Hace tiempo os mostraba lo que se conoce como el dolmen de
las Hijadillas I, y en esta ocasión nos asomaremos a ver otro dolmen que está a
muy poca distancia de éste, pero que, por estar mucho más escondido, es menos
conocido y hay menos documentos gráficos disponibles. También se encuentra en
mucho peor estado de conservación. La función atribuida a los dólmenes suele
ser la de sepulcro colectivo, pero también se cree que puede ser una forma de
reclamar un territorio y reforzar la identidad grupal, dada la poca identidad
de los poblados neolíticos en tránsito a los calcoliticos.
Este dolmen con corredor está orientado, como ocurre en el
67,71% de los megalitos alentejanos-extremeños, en el eje este-oeste, con una
pequeña desviación de no más de cinco grados. Poseería una longitud total de
más de 10 metros y una cámara con un diámetro medio de 3 m. Su orientación
corresponde con bastante exactitud a la salida del sol en equinoccios en la
época en la que está datado. Ese día, los rayos solares del amanecer iban
atravesando poco a poco el corredor hasta alcanzar la cámara funeraria. En el día en el que la luz dura lo mismo que
la oscuridad, los rayos del sol atraviesan la parte terrena para llegar a la
zona de enterramiento, en una representación simbólica entre el paso de la vida
a la muerte.
Como decía, se encuentra en mal estado y muchos de sus
ortostatos están caídos o han desaparecido, así como muchas de las piedras del
corredor, aunque queda lo suficiente para hacernos una idea clara de su tamaño
y orientación.
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