Llega el tiempo de de DON CARNAL y en Cáceres lo hacemos con una de las fiestas más tradicionales de la ciudad: la Fiesta de las Lavanderas o Del Febrero. Las antiguas lavanderas de la ciudad hacían un pelele con ropas viejas y paja y lo montaban en un burro mientras pedían por las casas para hacer una fiesta donde no faltaban el aguardiente y los dulces. En esa fiesta "El Febrero" representado por el pelele, era condenado a la hoguera por el trato que le había dado a estas trabajadoras que sufrían las inclemencias de este mes tan frío. Entre risas y canciones, los coquillos y el aguardiente se acababan, al igual que lo hizo la tradición. Afortunadamente hace unos años la Universidad Popular rescató la fiesta para que no se perdiera.
Cuando uno viaja se encuentra lugares y rincones misteriosos, con leyendas truculentas, fantasmas del pasado, apariciones nocturnas o viejos cementerios que desatan historias muy atractivas para el turismo. Pues aquí en nuestro Cáceres, aunque casi nadie lo conoce, tenemos un callejón cuyos muros están plagados de huesos posiblemente humanos y que pasan inadvertidos a los visitantes. Es cierto que existen por el mundo capillas construidas con huesos, como ocurre con la " Capela dos Ossos " de Évora, no muy lejos de aquí. Hay otras en Austria, en Italia, la República Checa, o en el mismo Cáceres, donde hay una sacristía cuyo suelo está formado por huesos de cordero que ya os enseñaré otro día. Pero en este caso no hablamos de una construcción con huesos, sino que entre los materiales usados para la construcción de un muro aparecen numerosos fragmentos de huesos. Desde la cuesta de la Compañía, que une la plaza de San Jorge con la de San Mateo, parte un pequeño calle
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