Quizá no llame demasiado la atención, es un edificio austero,
con una puerta humilde,sin apenas decoración y aunque situada en una calle y
una plaza a las que da nombre, se ve eclipsada por la monumentalidad del
convento de “Las Claras”. El origen de esta ermita es incierto y aunque en una
gran parte de la bibliografía se habla de una primera función como hospital entre los siglos XIII y XIV, la
verdad es que no hay prueba arqueológica ni documental de ello. La primera
mención escrita que encontramos sobre la ermita, que entonces se denominaba
iglesia de Santa María de los Caballeros, procede de las ordenanzas de la
cofradía del mismo nombre, fundada el 2 de septiembre de 1470. Podemos
considerar, sin duda alguna, que del conjunto de la ermita sus partes más
antiguas se corresponden con la cabecera del ábside y los primeros tramos de la
nave. Suponemos que en origen la nave principal poseería una cubierta a dos
aguas, con techumbre de madera y tejas, como era habitual en muchas ermitas e
iglesias pequeñas. Su sustitución por el actual sistema de bóvedas de crucería
sostenidas por arcos fajones, seguramente se llevó a cabo coincidiendo con
alguna de las obras de restauración.
La ermita es de planta rectangular de una única nave y con ábside poligonal de cinco lados. Estuvo durante siglos exenta, aunque poco a poco se fue rodeando de casas. La
puerta de entrada actual se abrió en el siglo XVIII, se considera que debió de tener
dos entradas originalmente, una se conserva y sería la entrada a la sacristía y la otra
debería de situarse a la cabecera en la que ahora se encuentra adosada una casa
de dos plantas de estilo típico popular, en cuyo muro medianero se observan los
restos de una espadaña que se situaría sobre esa entrada principal. Actualmente posee otra que aloja una pequeña campana.
Sobre la
actual puerta una hornacina de granito con columnillas y moldura, se remata con
una pilastra sobre la que descansa una esfera también de granito, en su parte
interior superior podemos ver claramente representado un sol. Actualmente acoge
una imagen de la Virgen realizada entre los años sesenta y setenta del pasado
siglo por el escultor Pepe de Arganda, del que ya os hablaré con más
detenimiento. A la derecha de la puerta una pequeña, estrecha y alargada
ventana a modo de aspillera.
En las obras de restauración que se le realizó en el año
2010 salieron a la luz varios elementos, uno de ellos en un lateral del ábside:
un archivo para limosnas hecho de granito y empotrado en el muro. Es casi
idéntico a uno que se ha colocado a modo ornamental en el lateral del Palacio
de Mayoralgo. En el paramente NE también del ábside se ve un medallón de piedra
con las letras A y M correspondientes a la salutación AVE MARÍA.
En la parte posterior del ábside quizá se encuentra el
elemento más interesante de los rescatados en las obras del 2010, la ventana
original de la sacristía rodeada de esgrafiados geométricos y vegetales. Esta
ventana es cuadrada formada por cuatro sillares. En el que sirve como dintel
podemos leer una fecha: 1672, correspondiente a una de las reformas, mientras
que el alféizar aparece:
CHRISTVS PRO NO-
BIS FLAGELLATVS
Este lema en latín se identifica con el segundo de los
misterios dolorosos del Santo Rosario (Mt. 27, 26; Mc. 15, 6-15; Jn. 19, 1) y
es posible que formara parte de un circuito que discurría por los alrededores
de la ermita, con otras inscripciones similares en soportes que no se
conservaron.
Espero que con este artículo, al pasar por delante de la ermita de la Soledad, la miréis con otros ojos y busquéis en sus DETALLES la historia que nos quiere contar.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
La ermita cacereña de Nuestra Señora de la Soledad, también conocida como Santa María de los Caballeros. ANTONIO RODRÍGUEZ GONZÁLEZ (arqueólogo)Y ÁNGEL NISO RUIZ (arquitecto)
Qué se sabe del escudo?
ResponderEliminarHola Pablo, gracias por comentar. Que yo recuerde en el exterior no hay ningún escudo, solo el medallón con el AVE MARÍA, pero nada más. Un saludo.
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