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DESDICIÉNDOME I. LA VERDADERA AUTORÍA DE LA REJA DE LA IGLESIA DE SANTIAGO

Hace ya unos años publiqué una entrada dedicada a la chimenea de la Iglesia de Santiago, y en ella incluía una referencia a la preciosa reja que podemos ver en su interior, atribuyéndola al rejero Francisco Núñez y realizada en Peñaranda. Meses después, uno de los lectores del blog, Carlos Temerario, me indicó que estaba equivocado y me puso sobre la pista de un artículo titulado: Puntualizaciones documentales y nuevas noticias sobre la reja de la Parroquia de Santiago (Cáceres), escrito por Florencio-Javier García Mogollón.

¿De dónde vino el error? Nos tenemos que remontar al Diccionario de Pascual Madoz, del año 1846, en el que podemos leer sobre la Iglesia de Santiago:

“su capilla mayor está dividida por una escótente verja de hierro pintada y con adornos dorados, en la cual se halla un crucifijo y varios medallones de bastante mérito por ser de la m i s m a materia; fue construida por Francisco Nuñez, maestro cerragero en el año de 1 5 0 3 , y traída desde Peñaranda por Pedro González Noble”

A partir de ese momento, sin volverse a revisar las fuentes primarias, el dato se fue replicando de libro a libro y de blog a blog hasta nuestros días. Gracias a la investigación de García Mogollón, y los documentos descubiertos, podemos saber la verdadera autoría de la reja, el lugar dónde se hizo y algunos otros Detalles de interés, aunque antes de esto, ya gracias a un artículo publicado en 1966 por García Chico sobre rejeros castellanos, ya se sabía que el verdadero autor de la reja de Santiago se llamaba Francisco Martínez, natural de Valladolid, apuntando, además, que falleció en junio de 1564, antes de la entrega del encargo, quedando comprometido su yerno, Antonio de Molina, a asentar la reja en Cáceres que ya había acabado su suegro.

Hasta el 22 de diciembre de 1563 no llega la obra a la ciudad, siendo transportada por los carreteros Cristóbal Barnero, vecino de Peñaranda y Pedro González Noble. El primero, Cristóbal, lleva la reja desde Valladolid a Peñaranda y ambos la traen a Cáceres. Es aquí donde aparece el segundo error cometido por Madoz en su diccionario. La verja no se hace en Peñaranda, sino que es llevada hasta allí desde Valladolid y después conducida a la iglesia de Santiago.



Y aunque era parte de lo contratado, el fallecimiento del artista hace que la entrega se realice sin acabar el dorado y la policromía. En verano de 1564 se contrata a Diego Muriel Solano, de Trujillo, y a Alonso Rubiales, de Mérida, para realizar este trabajo. A finales de ese año, por fin, está terminada e instalada, justo cuando se cumplía un año de su llegada a la ciudad.


La reja es de estilo renacentista con algunos Detalles de un manierismo avanzado. Está apoyada sobre un zócalo de cantería bastante sencillo. Vemos en los dos entablamentos que la componen roleos vegetales y animales fantásticos. En la crestería vemos medallones con bustos masculinos y femeninos alternos. Tres de los masculinos presentan turbantes y el cuarto armadura y casco. Presidiendo la reja, y repartidos por ella con menor tamaño, escudos del patrocinador de la obra, el Arcediano de Plasencia, Francisco de Carvajal. Vemos también una cartelita manierista que hace referencia a una restauración posterior y en la que podemos leer:

“INITIVM SAPIENTIAE TIMOR DOMINI. AÑO DE 1743”. El temor del Señor es el inicio de la sabiduría.
Y mirando hacia el altar:

“FIDES SINE OPERIBVS MORTVA EST”. La fe sin obras está muerta.




Gracias a la labor, trabajo y esfuerzo de los investigadores, podemos conocer un poco más, y mejor, la historia de nuestra ciudad, por eso he querido desdecirme y contradecirme, en un empeño personal de buscar el máximo rigor y respeto a quienes de verdad dedican parte de su vida a descubrir la historia de Cáceres.

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