En este fin de semana se celebran las XXI Jornadas Europeas de
la Cultura Judía y nuestra ciudad lo hará con visitas guiadas a las dos
juderías de la ciudad el sábado y el domingo. Yo quería por este motivo
mostrar un curioso detalle que suele pasar desapercibido en la judería vieja:
una inscripción en hebreo en una chimenea frente a la Ermita de San Antonio,
pero empecemos primero haciendo un resumen de la presencia judía en la ciudad.
Se desconoce la fecha exacta en la que los judíos se
asientan en Cáceres ya que no poseemos fuentes, ni escritas ni arqueológicas,
que afirmen una presencia judía en época romana. Lo que sí parece seguro, ya
que así se interpreta de la lectura del Fuero de Cáceres de 1229, es que
durante la larga dominación musulmana de la ciudad denominada entonces Hizn
Qazris, los hebreos mantuvieron una presencia, incluso cierta relevancia, en la
sociedad cacereña. El Fuero de Cáceres fue ratificado en 1231 por Fernando III
el Santo, y en él se animaba a los judíos, moros y cristianos a habitar la
ciudad recién reconquistada. En la confirmación de los derechos y prerrogativas
del fuero, el Rey Santo otorgó a Cáceres facultad para organizar y celebrar una
feria a finales de abril y quince días primeros de mayo, mercado en el que
tanto judíos, como moros y cristianos estaban invitados a participar como
repobladores.
El Fuero, de hecho, dedica ocho capítulos a los judíos que
entonces apenas debían de contar con un centenar de vecinos, población que se
debió multiplicar en los dos siglos posteriores. El Fuero de Cáceres, además,
recogía la facultad que tenían los judíos, gracias a la concesión real, de
probar su inocencia jurando sobre la Torá en la sinagoga:
"Et fasta I morabedi iure el iudio per paraula. Et de
morabedi arriba iure por carta. Dentro ena sinagoga teniendo la Torá enos
brazos. Si la Torá non ovieren tengan el libro de los X mandamientos. Et si ita
non fecerit por hy caya"
Los Judíos se asentaron en la Judería Vieja hasta el año
1478 constituyendo una verdadera Aljama, por estar provista de todas las
condiciones legales mínimas para considerarla como tal, es decir, poseedora de
una sinagoga, un cementerio –ubicado a las afueras de la ciudad-, una escuela,
un micvé o baño ritual, una carnicería…, teniendo además privilegios de muy
diversa índole, entre los que destacan el de poder practicar su religión así
como solucionar litigios en esta materia por medio del tribunal rabínico; o el
de resolver por sí mismos asuntos internos relativos a los impuestos y tasas
que podían recaudar.
La comunidad judía de Cáceres aparece descrita como aljama
en 1474, en el Repartimiento hecho a los judíos por el Rabí Jacob Aben Núñez,
el juez mayor de los judíos en tiempos de Enrique IV de Trastámara. El
cuantioso tributo aportado al erario real, 8.200 maravedíes, situaba a la
aljama de Cáceres entre las cinco primeras de Castilla. Los judíos recurrieron
en 1477 a la reina Isabel para pedirle mayor equidad en el reparto de las
cargas municipales, siendo atendida su petición en un momento en el que había
130 familias judías en una población total de 8.000 habitantes.
En 1478 se decide que los judíos deben abandonar la zona
amurallada y concentrarse fuera de la ciudad, constituyendo la Judería Nueva.
Las antiguas casas fueron ocupadas y los cristianos que habitaban en ellas se
encargaron de recordar su cristiandad, siendo en esta zona muy común la
aparición de cruces en los números de las casas o inscripciones dedicadas a
recordar al resto de la población que eran cristianos viejos. En la zona nueva
se levanta una sinagoga en lo que hoy es el Palacio de la Isla. En 1492 los Reyes Católicos expulsaron a los
judíos. En Cáceres apenas se produjo el proceso de conversión, ya que la
mayoría se marchó al cercano Portugal donde serían expulsados sólo dos años
después.
Y hace tiempo os enseñaba lo que quizá sea de los pocos
vestigios verdaderos de los judíos por nuestra ciudad, además del entramado de
las casas, una mezuzá en la Calle San Antonio de la Quebrada. Hoy os quiero
enseñar otro detalle, que aunque con casi total seguridad no es antiguo y debe
responder a una moderna reforma, supone una curiosidad en los paseos por el
barrio judío: la inscripción en hebreo antiguo de un Salmo. Repito, no estoy
diciendo que sea una inscripción antigua en hebreo, sino que es una inscripción
en el hebreo usado en la biblia.
