Una de las
cosas que más me fascinan de los paseos por la ciudad antigua, es la de
imaginar por qué, cuándo y para qué se cegaron las innumerables puertas y
ventanas que ahora vemos tapiadas. Hoy os voy a mostrar dos puertas de
gran importancia en la historia de la ciudad, las puertas de entrada a dos de
los conventos más emblemáticos y antiguos de Cáceres. Ambos nacieron como
beaterio para convertirse en convento de clausura años más tarde. Las
congregaciones mendicantes tuvieron una implantación tardía entre nuestros
muros por orden explícita de los Fueros otorgados por Alfonso IX, pero poco a
poco, por supuestos milagros, permisos papales y y favores del obispado, terminaron
por instalarse aunque mucho más tarde que en otras ciudades del reino.
CONVENTO SANTA MARÍA DE JESÚS
Lo que hoy
es el edificio de la Diputación de Cáceres, junto a la concatedral, albergó el
convento de Santa María de Jesús del que ya se tiene constancia como beaterio
en el año 1404, aunque de pequeñas dimensiones. En el año 1434 y gracias a las
órdenes testamentarias de Dña. Beatriz García, se adquieren numerosos inmuebles
que formarían el núcleo del futuro convento. Estas propiedades se situaban a
los pies de la iglesia de Santa María, colindantes con el antiguo cementerio. La
segunda ampliación que conocemos es de finales del siglo XV, de 1493, momento
en el que se realiza un nuevo templo que sustituyó a la primera iglesia que se
localizaba en el interior del recinto conventual. El nuevo edificio se situó a
los pies de la iglesia parroquial de Santa María, separados por una pequeña
plazoleta, y junto a la casa de los Golfines, quienes patrocinarán la nueva
construcción al convertirla en su panteón. En el último cuarto del siglo XVI
el conjunto conventual aumentaría al pasar a ser de su propiedad las casas
principales de una de las familias presentes en Cáceres tras la conquista, los
Ulloa. En una crónica del siglo XVII se dice al respecto: “Las casas principales de Lorenzo de Ulloa, y las de su padre Hernan
Perez, son en la colacion de santa Maria, y hoy estan incluidas en el convento
de Jesŭs, donde se ven en una torre las armas de los Ulloa, y Carvajales”.
¿Pero cuándo pasó el beaterio a ser convento? Concretamente en el año 1478
cuando reciben la Regla de San Jerónimo por D. Fray Juan de Ortega, el Obispo
de Coria. A partir de estos momentos la comunidad comienza a ampliar
notablemente su patrimonio. Será por tanto a finales del siglo XV cuando los
jerónimos se introducen en la ciudad de Cáceres. Se trata de una Orden española
que entonces contaba con tan sólo un siglo de existencia pero que en esos años
estaba viviendo su siglo de oro, con multitud de fundaciones y con el notable
aumento de su patrimonio, siendo especialmente protegida por la monarquía y por
la nobleza. Pero realmente hemos de interpretar la fundación cacereña como el
resultado de la intervención episcopal, desde el instante en que será el mismo
obispo cauriense, perteneciente a la Orden de San Jerónimo, quien dé la regla
al monasterio.
Con la desamortización desapareció la capilla y el convento fue cedido para escuela de párvulos. Posteriormente, en la sesión extraordinaria del 16 de agosto de 1866, el Ayuntamiento cede lo que había sido el edificio conventual de Jesús a la Diputación. Al tener que acondicionarse a una nueva función se efectuaron numerosas reformas, hay datos de obras en el edificio fechadas en 1871, continuándose las remodelaciones hasta hoy, por lo que sólo nos ha llegado algún DETALLE de lo que fue el antiguo convento.
En la
calle de la amargura hay varias puertas que daban acceso al convento pero nos
centraremos en las dos tapiadas. Subiendo desde el Adarve vemos varias
portadas, la primera, una pequeña de medio punto sin dovelas, sin demasiado
interés., y más tarde la que más me gusta de todas, arquitrabada, con ménsulas,
decoraciones incisivas y dos escudos deslascados sobre el dintel. Sobre la
misma hay una ventana con un hermoso arco rebajado con la misma decoración que
la puerta. Y más arriba, con arco de medio punto con pequeñas dovelas, y en
actual uso, la que se cree que era la entrada original a la portería del
convento, justo en frente de la calle de la Gloria.
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