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LAS FRESQUERAS DE CÁCERES, AL DETALLE

Ahora que, afortunadamente, están de moda todas las acciones posibles para procurar la eficiencia energética procurando un desarrollo lo más sostenible posible, conviene echar la mirada al atrás para descubrir cómo nuestros antepasados se las ingeniaban para vivir sin corriente eléctrica, por ejemplo.

Muchas personas se plantean, cuando pasean por la parte antigua, la razón por la que, en muchas fachadas en las casas más humildes, hay unas ventanas tan pequeñas que resultan a ojos de alguien del siglo XXI, inútiles. Suelen ser rectangulares y se presentan muy cercanas a otras "ventanas convencionales" o a las puertas. La mayoría no tienen un cristal que las cierre y en muchas ocasiones presentan una malla metálica como única separación con el espacio del interior de la vivienda con la que comunican.


Son la parte externa de un tradicional sistema de refrigeración conocido como fresquera. Son tantos los tipos y variantes que podemos encontrar en nuestra ciudad antigua, que no podemos dar una descripción única de cómo son, pero sí podemos hacer un listado con algunos aspectos que todas tienen en común:
  • Suelen ser pequeños "armaritos" u hornacinas realizadas en los muros de las casas, normalmente cerca de la cocina y que se solían cerrar por una puerta, comúnmente de doble hoja en la zona interior.
  • En su interior se colocaban varias baldas para depositar los alimentos evitando que las inferiores tocasen el suelo.
  • La oquedad rectangular abierta al exterior, como ya hemos dicho, se solía cerrar con una malla metálica.
  • A ser posible se orientaban hacia el norte, y en su defecto al este, porque se buscaba que estuviesen lo más resguardadas posible del sol.






De esta manera, por situarse en una zona fresca, y con la salida al exterior, se permitía la entrada del aire frío y la salida del caliente, lo que favorecía la conservación de los alimentos que en ellos se almacenaban, siendo un sistema eficiente de conservación con el solo uso de los recursos existentes y el ingenio, al menos, durante algunos meses del año, evitando por ejemplo, gracias a la aireación el enranciamiento y contaminación por hongos de muchos de los productos almacenados.


Nuestra parte antigua está plagada de estas "ventanitas" que servían para la aireación y refrigeración a las fresqueras. Algunas se han transformado en ventanas con cristal o rejas, e incluso se han usado para pasar por ellas las salidas de humo de las casas. Sea como fuere, son un testigo mudo de un tiempo pasado, del que muy probablemente deberíamos aprender, por eso os he querido enseñar hoy estas fresqueras, Al Detalle.

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