo la atención por ser la única de su tipo en la ciudad, la cruz
ancorada situada en la Torre de los Espaderos (Nº67). Estamos frente a una
cruz-ancla, una cruz marinera o una cruz de San Clemente. Es decir, un ancla al
que se le añade un travesaño superior horizontal para que incluya el símbolo de
la cruz, trazada a base de líneas y cazoletas.
Es
imposible conocer cuándo se grabó ni las razones por las que alguien la hizo en
ese lugar, o incluso si estaba en otro punto y el sillar fue reubicado. Por
eso, simplemente, trataremos de especular sobre estos motivos explicando el uso
que se le ha venido dando a la cruz-ancla a lo largo de los siglos. Realmente
el ancla, por su función de mantener una embarcación fijada en un punto, se ha
usado en el cristianismo como una alegoría de la esperanza de la salvación,
siendo un icono universal de solidez, estabilidad, fidelidad, tranquilidad. Los
propios Doctores de la Iglesia San Agustín y San Juan Crisóstomo, la usaban
como distintivo habitualmente, pero fue mucho antes, los primeros cristianos,
los que la “popularizaron” como enseña de la fe y la esperanza en la
resurrección. La cruz-ancla también se denomina Cruz de San Clemente porque se
convirtió en el emblema de este mártir y líder de la iglesia de Roma en Crimea por
el año 100 d.C.
Existen
únicamente dos calvarios de base semicircular que tienen también en común el
situarse en esquinas o rincones de las calles de la ciudad y que desde hace
algún tiempo se están atribuyendo a la señalización de una muerte trágica en el
lugar y cuyo origen estaría en los frecuentes duelos a espadas que se producían
en los siglos XV y XVI por cualquier motivo, por absurdo que pareciera, y que
terminaban exterminando a un gran número de hombres. Es a partir de la
finalización del Concilio de Trento (1563) cuando distintos reyes de la época
reciben el apoyo de la Iglesia de Roma para que todos los participantes en
duelos, incluidos sus padrinos, quedaran descomulgados:
"Extermínese
enteramente del mundo cristiano la detestable costumbre de los desafíos... Los
que entraren en el desafío, y los que se llaman sus padrinos, incurran en la
pena de excomunión y de la pérdida de todos sus bienes, y en la de infamia
perpetua, y deben ser castigados según los sagrados cánones, como homicidas; y
si muriesen en el mismo desafío, carezcan perpetuamente de sepultura
eclesiástica".
Para
aquellos que morían a duelo no se podían realizar misa, ni se podían enterrar
en camposanto, por lo que las familias buscaron una salida a aquel desprecio, a
aquel olvido y a aquel dolor: colocaban una Cruz Tumularia en el lugar de la
muerte con la esperanza de que aquellos que pasaran frente a ella rezaran por
el alma del difunto y de este modo poder salvar su alma de la condena eterna.
La ubicación y la tipología de la cruz nos llevan a pensar que las situadas en
el Palacio de Camarena (Nº66) y en cuesta de Aldana (Nº67) (quizá también la
presente en la Calle Adarve Padre Rosalío (Nº35)) pudieran tener esta función.
5. CONCLUSIONES
La
cruz es un símbolo que en el ámbito cristiano se encuentra presente en muchos
de los lugares y los momentos por los que transitamos, y aunque perviven
residualmente algunas costumbres y gestos relacionados con la idea de un poder
protector para el que la porta, hemos perdido en las últimas décadas una gran
parte de esas costumbres mágico-religiosas que han formado parte de nuestro
acervo cultural desde hace siglos. De esas creencias permanecen frente a
nosotros, testimonios físicos con un significado perdido, pero al que nos
podemos acercar desde lo antropológico, etnográfico y lo histórico. Durante
mucho tiempo se ha desdeñado el estudio de este tipo de manifestaciones, aunque
por fortuna, cada vez más se pone el foco en estos elementos que se van
perdiendo tanto en lo simbólico como en lo material al haber desaparecido su
significado. El trabajo que ahora termina ha consistido en hacer una importante
labor de campo para encontrar, describir y catalogar un total de 67 cruces
situadas en la Ciudad Antigua de Cáceres y su entorno más próximo para intentar
saber más del “panteón” de creencias de la ciudad y con la intención de
proteger estas pequeñas marcas que forman parte de la intrahistoria de Cáceres
y los cacereños.
Rubén Núñez Quesada
[1] Chevalier,
Diccionario de los símbolos, cit, en n,1 p,362
[2] Denik
Birnau, ad vocem. Enciclopedia de la Religión Católica. Barcelona, Dalmau y
Jover, Vol. II, p. 1302.
[3] Berry,
Wm., Enciclopedia heráldica o Completo Diccionario de Heráldica, 1828/37, 4
vols.
[4] Cruceros
y cruces de término en la provincia de Cáceres. Historia, arte y tradiciones. José
Antonio Ramos y Óscar de San Macario. Editora Regional de Extremadura, Mérida,
2021, 306 págs.
[5] ELIADE,
M (1990): Tratado de historia de las religiones. Ed. Círculo de Lectores.
Barcelona.
[6]
Pedro Javier Cruz Sánchez (2014). Análisis y significado de la cruz en la
cultura popular del occidente salmantino: El Abadengo.
[7] Citado
en FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA, 2003: 45-46.
[8]
Giordano, O., Religiosidad popular en la Alta Edad Media, Madrid, Gredos,
Monografías Históricas.
[9] Publio Hurtado. Supersticiones extremeñas. Anotaciones psico-fisiológicas. Segunda edición 1989
Un trabajo de recopilación sobre el terreno muy necesario en nuestros días y que cubre un vacío en la investigación sobre elementos grabados en la piedra (construcciones).
ResponderEliminarEnhorabuena
Muchísimas gracias Agustín, me alegra que le guste el trabajo a alguien con su conocimiento y viniendo de usted es todo un halago.
EliminarEn la entrada del Parador, a la izquierda hay una que se ve según la luz y creo que podría considerarse tumularia. Estupendo artículo, gracias
ResponderEliminarRicardo gracias por la aportación, iré a buscarla y catalogarla. Creo que tendré que hacer una segunda parte de este artículo. Un saludo
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