Este salmo lo encontramos en la base de una preciosa
chimenea circular en la calle Barrio de San Antonio, pero nos tenemos que
situar en la plazuela, cerca de la ermita para tener ángulo suficiente para
contemplarla. Cuando la descubrí supuse inmediatamente que era hebreo, pero como
no tengo ningún tipo de conocimiento sobre el tema acudí a un buen amigo,
Aníbal Martín que, entre otras muchas cosas en traductor de árabe y ruso, y
aunque de este tema no controla demasiado, sí me podría poner en la pista de
expertos en el tema. A las pocas horas ya teníamos “veredicto”, se trata del
Salmo 27:4 cuya traducción literal sería “Sólo una cosa he pedido a YAHWEH;
sólo esto buscaré de todo corazón: que yo debo morar en la casa de YAHWEH todos
los días de mi vida, para contemplar la belleza de YAHWEH y para inquirir en su
templo”.
Lo que podemos ver desde el suelo es un fragmento de esta
frase escrito en hebreo:
אַחַת שָׁאַלְתִּי מֵאֵת־יְהוָה אוֹתָהּ אֲבַקֵּשׁ שִׁבְתִּי בְּבֵית־יְהוָה
כָּל־יְמֵי חַיַּי לַחֲזוֹת בְּנֹעַם־יְהוָה וּלְבַקֵּר בְּהֵיכָלוֹ׃
El resto del salmo se encuentra en la parte que no podemos
contemplar desde la calle. ¿Quién realizó este esgrafiado?¿Por qué y cuándo?¿Por qué este Salmo y no otro? Posiblemente nunca lo sabremos, y aunque se trate de un elemento que debe de
ser moderno, no deja de ser un precioso y curioso complemento a la visita a la
judería vieja de Cáceres y por eso hoy os lo he querido mostrar, Al Detalle.
ACTUALIZACIÓN 4 DE SEPTIEMBRE 2020
Ha sido muy rápido poder contestar a las preguntas que nos hacíamos en esta entrada. Ya sabemos quién es el autor de este curioso esgrafiado. Lo realizó D. Agustín Fondón, un gran profesional de la construcción y rehabilitación de viviendas y que ha realizado numerosas, importantes e impecables intervenciones en la parte antigua de nuestra ciudad. En la última rehabilitación de esta casa, hace unos pocos años, y movido por la creencia popular que en ella habitaba el Rabino de la antigua sinagoga, realizó una profunda búsqueda en la biblioteca de algún texto que pudiera encajar en un lugar visible y discreto como la chimenea, y que hiciera referencia de alguna forma a esa supuesta vivienda del rabino. Fue entonces cuando encontró el Salmo 27:4 y con una gran delicadeza y maestría lo plasmó en este precioso esgrafiado que desde ahora, va a formar parte de los paseos y las visitas a la judería vieja de nuestra ciudad. Quería agradecer la colaboración de Juan Manuel Honrado, presidente de la Asociación de Vecinos de la Ciudad Monumental de Cáceres, que en cuanto le pregunté por la casa y la inscripción, se puso en marcha para que todos saliéramos de dudas, y así poder conocer la autoría de este precioso esgrafiado.
Muchas gracias por compartir tus detalles que enriquecen aún más el patrimonio de Cáceres y dan sentido a nuestra historia.
ResponderEliminarMuy interesante! Gracias!
ResponderEliminarBuen detalle. De prisa, voy a ver estas letras....
ResponderEliminarYo estuve ahí y vi bien el esgrafiado en hebrero. Curiosidad que abre sobre la historia del barrio... Interesante ! Gracias.
ResponderEliminarSe puede hacer un intento auténtico para conocer y dar sentido a los tan desconocidos patrimonio y cultura judía. Me refiero a que, sobre letras en hebreo, sería aconsejable consultar con un experto en esta lengua. No debe ser tan difícil, me parece.
ResponderEliminarBuenas tardes, supongo que ha leído la entrada entera y ha visto que se consultó a expertos, se averiguó el significado de las letras y averiguamos también quién y cuándo las hizo... así es que no entiendo bien su comentario. Un saludo
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