He de confesar, como ocurre en numerosas ocasiones, que nunca había sentido curiosidad (por la falta absoluta de información) por la fiesta del Capazo de Torre de Don Miguel, en la cacereña Sierra de Gata. Prácticamente por casualidad, hace unos meses, asistí a la presentación de un libro de Jorge Armestar, con textos de Israel Espino, con las imágenes que este fotógrafo peruano ha ido realizando por diversas fiestas tradicionales de la provincia de Cáceres. Este fotolibro fue editado por Atakama Creatividad Cultural en 2021. Una de las festividades que recoge es la del Capazo de Torre de Don Miguel, y la mezcla de la pasión con la que el fotógrafo hablaba de ella y la fuerza de sus imágenes, me llevaron a planificar en mi agenda ir a conocerla en persona en este 2024.
El Capazo y los actos en honor a la Virgen de Bienvenida, se llevan a cabo el fin de semana posterior al domingo de resurrección, por lo que su fecha no es fija. Los días previos a la fiesta, los mozos y mozas del pueblo suben al monte en busca de un frondoso roble repleto de horcas, que pelan y preparan en mitad de la Plaza de la Localidad frente a la iglesia parroquial, como eje central, aunque actor secundario a la postre, del Rito del Capazo. Esta celebración, arraigada en la historia y la tradición del lugar, fusiona elementos paganos con la fe religiosa en un evento que ha perdurado a través de los siglos.
El Rito del Capazo tiene sus raíces en antiguas prácticas agrícolas y rituales paganos asociados con la fertilidad y la protección de los cultivos. En tiempos remotos, cuando los molinos deshacían las aceitunas y el aceite estaba aún caliente, los molineros tostaban el pan y lo sumergían en el aceite recién prensado, agregando luego el jugo de las naranjas locales. Este acto simbólico, que simbolizaba la unión entre el trabajo humano y la generosidad de la tierra, evolucionó con el tiempo para convertirse en una celebración festiva.
La festividad del Rito del Capazo se celebra el sábado siguiente al Domingo de Resurrección. La preparación para el evento comienza días antes, con la selección de los participantes y la confección de los trajes ceremoniales. El día de la fiesta, los Capaceros, Pacas, Capacerinos y Capacerinas se reúnen en la casa de las monjas para prepararse y emparejarse antes de iniciar la Ruta de las Bodegas, un recorrido por las estrechas calles del pueblo en el que se visitan las bodegas abiertas por los vecinos para ofrecer sus productos locales, como los afamados Caldos de la Sierra. He de confesar que esta parte se ha convertido en tan multitudinaria, que tuve que abandonar el recorrido al poco de comenzar por lo agobiante de la multitud. Quizá sea el aspecto peor organizado y menos atractivo de la fiesta por la creciente afluencia de visitantes ansiosos de beber y comer algo gratis.
La procesión, liderada por el Tamborilero o Muñidor, recorre las calles al ritmo de la música y los cánticos, mientras los participantes danzan y celebran en honor a la llegada de la Virgen al pueblo. La Plaza Mayor se convierte en el epicentro de la celebración, donde tiene lugar el momento culminante del rito. El Camuñas, figura central del evento, es despertado por las mujeres con sus cánticos y bailes, marcando así el inicio de la parte central del ritual alrededor del roble sagrado.
Los Capaceros, portadores de las capacetas, encienden las antorchas y comienzan a lanzarlas al árbol, creando un espectáculo de luz y fuego que ilumina la noche. Este acto simboliza la purificación y la renovación, así como la comunión entre lo divino y lo terrenal. La ceremonia culmina con la entrega de las velas del fuego purificador a la Iglesia, donde son depositadas a los pies de la Virgen en un gesto de devoción y gratitud.
El Rito del Capazo es más que una simple festividad; es un vínculo entre el pasado y el presente, entre lo pagano y lo religioso. A través de sus rituales y tradiciones, los habitantes de Torre de Don Miguel honran sus raíces y celebran la conexión con la tierra y lo divino. En un mundo cada vez más moderno y cambiante, eventos como este nos recuerdan la importancia de preservar nuestras tradiciones y valores más profundos, constituyendo un tesoro cultural que sigue vivo en el corazón y el alma de la comunidad.
A través de sus rituales y celebraciones, los lugareños mantienen viva la memoria de sus antepasados y fortalecen los lazos que los unen como pueblo y donde los forasteros somos acogidos con cariño y cuidado. Desde que llegué a Torre de Don Miguel, diferentes vecinos y vecinas se dedicaron a acompañarme, enseñarme las riquezas de su pueblo consiguiendo que me sintiera acogido como en ninguna otra fiesta popular a la que haya asistido nunca, por eso he querido compartirla con vosotros, Al Detalle.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Alma y memoria. Provincia de Cáceres. Jorge Armestar. Editorial: ATAKAMA CREATIVIDAD. Año de edición: 2021
La fiesta del Capazo en Torre de don Miguel (Cáceres). Entre la patrimonialización y la reivindicación de una fiesta reinventada. Raquel Sánchez Navarro. Máster en Antropología, Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla. Trabajo de Fin Máster, curso 2019-2020
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